Orgánicos y Exóticos

Producción de hortalizas y ganado orgánico, una experiencia de éxito

Pro Orgánico es una empresa familiar que inicia operaciones formales a mediados de 2003, al recibir su certificación orgánica para una pequeña huerta de naranjas. Sin tener conocimientos teóricos ni prácticos en operaciones agrícolas, por preferencias personales en relación con la calidad de los alimentos que deseábamos consumir y por la experiencia en la dificultad de hacer negocio con la cosecha, decidimos dejar una carrera profesional de 20 años para arrancar un proyecto que pretende ofrecer a los consumidores de la ciudad alimentos sanos, frescos y de alta calidad y, al mismo tiempo, trata de encontrar un modelo atractivo y rentable para los pequeños productores del campo.

Antes de producir hortalizas, imitamos el trabajo de quienes producen maíz, avena y cebada convencional en la zona. Encontramos que, al igual que con las naranjas, los pequeños productores obtienen ingresos inferiores a cinco mil pesos por hectárea al año.

En 2004 obtuvimos nuestra primera cosecha de hortalizas orgánicas (ajos) y logramos exportar el total de la producción. Este hecho nos animó a comprometernos con el proyecto aún más. Ese mismo año produjimos, en bajo volumen, calabacitas, elotes y cilantro, Esto nos bastó para abrir el mercado en una cadena de autoservicio en Monterrey. Nuestras ventas de lo que obtuvimos en siete hectáreas ese primer año de operación orgánica superaron los 600 mil pesos. Esto es casi 86 mil pesos por hectárea.

Para 2005 decidimos enfocarnos al mercado mexicano, desarrollamos una marca y sus empaques, y sembramos más de 30 productos diferentes. Las ventas en el mercado orgánico en el norte del país, de lo que producimos en ocho hectáreas, superaron los dos millones de pesos.

En 2006 desarrollamos una segunda marca, le vendimos a otra cadena de autoservicio y ampliamos el área de producción a 20 hectáreas. También en este año introdujimos la carne de cordero orgánico a nuestra oferta. Las ventas ascendieron a seis millones de pesos.

Para este año, nos ampliamos hasta 30 hectáreas, construimos una planta de empaque, lo que nos permite venderle ahora a cuatro cadenas de autoservicio y distribuir en el ámbito nacional. Nuestras ventas esperadas superan los 12 millones de pesos.

En 2005 la cadena de tiendas de autoservicio HEB nos entregó el reconocimiento Socio Estratégico, como el mejor proveedor de frutas y verduras en el año. En 2006 Wal-Mart nos nombró el mejor Proveedor en Desarrollo a escala nacional. Ese mismo año se nos otorgó el segundo lugar nacional en el encuentro Experiencias Exitosas organizado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Recursos Hidráulicos, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Hoy producimos hortalizas, corderos, leche, huevos, frutas, forrajes, granos, fertilizantes y plántulas. Todo certificado orgánico. Cada año hemos generado empleos que económicamente han representado alrededor de 30 por ciento de nuestras ventas.

Nuestro caso demuestra que la agricultura orgánica, apoyada por una estrategia de mercado adecuada, es una alternativa para incrementar de manera sustancial los ingresos de los pequeños productores del campo.

Ventajas de producción orgánica

La producción orgánica ofrece a los productores de bajo volumen, una ventaja muy atractiva: aumentar los ingresos al recibir un mejor precio por sus cosechas. Se consigue este beneficio porque:

● Se obtiene un sobreprecio al darle a los consumidores un producto de mucho valor.

● Se reducen y, en algunos casos, se eliminan los intermediarios.

● Se participa en un mercado con mayor conciencia humanitaria y de justicia social.

● Al prescindir de los agroquímicos sintéticos, se reducen los costos.

Mejorar los ingresos no es lo único y seguramente no es el más importante de los provechos que un productor obtiene al abrazar la filosofía orgánica, pero sí es muy visible y atractivo para quienes no conocen esta forma de relacionarse con la tierra y los alimentos que en ella producimos. Hay otras consecuencias trascendentes para quienes trabajamos las tierras de manera orgánica:

A quienes laboran en las parcelas, se les evitan los peligros potenciales que resultan de ser expuestos a agroquímicos.

