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Aprueban cuatro nuevos permisos para siembra piloto de maíz transgénico en Tamaulipas

En forma inexorable, cautelosa, “paso por paso”, la siembra de maíz transgénico avanza en México. Primero fueron dos autorizaciones para siembra piloto en el estado de Sinaloa y ahora se suman cuatro permisos más para esta misma fase en Tamaulipas.

La superficie para estos nuevos ensayos, otorgada a las compañías Dow AgroSciences de México y PHI México, es de apenas siete hectáreas, en los municipios de Matamoros, Díaz Ordaz, Rio Bravo y Valle Hermoso, de acuerdo con el reporte de solicitudes de liberación al ambiente de maíces genéticamente modificados ingresadas en 2011, elaborado por el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica)

Dichos permisos de liberación al ambiente son para maíces transgénicos resistentes a plagas de lepidópteros, como gusanos cogollero y elotero, además del barrenador del tallo –el DAS 01507–; y de tolerancia al herbicida glifosato –MON-00603-6.

Con los datos contenidos en este reporte –actualizado al 6 de marzo–, ya suman seis los permisos otorgados por las autoridades para siembra de maíz genéticamente modificado en fase piloto, que antecede a la liberación comercial del grano.

Los dos primeros permisos en fase piloto se otorgaron a la empresa Monsanto para una superficie de 63 hectáreas en el estado de Sinaloa.

Piden restablecer moratoria

La semana pasada el Relator Especial de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, Olivier De Shutter, recomendó a las autoridades mexicanas reinstalar la moratoria a la siembra de maíz transgénico y detener los experimentos que se realizan en campo, debido al riego que estos representan sobre otros maíces locales, que estarían en riego de desaparecer.

Expresó que una preocupación está ligada a la posible concentración de mercado de varias firmas semilleras, principalmente Monsanto, con lo cual el maíz estaría en dependencia, donde esta firma pudiera ser dominante y se puede encarecer el precio del maíz.

De Shutter recomendó hacer un análisis independiente del efecto ecológico, agronómico, social y económico de los cultivos genéticamente modificados.

Argumentó que los maíces transgénicos representan un grave riesgo para la biodiversidad de las variedades nativas de maíz, ante los efectos desconocidos sobre el maíz convencional y las complejas condiciones medioambientales del país.

De acuerdo con información difundida por la organización ambientalista Greenpeace México, el Relator Especial de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación de la ONU, refiere que estos riesgos se deben en gran medida a las características de flujo genético del maíz, cuyo polen puede recorrer largas distancias, pero también a los hábitos de intercambio de semillas de los agricultores mexicanos, ya que más del 85 por ciento de las semillas de maíz procede del intercambio entre agricultores.

En contraste, la Unión Agrícola Regional del Norte de Tamaulipas (UARNT) ha insistido en la necesidad de liberar comercialmente el maíz transgénico en Tamaulipas, que tiene el problema de invasión de plagas, y con está, tecnología se podrían sembrar 30 mil hectáreas de maíz amarillo.

Subraya que ante los problemas de alimentación que enfrenta el país, es urgente que los productores accedan tecnologías que permitan reducir costos de inversión y hacer más competitivos al agricultor.

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