Mecanización e insumos agricolas

Desconocimiento en torno a agricultura de conservación

*Pedro Antonio Maldonado Ríos

De acuerdo a la sección de Agricultura de Conservación de la FAO: “el objetivo de la Agricultura de Conservación (AC) es lograr una agricultura sostenible y rentable y en consecuencia dirigida al mejoramiento del sustento de los agricultores mediante la aplicación de los tres principios de la AC: una perturbación mínima del suelo; cobertura permanente del suelo; y la rotación de cultivos”.

La FAO también refiere: “la AC ofrece un potencial enorme para toda clase de tamaño de fincas y sistemas agro-ecológicos. Sin embargo, su adopción es más necesaria para los pequeños productores”.

La realidad es que a pesar de la recomendación que hace la FAO, en México los pequeños productores son quienes se resisten con mayor contundencia en adoptar los sistemas de producción bajo el esquema de Agricultura de Conservación.

Pretextos

Para el pequeño productor mexicano, la tradición de más de cinco siglos de agricultura tradicional es un concepto y una forma de vida productiva que está completamente arraigada en su cerebro y, por lo tanto, una “verdad absoluta” al momento de decidir las prácticas de labranza que realizará cada ciclo de producción sea temporal, de riego ó de humedad residual.

Lo preocupante de esta situación es que no sólo el pequeño productor actúa de esta forma ante la propuesta de adopción de sistemas de producción sustentable; la mayoría de los técnicos de campo, funcionarios del sector agropecuario (excepto FIRA), instituciones educativas y proveedores  de insumos o maquinaria agrícola respondemos con resistencia y temor. Se hacen muchos comentarios sobre la AC: Cero Labranza es igual a Cero Cosecha; Labranza de Conservación es igual a suelos sucios por la “basura” (rastrojo) que se deja como cobertura; Siembra Directa es igual a trabajo de “flojos”, a quienes no les gusta trabajar sus suelos; Labranza Mínima es igual a problemas de muchas plagas del suelo y malezas; Agricultura de Conservación es igual a depender de los herbicidas porque aumenta su uso; Labranza de Conservación es igual a limitarse para lograr altos rendimientos; Cero Labranza es igual a dejar de aprovechar mi “zacate” (rastrojo) para venderlo y aprovecharlo como alimento de mis “animalitos”, etc. Podría continuar la lista de “pretextos” que el temor y la falta de información convierten en realidad la lista anterior de dichos en México.

Estimados lectores, más de 100 millones de Agricultura de Conservación en el mundo NO pueden estar equivocados ¿Vamos a continuar viendo pasar frente a nuestros ojos esta tecnología? Mi respuesta es NO, debido a que finalmente vamos a adoptarla después de muchos años de pérdidas de suelo, tiempo, fertilidad, producción y capacidad de retención de agua. Incluyendo pequeños productores, técnicos de campo, funcionarios del sector agropecuario, instituciones educativas y proveedores  de insumos o maquinaria agrícola.

Dos razones principales están forzando al pequeño productor en México para considerar como una opción la AC, los altos costos de producción y la disminución de las lluvias acompañadas de largos períodos de sequía. Una práctica conservacionista de producción sustentable se está adoptando principalmente por razones de economía, los altos costos de producción por hectárea están reduciendo los márgenes de utilidad y dejando de ser atractiva la actividad agropecuaria.

Un ejemplo del impacto económico al adoptar la AC en sorgo bajo producción en temporal es el productor cooperante Asunción Aguilar Aragón, ubicado en Acteopan por las faldas del Popocatepetl en Puebla, México comprobando la diferencia entre los $9,640.00 de costos de producción bajo sistemas tradicionales con rendimientos por hectárea de cinco toneladas, comparado con los $8,460.00 bajo sistemas de AC, con rendimientos de 7.5 toneladas por hectárea en el ciclo P.V. 2009/2009 y tomando en cuenta que en el año 2009 en la región se presentó una sequía prolongada de mas de 40 días.

La otra razón, la temporada de lluvias lleva una tendencia baja e incierta y los suelos en México están perdiendo la capacidad de retención del agua de lluvia, el exceso de labranza tradicional provoca el lavado del suelo por las corrientes que se forman en la superficie, esta condición deja una capa superficial con poca capacidad de retención de agua, perdiéndose la humedad por evaporación principalmente.

A propósito de los “pretextos”

Dejar Rastrojo (mal llamado “basura”) sobre el suelo, aporta mejores condiciones de retención superficial de humedad y protección al suelo contra los efectos de la erosión eólica e hídrica. Si tenemos una población de 80 mil plantas de maíz por hectárea, entonces al no voltear el suelo por la acción del arado, tendremos 80 mil raíces  que se transforman en materia orgánica y dejan cañerías o conductos naturales donde se alojara oxígeno, agua, microorganismos, lombriz de tierra y por supuesto las raíces de la siguiente generación de plantas que se desarrollaran en el próximo ciclo agrícola. ¿Fantasía o Realidad?, como todo proceso natural los resultados requieren de tiempos. Los tiempos dependen de prácticas como romper la capa dura del suelo llamada “piso de arado”, adición de abonos orgánicos, inocular semillas para la siembra con microorganismos como micorrizas y bacterias, aplicar extracto de guano de murciélago, todo basado en análisis de suelos la base para partir en toda recomendación de nutrición de plantas.