Se revaloran las tradiciones que forman parte integral de la cultura de muchas comunidades.

Se promueven los esfuerzos en común. En algunos casos, materializados en cooperativas que permiten reducir los costos y elevar la competitividad.

No sólo se preserva, sino se mejora el patrimonio de los campesinos: su tierra.

Se pueden obtener alimentos variados y de alta calidad para el autoconsumo.

Se promueve la permanencia en las zonas rurales y se evita la migración, lo que redunda en un fortalecimiento de las familias.

Se ofrece un mejor trabajo a más miembros de la comunidad.

Se recupera la esperanza de alcanzar niveles dignos de vida actuales y futuros, sin necesidad de abandonar sus raíces.

Para quienes cuentan con parcelas reducidas, aumentar de manera dramática el precio que obtienen por sus cosechas es la única vía a su alcance para mejorar sus ganancias. Para lograr esta vital meta, es necesario que encuentren mercados de nicho para sus productos. Seguro existen otras opciones, pero ninguna está creciendo, ni ofrece tantas otras ventajas adicionales como los alimentos orgánicos. Como el nuestro, hay ya otros casos en México, de comunidades rurales que han elevado de manera significativa sus ingresos y sobre todo sus expectativas de tener un futuro alentador, trabajando sus tierras en la producción de alimentos orgánicos.

Es muy interesante observar cómo, aquellos que por medio de la venta de alimentos orgánicos, ya han salido de la espiral negativa de la baja producción, bajos precios y ahora tienen un nuevo brillo en su mirada. Han recuperado la esperanza y con ella la creatividad para seguir buscando nuevas formas de diferenciar sus productos y obtener mejor remuneración por su trabajo.

El mercado mundial de productos orgánicos, ya por décadas, ha venido creciendo cada año sostenidamente a tasas de dos dígitos. A pesar de que hay indicios de que esta tendencia permanecerá en el futuro próximo, difícilmente dejará de ser una parte menor de la industria total de alimentos. Esta condición de nicho especializado, ofrece condiciones propicias para los productores pequeños que fácilmente pueden ser flexibles y adaptarse para surtir artículos de bajo volumen, pero alto valor.

En un mundo globalizado, en el que la demanda de commodities es cada día mayor y el precio está siempre presionado a la baja, la producción de alimentos orgánicos está demostrando ser una excelente alternativa para mejorar el nivel de vida del productor agrícola de bajo volumen.

El mercado nacional de productos orgánicos en México, ya nació. No sólo eso, sino que en este momento, se puede decir que está en efervescencia. Los pilares en los que descansa el movimiento orgánico en el mundo son dos:

1) Ofrecer productos que no dañen la salud de los consumidores, y

2) Que en su producción se cuide el medio ambiente.

Si queremos cuidar el mercado para que crezca de manera importante y sostenida por muchos años, como lo está haciendo en otros países, el principal riesgo que se debe evitar es no cumplir con las expectativas y los principios que le dan sustento al sector. Todos los actores en el medio tenemos una responsabilidad en asegurar que los alimentos orgánicos que se le ofrecen al público, cumplan cabalmente con los dos ofrecimientos base descritos.

Requerimos que el gobierno nos ayude en la protección de los consumidores y el cuidado del mercado orgánico, asegurando:

1) La elaboración de leyes claras, justas y completas (que abarquen detalladamente todos los aspectos de la producción, almacenamiento, transporte y venta de los productos etiquetados como orgánicos).

2) La supervisión del cumplimiento de las leyes por parte de las certificadoras y por conducto de ellas, de los productores y comercializadores.


Producción orgánica en México

Según datos publicados por Aserca, el valor de la producción total de productos orgánicos en México supera los 270 millones de dólares. Esta cifra viene creciendo a una tasa de 27 por ciento anual. El número de productores es superior a los 130 mil y la superficie dedicada a la producción orgánica ya rebasa las 300 mil hectáreas.

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