Política Agrícola

Propuestas generales para una política de Estado en el agro

El inesperado y gran incremento de los precios de los alimentos (118 por ciento) a partir de los últimos meses del 2006 y su permanencia pronosticada por organismos internacionales para los próximos 10 años ha puesto nuevamente a la orden del día la discusión y el qué hacer sobre la crisis estructural agrícola y alimentaria que padece México desde 1982 a la fecha; a lo que se suma recientemente la posible escasez de alimentos atribuida a fuertes alzas en la demanda mundial y a recurrentes problemas climatológicos, entre otras razones.

La reducción, durante los últimos 25 años, de la producción per cápita de los principales granos, carnes rojas, leche, producción maderables, entre otros, la balanza comercial agroalimentaria deficitaria en forma permanente, la dependencia alimentaria cada vez mayor del extranjero (35 por ciento del volumen de la demanda) y los porcentajes inaceptables de pobreza en casi todo el campo y en grandes sectores urbanizados, obligan a situar a la problemática agroalimentaria y a la búsqueda de alternativas como una de las acciones de mayor prioridad nacional.

Los principios rectores de la nueva política de Estado para el campo deben ser:

•Soberanía alimentaria;

•Diferenciación por regiones, tipos de productores y sistemas-producto (política de fomento productivo para productores comerciales y política de desarrollo rural con orientación productiva para regiones marginales y de alta marginación;

•Política comercial nacionalista;

•Presupuesto multianual y viable;

•Federalización.

Los productores comerciales deben ser apoyados con una serie de instrumentos de fomento, en la misma forma que lo hacen nuestros socios comerciales. Resaltamos cinco instrumentos estratégicos, diferenciando a los productores donde se favorecerá más a los pequeños agricultores:

1. Política comercial nacionalista;

2. Gran programa de infraestructura;

3. Crédito y seguro a tasas preferenciales;

4. Política de ecocondicionalidad;

5. Programa de investigación, extensión y capacitación.

Propuestas específicas

A continuación se anuncian una serie de acciones y propuestas que han sido instrumentadas o en su caso llevadas a campo o planteadas por la Universidad Autónoma Chapingo y el INIFAP, y que muestran que es viable en corto plazo incrementar la producción de alimentos y sustituir importaciones:

1. En menos de 20 años, Sinaloa pasó de 300 mil toneladas de maíz blanco a más de 4.5 millones de toneladas;

2.Los más de mil100 grupos de los ganaderos organizados en los GAVVATs en Veracruz y en otros estados del país en sólo cinco años, en muchos casos, han incrementado la producción de leche por vaca de 3-4 litros diarios a más de 12 litros con un paquete tecnológico redituable.

3.La producción promedio por hectárea de los principales 16 granos es de 2.67 toneladas, pero la tecnología viable disponible es de 4.1 toneladas por hectárea (t/ha), y con ella podemos lograr la autosuficiencia en granos sin ignorar que es posible incrementar la superficie cultivada de 21 millones a 27 millones de los 30 millones de hectáreas laborables (Turrent, 2006). Además, en 8 estados del sureste se pueden producir en dos ciclos completos de cultivo (promedio nacional 0.7) en 2 millones de ha con pequeñas obras de riego. En estos días, Sinaloa obtiene en riego un promedio superior a 12 t/ha, cuando la media nacional es de sólo 3 t/ha.

4. En caña de azúcar se diseñó una dosis de fertilización en función de la demanda del cultivo a través de un sistema de información geográfica por especialistas de Chapingo. Esto permitió bajar los costos e incrementar los rendimientos en 20 por ciento en todo un ingenio (Ingenio Alianza Popular en SLP). Para generalizar esta tecnología, se requiere un fuerte programa de extensión y capacitación.

5. En la zona citrícola de Veracruz, cuando en naranja el rendimiento promedio por hectárea en suelos de aluvión es de 12 t/ha, se pueden obtener 100 por ciento de incremento en forma generalizada con sólo instrumentar cuatro prácticas; dos ya utilizan los productores (limpia y poda), otra más realizan a veces  (curación de gomosis) y una práctica nueva es la fertilización foliar orgánica o química. También en este caso se requiere un programa oficial de extensión y capacitación.

6. Finalmente, se puede duplicar el hato ganadero bovino en seis años en muchas regiones del país. Para ello se necesita un programa de crédito con tasas de interés del 5 por ciento anual, similar a los que pagan nuestros socios comerciales. Además, se requiere un programa oficial de extensionismo en manejo de potreros y alimentación animal. Lo anterior redundaría en duplicar la producción de carne y leche en dichas regiones, bajo un esquema de tipo extensivo, dejando abierta la vía intensiva que incrementaría aun más la producción de alimentos.

En dicho contexto, el papel del Ejecutivo es fundamental frente a su par, el poder legislativo, pues el llevar a la práctica las Leyes para el campo, el seguimiento de las políticas, su instrumentación, la evaluación, la reorientación y la debida participación democrática de todos los niveles federales, estatales, distritales, municipales y de las organizaciones de productores es lo fundamental para garantizar la viabilidad y la concreción de la nueva estrategia para el campo.

Terminamos con una pregunta central ¿qué limita a los poderes legislativo y ejecutivo para incidir por un nuevo campo? Proponemos diversas opciones para sumar aun mayores esfuerzos de los poderes en la construcción de un nuevo México con un campo próspero, pues sin productores agropecuarios acordes a las necesidades del siglo XXI, el país no será para todos, ni de todos los mexicanos.

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