Por ejemplo, en Puebla, después de dos ciclos de producción bajo el sistema de Labranza de Conservación, en la comunidad de Acteopan los rendimientos se incrementaron de cinco toneladas por hectárea a 7.5 toneladas. ¿Cómo se logró? Rompiendo la capa dura del suelo, dejando la mitad de rastrojo superficial por ciclo, NO arando, inocular la semilla previo a la siembra y fertilizar con dosis bajas de fertilizante químico (60-00-00) al momento de la siembra, complementando con 4 litros de extracto de guano de murciélago, controlando con herbicidas pre emergentes y post emergentes.

¿Qué no se hizo?, No se quemó el rastrojo, no se levantó todo el rastrojo para usarlo como forraje seco, no se barbecho, no se rastreo, no se surcó el suelo, no se aplicaron cantidades excesivas de fertilizante químico, no se controlo malezas con medios mecánicos, no se realizo la labor de aporque de suelo a la base de la planta. Otro ejemplo en Puebla es el caso de Tepexco, comunidad donde los productores han alcanzado rendimientos en temporal (con agua de las lluvias) que se incrementaron de 4 toneladas por hectárea a 9 toneladas por hectárea en un periodo de 10 años de haber adoptado la Labranza de Conservación. En Tepexco han evolucionado al grado de realizar siembras en doble hilera con maquinaria de fabricación nacional ideal para la siembra directa sobre rastrojo.

La cobertura no solo evita la erosión del suelo por la acción del viento y por el impacto de las gotas de lluvias ó las corrientes de agua que se desplazan sobre el suelo por las lluvias abundantes. El rastrojo es térmico, controla malezas al evitar condiciones favorables de luz y humedad en el suelo y las semillas de malezas.

Conforme se va formando la cubierta de rastrojo ó “mulch” sobre la superficie del suelo, la necesidad de control químico se reduce. Bajo la capa de rastrojo se crean las condiciones favorables para la actividad de organismos benéficos y microorganismo reguladores que benefician a los cultivos. El agua de riego ó lluvia se retiene mejor en el rastrojo, por lo tanto los suelos cubiertos con la capa de rastrojo son más eficientes en el aprovechamiento del agua para las plantas.

El tiempo invertido para la siembra en sistemas de labranza tradicional van desde 15 a 22 días, mientras que en AC podemos sembrar incluso inmediatamente después de la cosecha.

Evita malezas

En los sistemas de agricultura de conservación para cada tonelada de rastrojos que se aporta al suelo hay una reducción de 2,5 toneladas de la cantidad de masa verde de maleza. El efecto alelopático se da durante el proceso de descomposición de los rastrojos y afectan la germinación de las semillas de malezas y su desarrollo. Los rastrojos impiden la acción de los rayos rojos y ultrarrojos, inhibiendo la germinación de las semillas de malezas.

Las semillas de malezas no son diseminadas e incorporadas por mucho tiempo en el suelo, ni son desenterradas a la superficie del suelo o redistribuidas por las partes de las raíces. Los herbicidas juegan un rol importante en el control de malezas durante los primeros años después de la adopción de la agricultura de conservación, al menos, en las grandes áreas de cultivo donde el control manual de malezas podría ser ineficiente.

Tres o cuatro años después de comenzar la AC, el herbicida puede aun ser necesaria su aplicación en algunos entornos, fundamentados en un conocimiento específico local de las malezas. La aplicación temprana del herbicida para eliminar la competencia de la maleza en cualquier sistema es una garantía para el crecimiento del cultivo temprano y vigoroso. El uso racional de herbicidas incrementa la productividad del proceso completo del cultivo. Los herbicidas usados correctamente y a las normas de aplicación normales no presentan ningún problema para el medio ambiente. Los herbicidas que actúan en el suelo regularmente se descomponen en el suelo y en un periodo de 4-6 semanas después de su aplicación, mientras más post-emergente ellos son, más rápidamente se disipan en el suelo.

El problema principal con el uso repetido de un mismo herbicida es la posibilidad de que algunas especies de malezas se vuelvan resistentes. Los problemas de la resistencia son prevenidos principalmente por la rotación de cultivos y evitando el uso del mismo herbicida repetidamente.

El uso del rastrojo para alimento de animales o su venta como forraje seco, no limita la adopción de AC, al destinar el rastrojo para ambos usos, estamos aportando al suelo y al sustento familiar. En AC la regla básica con el manejo del rastrojo es dejar al menos el 30% sobre el suelo. Johnson (1988), por ejemplo, indica que dejando un 20-30% de mantillo a la siembra, la erosión se reduce entre 50 y 90% comparado con un suelo sin protección. Por lo tanto para el pequeño productor no significa dejar de aprovechar el rastrojo como forraje seco y si aportar al suelo protección contra la erosión.

*Consultor especialista en Mecanización del Campo por FAO-CECTI-FIAT Trattori, asesor de Organizaciones como Productores Indígenas del Popocatepetl SC, Consejo Estatal de Productores de Sorgo en Puebla, Asesor en Mecanización de la CNPAMM ProBiofert y Centrales de Servicios Agropecuarios. E-mail pamr8288@gmail.com

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