Biotecnologia

Se extiende contaminación transgénica hacia Veracruz, Yucatán y Guanajuato

Así lo informaron investigadores de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS), al presentar un estudio de presencia de maíz transgénico en México, cuyos resultados, consideraron, son una alerta sobre la urgencia de cancelar el ingreso de nuevos transgenes a los acervos de maíces nativos.

En opinión de la investigadora de biología molecular de la UNAM, Elena Alvárez Buylla, quien coordinó el estudio, este es un momento crucial para el maíz, ya que se dictaminan más de 20 solicitudes de empresas transnacionales, las cuales “no debieran otorgarse ya que ha habido retrocesos en las políticas de bioseguridad en el país, donde no existe supervisión en la materia, especialmente en ese grano”.

Aunque los experimentos se desarrollan en terrenos de poca superficie, 10 metros cuadrados, la contaminación ya es un hecho, agregó.

El maíz transgénico podría estar infiltrándose a lo maíces mexicanos a través de programas del gobierno o el comercio de híbridos sin etiquetado y supervisión de bioseguridad, advirtió la investigadora Alma Piñeyro.

Los descubrimientos respecto a la distribución y frecuencia de los transgenes documentados presentan características que no pueden explicarse sólo por la siembra esporádica de grano importado que algún productor de manera aislada hubiera realizado, explicó.

Los nuevos datos sugieren que los transgenes pudieron haber ingresado al campo mexicano a través de mercados de híbridos comerciales o en semillas híbridas mezcladas con transgénicas y que pudiesen haberse distribuido mediante programas gubernamentales en comunidades campesinas del país, anotó.

Elena Alvárez, destacó que es el caso del programa Kilo por Kilo, que entre 1996 y 2001 formó parte de la Alianza para el Campo. Y una evaluación de este programa por la FAO  sugiere que el programa difundió semilla de dudosa calidad y procedencia.

Esto podría estarse repitiendo en actuales programas, como el Programa de Apoyo a la Cadena Productiva de maíz y frijol (PROMAF) o por los paquetes tecnológicos ofrecidos por los gobiernos federal y estatales. Y es que no se cuenta con un sistema que asegure que los híbridos vendidos o promovidos por el gobierno estén libres de transgenes. Otra fuente de transgenes que deberá descartarse es la importación de maíz a granel desde los Estados Unidos, indicó.

Alvárez Buylla recordó que en 1997 se permitieron siembras experimentales y ahora se trata de repeticiones burdas, que además no dan información científica verdadera sobre lo que va a afectar al sistema agrícola mexicano. Además se trata de siembras con líneas de transgénicos obsoletas y aún cuando hay nuevas tecnologías, esas empresas transnacionales no las usan en México.

A estas firmas, lo que les importa es sólo el lucro y aprovechar las patentes que tienen y que están a punto de caducar en otras naciones donde también han estado usufructuando con maíz y otras semillas transgénicas, apuntó.

Desde hace años priva el interés privado de lucro que se alejan del interés público y del rescate de la ciencia para servir a la humanidad, consideró.

Incluso, en el mundo 95 por ciento de los científicos, tendencia de la que México no es ajeno, realizan investigaciones que adolecen de transparencia porque están ligados a intereses corporativos y no hay un análisis de riesgo riguroso, alertó.

El investigador Antonio Serratos enfatizó que el principio precautorio no se ha venido aplicando, es decir no puede haber autorización de transgénicos mientras no se tenga la certeza científica de que no afectan la biodiversidad y la salud de los humanos.

 

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