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Afecta baja competitividad desarrollo del sector azucarero

¿Qué pasa cuando un subsector no es competitivo y existen oportunidades en los mercados nacional y mundial? Quizá dos posibilidades: al no haber capacidad de inversión por los dueños actuales se incrementa la participación de grupos azucareros mundiales o bien México pasará a ser un país importador neto de edulcorantes.

La anterior es una de las reflexiones que se hacen en el estudio Competitividad de la Industria del Azúcar en México, publicado por FIRA, donde se califica dicha variable con una escala del 1 al 5, donde el primero es el nivel más bajo y el segundo el más alto.

Para el subsector fábrica la calificación de competitividad es de 2.4, es decir baja, en ninguna de las dimensiones analizadas se obtiene competitividad alta. Los mejores resultados están en la evolución del mercado y aspectos de estructura, donde no tiene dependencia de materias primas y productos terminados procedentes del extranjero.

Como pocas industrias en la división de alimentos, bebidas y tabaco, la del azúcar muestra un contracción fuerte en los últimos cinco años, ya que “no se logró prácticamente nada en materia de reducción de costos de producción para hacer viable la opción del mercado externo ni tampoco se ha invertido en tecnología para la diversificación a otros productos que hagan flexible esta industria”, señala el análisis.

Por otra parte, “La dimensión eficiencia impacta fuertemente en los costos de producción, y el subsector fábrica muestra debilidad considerable ya que la infraestructura es vieja y obsoleta tecnológicamente”.

El entorno no es favorece para elevar la competitividad de las fábricas, ya que su situación financiera no es sana, lo que no les da capacidad de endeudamiento para realizar inversiones estratégicas vía crédito.

Los ingenios azucareros en México se caracterizan por tener más de 20 años de antigüedad, el promedio está cerca de los 40 años, lo cual en la práctica significa que ya están depreciados; la implicación que esto tiene es que el nivel tecnológico no es el adecuado, las nuevas inversiones que las empresas realizan para sustituir equipos nos son suficientes para lograr la eficiencia necesaria así como un buen balance de materia y energía; además, los costos por mantenimiento anual son elevados.

La dimensión competitiva más crítica es el dinamismo pues se observa contracción en número de ingenios, en disminución de la capacidad productiva de alcohol y de refinación de azúcar.

“Parecería que esta industria está en decadencia pues en el año 2000 operaron 60 ingenios y en la reciente zafra 2008-2009 sólo 54; sin embargo, aún existe subutilización de capacidad instalada”, apunta el documento.

El dinamismo es la dimensión competitiva más débil del subsector fábrica, aspecto que muestra las dificultades para incrementar su participación en el mercado de los edulcorantes. 

La producción de azúcar en las últimas cinco zafras tiene una tasa media de crecimiento anual negativa (-3,8 por ciento), lo que refleja falta de competitividad.

Además, la mayoría de los ingenios cuentan con autorización para cogenerar energía eléctrica, pero muy pocos tienen capacidad para realizar las inversiones necesarias para hacerlo.

La calificación de la dimensión estructural es de 2.9 que se relaciona con una competitividad media pero con factores que limitan elevar ésta, por lo que el sector no es atractivo a nuevas inversiones.

Por otro lado, los precios que ofrece la industria nacional al mercado exterior son mayores que los que tiene el líder mundial (Brasil), aunque esta diferencia se ha acortado pues en 2005 fue arriba de 100 por ciento y ahora es de alrededor de 44 por ciento.

Otro factor a tomar en cuenta es la baja calidad y alta ineficiencia en empaque y logística para la comercialización, mientras que en Estados Unidos 80 por ciento del azúcar se moviliza a granel por ferrocarril, en México es en sacos de 50 kilos, con elevados costos, con puertos demasiado caros e ineficientes.

Subsector campo

Uno de los datos que llaman la atención del estudio, es que el costo de producir caña en México resulta 12.2 por ciento más elevado con respecto a Colombia, 30 por ciento más, en relación con Brasil y 8.5 por ciento más, con respecto a Guatemala (se asume que incluyen la renta de la tierra). Por lo tanto, México resulta menos competitivo por costo de producción.

Las condiciones estructurales que prevalecen en el subsector campo son favorables para la competitividad, el elevado número de productores y su nivel de integración le dan poder de negociación ante los proveedores de insumos y compradores de caña, y las barreras de entrada para nuevos productores está limitado para ingresar en el padrón de cañeros.

