“No le podemos echar la culpa totalmente al maíz. El tema es más complejo, las tortillerías cada vez son más ineficientes, obsoletas y tienen enormes costos de producción, lo cual provoca que suban el precio (de la tortilla) para compensar.”
El tortillero está en una “encrucijada” porque no está logrando la rentabilidad que necesita para salir adelante en su negocio, por lo que requiere apoyo para modernizarse, cumplir con las leyes y ser una industria competitiva para afrontar este tipo de problemas.
Dentro del proceso de producción de tortilla, la integración de todos los otros insumos es superior al del maíz, que sólo representa 1.75 centavos por kilo; el resto, 4.5 pesos, está relacionado con mermas, costos de gas, energía, distribución, donde hay más oportunidades de mejorar porque son ineficaces.
El problema no es nuevo. Desde que se liberó el precio de la tortilla en el año 2005, éste se incrementó en 133 por ciento, mientras la inflación general fue de 66 por ciento.
Cacho Riveiro aseguró que el aumento de 80 centavos no era diferente a años anteriores; hace un año subió 1.50 pesos, y nadie dijo nada; ahora se asocia con otros factores, además ya veíamos las tendencias al alza del precio del maíz.
El directivo de Minsa aseveró que la problemática debe verse en su conjunto, en toda la cadena maíz-tortilla, ya que tenemos que asegurar que el consumidor tenga un producto a precio competitivo.
Debemos buscar, añadió, que el último eslabón de la cadena, que son las tortillerías, donde se genera la mayor parte de los costos, se modernicen y sean más competitivas.
La industria de la tortilla en su conjunto compra dos millones de toneladas de maíz blanco y las importaciones representan menos de 200 mil, por lo que Cacho se preguntó, ¿dónde está el problema?
La situación del precio de la tortilla —argumentó— no es una escasez generada por acaparadores o especulación, sino por demanda, ya que ésta fue mayor por parte del sector pecuario, que usó maíz blanco en lugar de amarillo.
En una plática que sostuvo en el Centro de Investigaciones, Económicas, Sociales y Tecnológicas de la Agroindustria y Agricultura Mundial (CIESTAAM), en la Universidad Autónoma Chapingo, José Cacho expuso que los productores estadounidenses saben que se ha agotado el maíz mexicano y se abrieron los cupos, por lo que suben las bases y especulan.
El precio del maíz en Chicago —indicó— ha aumentado 71 por ciento, adicionalmente el precio de las bases internacionales de maíz blanco se han incrementado 159 por ciento, resultando en un impacto de 64.5 por ciento contra el año anterior, es decir, el precio puesto en molino de la ciudad de México pasó de 2,137 a 3,519 pesos.
El precio nacional ha seguido al precio internacional, con un incremento en el monto pagado al productor de 85 por ciento y un aumento en los servicios de bodegas de 190 pesos por tonelada. Así el precio puesto en molino del Distrito Federal pasó de 1996 a lo que va del año de 2,200 a 3,500 pesos, explicó Cacho.
Minsa es el segundo productor más importante de harina de maíz nixtamalizado en México y en el mundo, donde la empresa participa con 25 por ciento del mercado. Las compras de maíz nacional representan 95 por ciento de sus necesidades.
Fuente: ImagenAgropecuaria.com
