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Vestidos de piña

Esta fruta tropical, representa una actividad económica importante debido a la gran cantidad de mano de obra que requiere para su cultivo. En México ocupa una superficie aproximada de 14 mil hectáreas distribuidas principalmente en los estados de Veracruz, Oaxaca, Tabasco y Nayarit. 

El principal uso de este cultivo es la obtención de la fruta para su comercialización, que muchas veces enfrenta problemas de precio, y se deja sin explotar sus hojas, las cuales tienen amplio potencial comercial.

La piña, al cosecharse genera gran cantidad de residuos provenientes de la planta que oscilan entre 80 y 100 toneladas por hectárea; desechos que generalmente no son aprovechados por los productores.

En años recientes, la producción de este fruto en el ámbito nacional ha disminuido su rentabilidad, por lo cual investigadores de la Universidad Autónoma Chapingo (Uach) y del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) buscaron la forma de aprovechar las hojas de la piña como una alternativa para darle valor agregado al cultivo.

Ambas instituciones, apoyadas por la Fundación Produce Veracruz, promueven la extracción de fibra textil a partir de la hoja de la piña para la elaboración de artesanías y prendas de vestir.

Un estudio publicado por la Uach platea que la extracción de fibra a partir de las hojas de la piña es una industria muy antigua en Filipinas -país que ocupa el segundo lugar en producción de piña en el mundo-, y una actividad que genera fuertes ingresos económicos a esa nación.

La cadena fibra-textil-vestido es catalogada por los expertos como uno de los sectores con mayor tradición y dinamismo en la historia de la economía mundial, además de representar la cuarta actividad manufacturera más importante en nuestro país.

Ni muy verde ni madura

Para extraer una fibra textil de calidad, las hojas deben elegirse adecuadamente, ya que no todas sirven para este fin. Cuando las hojas son viejas tienen la característica de ser  duras, debido a su alto contenido de lignina, lo cual no es deseable al elaborar telas para prendas de vestir o para la fabricación de artesanías.

Las hojas muy jóvenes tampoco son aptas para la obtención de fibra textil de buena calidad, debido a que contienen más pectina y celulosas en relación con la cantidad de lignina; por tanto las hojas ideales para la extracción son las que se encuentran en un punto intermedio, pues han demostrado ser las mejores productoras de fibra en Filipinas.

El método de extracción fue diseñado por los investigadores a partir de una mezcla de técnicas utilizadas por los ixtleros del Valle del Mezquital y por los artesanos que trabajan la pita en el estado de Veracruz.

La técnica incluye los siguientes pasos: a)corte de las hojas, b)raspado de la hoja de piña, para lo cual se emplea un “burro” hecho de madera y un trozo de otate, c)separación de la fibra de manera manual, d)peinado de la fibra de manera manual, e)lavado de la fibra, detergente, limón y agua corriente, f) blanqueado de la fibra, exponiéndola al sol g) hilado de la fibra, utilizando el “malacate” diseñado por los ixtleros del Valle del Mezquital, así como su propia técnica.

Una vez que la fibra está hilada, puede ser utilizada en la elaboración de artesanías o  vendida a la industria para la elaboración de prendas de vestir.

En México, la utilización de este subproducto puede ser una buena opción para que los productores de piña amplíen sus posibilidades de trabajo, den valor agregado a su cultivo y vean mejorados sus ingresos.

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