Medio Ambiente

Labranza cero o mínima, máximos beneficios para cultivos

Las técnicas que se aplican desde 1999, son las mismas que utilizaron los labradores de las antiguas culturas precolombinas, y aun nuestros bisabuelos.

Hacia la mitad del siglo pasado se consideraba mejor campesino aquel que mantenía bien barbechados y surcados sus terrenos y que para lograrlo trabajaba de sol a sol. Hoy, ya no es así.

En la actualidad se considera mejor al que preocupado por conservar su parcela alejada de la erosión, así como en elevar su rentabilidad, vuelve a utilizar la técnica de sus antepasados.

Ante la carencia de maquinaría, incluso de una yunta de bueyes que les aligeraran el trabajo, nuestros antepasados practicaban técnicas que en la UACh se retomaron a partir de 1999.

Esas técnicas fueron bautizadas por los investigadores de Chapingo de la siguiente manera: labranza cero de conservación (LCC) y labranza mínima de conservación (LMC).

La labranza cero de conservación tiene la enorme ventaja de no requerir de ninguna labor agrícola, es decir barbecho, surcado, etc., ya que para el control de malezas, antes de la siembra se aplican productos químicos.

Mientras que para la labranza mínima de conservación se aplica un cinceleo antes de la siembra y las malezas también son controladas mediante productos químicos.

En tanto que la labranza convencional requiere de barbecho, rastreo, primera y segunda escardas, y control químico de malezas, lo que evidentemente eleva la inversión y el trabajo.

“La esencia de los sistemas de labranza cero y mínima de conservación es dejar sobre el suelo los residuos de los cultivos anteriores de maíz o de frijol”, señala un documento de la Academia de Ecología de la UACh.

“El cultivo de frijol anterior al de maíz”, agrega la institución, “se cosecha arrancando manualmente las plantas y desgranándolas con una desgranadora mecánica que deja los residuos sobre el terreno.”

Es decir, los residuos tanto de maíz como de frijol deben dejarse sobre el terreno, lo que además de servir de abono al siguiente cultivo, evita la erosión del suelo.

Conviene reiterar que en la labranza convencional el terreno se prepara mediante un barbecho, un rastreo y una cruza con arado y rastra de discos.

Mientras que en la labranza mínima se realiza un cinceleo con arado de cinceles antes de la siembra, en tanto que en labranza cero no se realiza ninguna labor, lo que la hace más rentable.

Tanto la labranza cero como la mínima son amigables con el ambiente, es decir, no lo agraden y, más aún, contribuyen a su conservación, lo que es otro argumento a favor de su uso.


Ventajas de la agroforestería

• Los investigadores de la UACh también promueven la agroforestería como parte esencial en la conservación y mejoramiento del suelo.

• En el altiplano mexicano la agroforestería se practica primordialmente en parcelas con pendiente, donde en la orilla de cada terraza se siembran surcos de árboles frutales y en el interior maíz o frijol.

• La agroforestería, es decir, la agricultura basada en árboles, contribuye a la reducción de la deforestación, conserva la biodiversidad, mantiene la integridad de las cuencas y estabilidad del clima.

• En realidad no hay nada nuevo bajo el cielo, la agroforestería no es otra cosa más que intercalar cultivos de árboles frutales como el durazno, por ejemplo, con maíz o frijol.

• Esta técnica, aunada a los sistemas de labranza mínima y cero, se practica en el Estado de México, Guanajuato, Querétaro, Tlaxcala, Puebla, Morelos y Guerrero, principalmente, pero con base en sus bondades es menester extenderla a todo el territorio nacional.

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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