Ante la tendencia mundial por establecer políticas macroeconómicas, basadas en un desarrollo sustentable, así como la preocupación por el ritmo de explotación de las fuentes de energía fósiles, cada vez va cobrando más fuerza la búsqueda de alternativas energéticas renovables, en particular a partir del uso de biomasa.
La biomasa, es decir, la materia vegetal utilizada como fuente de energía, se percibe como una alternativa prometedora para sustituir a las energías fósil y nuclear, contaminantes y con riesgos ambientales.
Desde el punto de vista energético, la biomasa se puede aprovechar de dos maneras: quemándola para producir calor o transformándola en combustible para su mejor transporte y almacenamiento.
En este contexto la caña de azúcar es uno de los cultivos que almacena en forma de biomasa la mayor cantidad de la energía disponible en la radiación incidente, al mismo tiempo que dispone de un potencial genético de la cosecha de entre 200 a 300 toneladas por hectárea (ton/ha), muy superior al promedio mundial actual de 60 ton/ha.
La caña de azúcar puede utilizarse como fuente de materias primas para una amplia gama de derivados, algunos de los cuales constituyen alternativas de sustitución de otros productos con impacto ecológico adverso como en el caso del papel, que se obtiene a partir de pulpa de madera.
Esta versatilidad del cultivo ofrece una amplia gama de oportunidades para nuevos negocios, sin embargo para aprovecharla se requiere de apoyo financiero para el impulso de proyectos de investigación, además del apoyo gubernamental, según el Centro de Articulación Agroindustrial del Sur-Sureste, AC.
El tratamiento de los efluentes (aguas residuales y mostos) que mediante la fermentación anaeróbica puede utilizarse para la obtención de energía renovable en forma de biogás; la cachaza como fertilizante o los mostos de las destilerías que al ser reciclados se emplean como abono y alimento animal, forma parte del aprovechamiento de la caña.
De ahí que ante el agotamiento en el corto plazo de los yacimientos de petróleo, la alternativa es producir biocombustibles, lo que se puede conseguir con bagazo de caña de azúcar, entre otros productos naturales.
Proyecto bioenergético
El Colegio de Postgraduados, campus Córdoba, elaboró el proyecto de una planta piloto de producción de biodiesel que propuso a los productores de caña de azúcar de la Confederación Nacional de Propietarios Rurales.
En dicho proyecto se sugiere la utilización del método HTU, donde además del bagazo ofrece la ventaja de disponer de otros biomateriales para la generación de energía: maderas, plantas completas de caña de azúcar, azúcar, efluentes líquidos de la fábrica, residuos de cosechas de café, cítricos y arroz.
Especialistas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), Unidad Irapuato, propusieron a los cañeros invertir en el proyecto científico que tiene como finalidad obtener el genoma de la caña de azúcar, lo que representaría enormes ventajas para el país, el cual tendría un costo de 70 millones 400 mil pesos y se llevaría a cabo en dos años.
Asimismo, ante la marcada tendencia al incremento de la producción de alcohol para combustible automotor en el mundo, incluyendo a países desarrollados como Estados Unidos, Francia y Canadá se propuso a la UNC-CNPR la instalación de una microdestilería con tecnología de punta para producir, de entrada, 540 mil litros de alcohol.
Para la cual se requiere de una inversión de ocho millones 500 mil pesos, recuperable en dos años y medio, y su capacidad de producción se podrá incrementar a partir del tercer año de operación, hasta un millón de litros de alcohol.
En el ámbito de la salud el Cinvestav-Irapuato propuso otro proyecto mediante el cual se pretende transformar la caña de azúcar para biosintetizar fructanos, con la finalidad de abrir nuevos nichos de mercado, principalmente en aquellos que se relacionan con dos terribles enfermedades a escala mundial: obesidad y diabetes; en el que se invertirían cuatro millones de pesos.
¿Qué es la biomasa?
En su definición más amplia, la biomasa es toda la materia orgánica de origen vegetal o animal, incluyendo los materiales procedentes de su transformación natural o artificial. La biomasa natural es la que se produce en la naturaleza sin la intervención humana; mientras que la biomasa residual es la que genera cualquier actividad humana, en los procesos agrícolas, ganaderos y los del propio hombre, tales como basuras y aguas residuales.
La biomasa producida, es la cultivada con el propósito de obtener biomasa transformable en combustible, como es el caso del etanol que se utiliza como carburante.
Fuente: ImagenAgropecuaria.com
