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Agro, el sector más rezagado del país en 15 años: CEESP

El sector agrícola de México presenta serias deficiencias que impiden su desarrollo y una mayor participación en el crecimiento económico del país. La falta de inversión, el minifundio y la carencia de innovaciones tecnológicas son los principales factores que impiden su crecimiento.

De acuerdo con datos del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), la participación del sector agropecuario en el crecimiento económico del país en los últimos 15 años ha sido apenas del 0.7 por ciento, en promedio. Prácticamente nula en comparación con 28.2 por ciento del sector industrial y el 71.1 de los servicios.

La agricultura es la rama de la economía que menos valor agregado genera, pues se ubica en 0.2 puntos, comparado con 30 puntos de la industria manufacturera y los 21 puntos de la minería.

La poca relevancia de la agricultura en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de México se debe en gran medida a la escasa inversión directa, así como en rubros como investigación y capacitación.

El CEESP reportó que en el 2010 las inversiones en agricultura fueron las más bajas de entre todos los sectores económicos del país, ya que se ubicaron en 11 dólares per cápita; en tanto que la construcción absorbió mil 124 dólares per cápita; las manufacturas 166 dólares y la minería 100 dólares.

La carencia de canales de comercialización eficientes, de infraestructura productiva e hidráulica, así como la enorme concentración en el comercio de insumos como semillas y fertilizantes, y la falta de financiamiento tienen paralizado al sector.

En México alrededor del 16 por ciento de la población se dedica a la producción agropecuaria, arriba de la que existe en los Estados Unidos, donde sólo 1.6 por ciento de su población está ocupada en esta actividad; en el Reino Unido la relación es del 1.2 por ciento; en Japón, 2.6 por ciento; en Dinamarca, 3 por ciento; en Francia, 4 por ciento y en Italia, 4.7 ciento.

Luis Foncerrada Pascal, director general del CEESP, plantea que esta elevada población del sector rural, combinada con la pulverización del campo impiden la consolidación de economías de escala por la falta de capital y la baja productividad. Mientras en Estados Unidos cada trabajador siembra 30 hectáreas, en México se cultivan 3 hectáreas por agricultor.

En cuatro cultivos estratégicos como el maíz, frijol, cebada y arroz, México se encuentra en franca desventaja en relación con Estados Unidos y Canadá, dos de sus principales socios comerciales.

El rendimiento promedio en maíz de México es de 2.4 toneladas por hectárea, en tanto que en Estados Unidos y Canadá alcanzan 10.1 y 8.2 toneladas por hectárea, respectivamente. En frijol, los productores mexicanos generan 700 kilos por hectárea, mientras que Estados Unidos produce mil 600 y los canadienses mil 800 kilos.

La ley vigente que rige la propiedad de la tierra impide que algunos agricultores puedan acceder a superficies de producción más grandes. Una estrategia para el desarrollo del campo debe considerar la creación de infraestructura hidráulica, de almacenaje, cadenas de frío y transportes, propone Foncerrada Pascal.

También es esencial la organización de los productores en asociaciones y cooperativas, proveerlos de capacitación y asistencia técnica; mejorar la eficiencia en el uso del agua, promover la reforestación, la generación de energías limpias y renovables y evitar la erosión de los suelos.

La transición de ejidatarios a pequeños propietarios será un paso fundamental en una estrategia de mejora del sector agropecuario, asegura.

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