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Captación de agua lluvia, milagro productivo

 

En México, la lluvia juega un papel muy importante en la producción de alimentos y ahora que la política del gobierno es elevar la producción de los mismos, el recurso se vuelve estratégico, afirmó el doctor Manuel Anaya Garduño, investigador del Colegio de Posgraduados (Colpos).

“Podemos tener las mejores intenciones para producir granos y forrajes pero si no manejamos el factor agua no podremos producir, porque el agua es el alimento número uno para los seres vivos”, remarcó.

En entrevista con Imagen Agropecuaria, precisó que en todo el territorio nacional se tiene un promedio anual de lluvia de mil 500 kilómetros cúbicos de agua. Si solo se aprovechara el 3 por ciento de esa cantidad, se podría abastecer a 13 millones de mexicanos que no cuentan con agua potable; dar dos riegos de auxilio a 18 millones de has de temporal; abastecer 50 millones de unidades de producción animal y regar 100 mil has de invernadero.

De acuerdo con el especialista, emplear agua de lluvia en la agricultura mejora el rendimiento de los cultivos. Por ejemplo, si se riega fresa con agua de pozo –la cual tiene muchas sales- produce entre ocho y 10 toneladas por hectárea; pero si se riega con agua de lluvia se duplica la producción a 16 a 20 toneladas, indicó.

Lo anterior se debe a que la fresa es un cultivo sensible a las sales que lleva disueltas el agua de pozo y lo mismo sucede con el jitomate, por ello se recomienda captar agua de lluvia en los techos de los invernaderos, almacenarla y si es posible mezclarla con el agua de pozo en proporciones iguales para reducir el contenido de sales o regar sólo con agua el agua de lluvia para obtener mejores resultados.

Anaya Garduño comentó que en Uruapan, Michoacán también emplean el agua de lluvia para la producción de aguacate. Ahí los productores recolectan la lluvia en “ollas de agua” revestidas con geomembrana de PVC, las cuales permiten dar dos riegos suplementarios a los cultivos, con lo que se mejora su producción notablemente.

Por ello, consideró que las prioridades para el país deberían ser lograr la autosuficiencia en agua y alimentos, pero además establecer la educación ambiental como básica a todos los niveles, para que las personas puedan hacer un buen manejo de los recursos naturales.

Por otro lado, cabría resaltar el problema que representa la falta de agua en la producción de alimentos. Al respecto se sabe que en México sólo existen 6.5 millones de hectáreas -de las 200 millones de has que tiene el país- bajo condiciones de riego. Mientras que aproximadamente 20 millones de has son de temporal, es decir que dependen única y exclusivamente de la lluvia, misma que no siempre satisface las necesidades de los cultivos.

Pero si a ello se agregan las más de 100 millones de has destinadas a la ganadería y las más de 40 millones de has dedicadas a las áreas naturales protegidas, observamos que en México más del 90 por ciento de la producción agrícola, ganadera y forestal, dependen del agua que cae del cielo.

Agua de lluvia embotellada

Después de 30 años de investigación sobre los métodos de captación de agua de lluvia, Anaya Garduño -junto con todo un equipo de trabajo- decidió sistematizar este proceso llegando hasta el método de purificación y embotellamiento, sin escatimar costos y demostrando que es rentable y benéfico en todo sentido.

Así, nació el Centro Internacional de Demostración y Capacitación en Aprovechamiento del Agua de Lluvia (CIDECALLI) del Colpos, donde a través de siete prototipos de cisterna más una planta potabilizadora se demuestra la factibilidad y los beneficios que acarrea el aprovechamiento del agua de las nubes.

Estas cisternas permiten almacenar agua de lluvia suficiente para diversos usos como: el doméstico, cultivo de peces, abrevadero para ganado lechero, riego en invernadero, producción intensiva de conejos, riegos de auxilio y planta purificadora de agua.

El sistema consiste en captar agua de lluvia en los techos, llevándola por medio de tubos hasta una cisterna, la cual previamente ha sido revestida con una geomembrana de PVC (material no tóxico) y cubierta con un techo flotante elaborado del mismo material para evitar su evaporación o contaminación.

