Valle de Bravo, Edomex.-La presa de este lugar desluce por su bajo caudal. La ausencia de lluvias en el verano pasado la han llevado a tener su nivel más bajo de los últimos 18 años. Azolve y la extracción permanente para saciar las necesidades de 20 millones de habitantes del Valle de México, quienes cotidianamente desperdician el vital líquido, son causa de que este cuerpo de agua, junto con otras seis presas que abastecen al Sistema Cutzamala, se encuentre en una situación crítica.
Los niveles de las siete presas del Sistema Cutzamala, que surten 25 por ciento del agua del Valle de México, son “peligrosamente bajos”, advierte Efraín Villalón, director general del Organismo de Cuenca de Aguas del Valle de México.
Para explicar el inició de paros técnicos en este sistema –que se realizan del 31 de enero al 2 de febrero y afecta a 10 delegaciones del Distrito Federal y 13 municipios del estado de México–, explica que hubo poca lluvia, el nivel de las presas no se recuperó y hoy se encuentran en promedio al 58.8 por ciento, cuando debería estar en 80 por ciento, es decir, el déficit es del 22 por ciento.
Sobrio y con voz pausada, expresa que el problema es serio, que se toman medidas para disminuir la extracción, pero también debe haber un cambio de actitud y reducir el consumo por habitante en el Valle de México, donde es de 300 litros por persona, mientras que en Monterrey es de 220, y si se compara con Europa el margen es mayor, porque en ese continente es de apenas 180 litros por europeo.
La reducción del 50 por ciento del abastecimiento de agua potable procedente del Sistema Cutzamala al Valle de México es sólo un síntoma del problema estructural de llevar agua a una megaurbe como esta, ya que de la fuentes de abastecimiento se tiene que elevar mil 100 metros para luego hacerla llegar por gravedad a los centros de redistribución. El costo económico tan sólo en electricidad es de mil 700 millones de pesos, precisa Villalón.
Los especialistas consideran que el bajo costo del agua es uno de los factores que influye en el desperdicio de ésta, ya que el metro cúbico de agua que se envía del Sistema Cutzamala es de 7 pesos, pero se paga a 4.2 pesos, es decir, se subsidia.
Abdías Montoya, residente de operaciones del Sistema Cutzamala, subraya que este se encuentra a su máxima capacidad de explotación. Indica que la presa de Valle de Bravo –que está al 68 por ciento de capacidad– lleva 58 años de operación, por lo que estimó entre 20 y 25 por ciento de azolve. Esto reduce su capacidad real.
En un recorrido por la presa Valle de Bravo, Efrén Villalón comenta que para cubrir el déficit del Sistema Cutzamala se requeriría dejar de enviar agua por 110 días, es decir, por más de tres meses.
Fuentes de abastecimiento agotadas
Otro factor que hay que considerar es que las fuentes de abastecimiento de agua al Valle de México se agotan y los problemas sociales generados en las zonas de donde se extrae el agua es de atenderse ya que, lógico, hay protestas de los lugareños, como ya las hubo en Temascaltepec, Estado de México, una de las opciones; otra alternativa que se considera es el Río Tula, Hidalgo.
Villalón considera que debe haber negociaciones con los habitantes de esas zonas, ver sus requerimientos y así poder captar más agua, ya que la población del Valle de México crece al 4 por ciento por año, por lo que en cinco años habrá un 20 por ciento más de habitantes que demanden el vital líquido.
El director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), José Luis Luege Tamargo, ha señalado que se estudian alternativas que son factibles, como el acuífero Tula, donde en un esquema de intercambio de agua, la Ciudad de México entregue agua tratada a los distritos de riego de Hidalgo y a cambio podamos extraer agua de ese acuífero.
En la planta potabilizadora Los Berros, Abdías explica el proceso de potabilización de agua, el control computarizado de la operación del Sistema Cutzamala, habla de los volúmenes cloro y sulfato de amonio que se aplican, de la separación de los lodos, de todo el trabajo que cuesta obtener agua potable para que en la Ciudad de México quizá alguien abrá la llave y, sin consideración, la desperdicie.