La calificación del mercado refleja buenas condiciones para la caña de azúcar, tanto en precio de la caña como en demanda; no obstante que el precio ha disminuido en los últimos cinco años es aun superior con respecto al de países como Brasil, Colombia y Guatemala que son exportadores, y con respecto a la demanda en 19 ingenios (35 por ciento) de 54 en operación, sus campos cañeros no llegan a cubrir 80 por ciento de la capacidad de molienda.

El resultado de la calificación de eficiencia es aceptable como subsector campo, sin embargo, la brecha entre el mejor y el menor es muy amplia, lo que indica las oportunidades de mejora en acciones de adopción de tecnologías, generación de nuevas variedades, disminución de costos de producción con énfasis en la cosecha e implementación de prácticas de cosecha limpia.

El dinamismo del campo cañero medido en volúmenes de caña industrializada ha ido en retroceso, en el ciclo 2004/05 se molieron 50.8 millones de toneladas mientras que en el último ciclo 2008/09 fueron 42.5 millones de toneladas, el incremento de la superficie cosechada de 8.9% no pudo compensar la producción debido a una disminución de los rendimientos.

Recomendaciones

El estudio recomienda para el subsector fábrica, que los grupos empresariales y propietarios de ingenios deben sanear su estructura financiera para tener acceso a diferentes fuentes de financiamiento y realizar inversiones estratégicas en infraestructura, maquinaria y equipo de proceso o bodegas de almacenamiento de azúcar con manejo de graneles.

También deben evaluar la viabilidad de los ingenios no competitivos y, en su caso. sustituirlos por nuevos; mientras que aquellos competitivos deben invertir en tecnología para lograr la autosuficiencia energética y calórica, lo cual reduce costos, incrementa la eficiencia de fábrica y brinda la oportunidad de cogenerar energía eléctrica para venta a Comisión Federal de Electricidad, siendo elegibles además para participar en los mecanismos de desarrollo limpio (MDL) a través de bonos de carbono.

Asimismo, beben reducir impacto ambiental y establecer estrategias y acciones para la integración con el mercado, diferenciando los productos desde el ingenio para los diversos segmentos (agregación de valor).

Para el subsector campo recomienda que para bajar costos de cosecha se requiere revisar costos asociados (distribuibles, comité, asociaciones y otros) y las tarifas de corte, alce y acarreo.

Para producir mayores volúmenes de caña que cubran la demanda de los ingenios, es necesario impulsar la aplicación de paquetes tecnológicos de alta productividad que contemplen la siembra de variedades sobresalientes y uso de semilla certificada, fertilización con base en la nutrición del cultivo y producción esperada y prácticas agrícolas que conserven la humedad.

Las sugerencias para la industria del azúcar en general son: implementar acciones para la reducción del costo de producción de azúcar en fábrica, establecer una adecuada y eficiente logística diseñada para la exportación; establecer estrategias ganar-ganar entre productores de caña e industriales, más allá del contrato uniforme y regulaciones existentes.

“Se trata de producir la mejor caña, al menor costo, con la mejor logística de abastecimiento a la industria, el menor costo de fábrica, el mayor valor agregado al producto y la mejor logística para abastecer los mercados internos y externos”.

Además, considera oportuno acelerar las acciones para corregir las deficiencias adaptando a México las estrategias brasileñas, en el sentido de flexibilizar la industria (azúcar –etanol) para poder regular los mercados.

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Producción y consumo de azúcar

*La producción de azúcar en los últimos cinco años ha disminuido 14%, mientras el consumo se incrementó 4.6%, sin embargo fueron años con superávit que aunado a los inventarios finales permitió realizar exportaciones.

*El balance azucarero del ciclo 2008/09 a julio del 2009 indica una producción de 4.962 millones de toneladas, una demanda de 4.888 millones de toneladas, exportaciones del orden de 883 mil toneladas, importaciones de 191 mil toneladas y ventas domésticas de 3.814 millones de toneladas.

*El resultado de calificación por costo de producción (incluye costos de producción, cosecha y gastos financieros) de 18 campos cañeros analizados es de media a baja competitividad, 56% de ellos con costo de producción de caña menor a los $300 por tonelada, mientras que en 17% de los campos el costo es mayor a $320 la tonelada.

Fuente: Competitividad de la Industria del Azúcar en México, FIRA

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