En el caso de la planta purificadora, una vez almacenada el agua de lluvia en la cisterna, donde recibe un tratamiento germicida, es impulsada por medio de una bomba hacia tres filtros que apartan los residuos sólidos y quitan olor color y sabor del líquido. Después de este paso, el agua recibe radiación ultravioleta y ozonificación que eliminan completamente los gérmenes o virus, para que finalmente sea envasada en garrafones de 19 litros y botellas de uno y 500 mililitros.

Obtener un garrafón de agua de lluvia purificada sólo cuesta cuatro pesos con 50 centavos, lo que resulta muy barato si consideramos que un litro de agua purificada de marca comercial vale entre 20 y 25 pesos.

De acuerdo con Anaya Garduño, coordinador del CIDECALLI, los prototipos para uso doméstico fueron creados pensando en proveer de agua a las comunidades marginadas de los estados de México, Guerrero, Oaxaca, Veracruz y Michoacán, ya que un sistema de éste tipo no es costoso y puede resolver para siempre su problema de disponibilidad de agua.

Por ejemplo, si en Veracruz – el estado que tiene el mayor número de viviendas sin acceso a agua entubada- tenemos una lluvia de dos mil milímetros anuales, con un techo de 40 m2 podemos captar 80 mil litros de agua que servirían para abastecer una familia de cuatro personas, con cerca de 100 litros diarios por persona durante todo el año. Esta agua una vez almacenada pasaría a un proceso de potabilización y purificación a través de un sistema que no costaría más de 40 mil pesos, con el beneficio de que tendrían agua para siempre”, aseguró Anaya Garduño.

Mientras que un proyecto de éste tipo a nivel comunidad -como ya se hizo en la zona de los mazahua en el Estado de México- requiere de una inversión aproximada de 400 pesos por persona si se considera una población de tres mil a cuatro mil personas, señaló el especialista.

En la actualidad, el CIDECALLI tiene en puerta la aplicación de más proyectos en los estados de Oaxaca y Veracruz; pero además está por empezar líneas de investigación importantes que consisten en enriquecer el agua de lluvia purificada con ácido fólico, para que los niños y las mujeres embarazadas tengan un mejor desarrollo; flúor para prevenir caries dentales y sales minerales que requiere nuestro organismo.

Agua para todos

La solución al problema del agua en la comunidad, la ciudad, la ganadería o la agricultura, proviene del cielo, pero poco o mejor dicho nada se hace para utilizarla. La captación de agua de lluvia es una actividad tan antigua como las civilizaciones, que prácticamente desapareció cuando crecieron las ciudades y se implementaron los sistemas de extracción y distribución del líquido a nivel domiciliario.

Mientras en Singapur -por ley- se capta el agua de lluvia en los techos de las construcciones o en China, Kenia, India, Japón, Tailandia, Estados Unidos, se recolecta para diversos usos, en México nos quejamos de los desastres que ocasiona y la dejamos caer hasta observar cómo se va por las coladeras (si no están tapadas) olvidando que también hay quienes nunca han visto tanta agua junta.

Recibir agua en cantidad y calidad suficientes es un derecho universal para los seres humanos, sin embargo, en muchas partes del mundo esto no sucede. La situación de acceso al agua en nuestro país es preocupante, existen 3.3 millones de viviendas sin agua entubada, ubicadas principalmente en los estados de Veracruz, México, Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Puebla, donde se concentra el 50 por ciento.

Los habitantes de dichas viviendas, distribuidas generalmente en comunidades rurales dispersas, tienen que recurrir al agua de pozos, ríos, lagos o manantiales que en muchas ocasiones están contaminados o sufren un proceso de sobreexplotación, por lo que se exponen a graves problemas de salud. Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), indican que más de 4 mil personas mueren a diario por enfermedades transmitidas por el uso de agua contaminada en países desarrollados y subdesarrollados.

Pero por si queda alguna duda sobre las bondades del cielo, habría que mencionar el caso de las familias campesinas del municipio de Chiquimula de Guatemala, quienes antes de emplear el sistema de captación de agua de lluvia del Colpos, elaboraban las tortillas que consumía toda la ciudad, con agua de mala calidad proveniente de una cañada. Con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas, esta comunidad implementó el proyecto para captar agua de lluvia en los techos de sus casas, lo que permitió dar 600 litros diarios de agua -de buena calidad- a cada familia para la producción de tortillas, comentó el director de CIDECALLI.

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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