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Biotecnología de alto rendimiento aumenta productividad de maíz 25%

Con biotecnología de alto rendimiento, basada en el uso de biofertilizantes y bioestimulantes para las plantas, en zonas tecnificadas de riego y de temporal sin maquinaria, se han logrado incrementos promedio en el cultivo del maíz del 25 por ciento respecto a lo que se obtiene tradicionalmente.

En maíz generamos hasta tres toneladas adicionales y con buenos precios del grano en el mercado la rentabilidad es muy buena, porque en algunos casos el agricultor invierte mil pesos en el paquete tecnológico y obtiene 10 mil pesos, afirma en entrevista con Imagen Agropecuaria, Karl Fick, director de Desarrollo Tecnológico de Agrinos, empresa líder en producción de biotecnología agrícola, a partir de productos naturales.

Con el uso de esta tecnología –no transgénica–, el retorno de inversión es de 5 a 1, a veces es un poco menos y otras es muy elevado, como en el caso de la fresa donde la relación es de 70 a 1, asegura.

El maíz es uno de los cultivos con mayor potencial y la meta de la empresa es cultivar un millón de hectáreas con biotecnología de alto rendimiento, es decir, 12 por ciento de la superficie sembrada.

Este año se ha avanzado en 10 mil hectáreas, que representan 300 mil hectáreas potenciales, porque ahora tenemos sólo una porción demostrativa con diferentes agricultores, detalla el directivo de Agrinos.

La biotecnología de alto rendimiento se puede hacer extensiva a otros granos, caña de azúcar –que degrada mucho el suelo por su producción intensiva– y hortalizas. En general, es muy posible reducir los costos de producción entre 30 y 50 por ciento dependiendo el cultivo, porque se reduce el uso de agroquímicos, afirma Karl Fick.

Las hortalizas son importantes, por su diversidad, y por la mano de obra que emplean, además tienen mucho mercado en todo el mundo. Estos cultivos seguirán creciendo y son área de oportunidad para los productores, expone.

Matiza que los costos de esta tecnología varían mucho, dependiendo el cultivo y el nivel de tecnificación y resultados que se quiera obtener, y va desde los 500 hasta 25 mil pesos.

Lo orgánico no significa menor rendimiento

Tradicionalmente las prácticas sustentables eran muy artesanales, hacer compostas con base en estiércol animal y agregarla a la tierra. La industria y el mercado se hizo un pre concepto que lo natural, lo sustentable y lo orgánico tenían muy bajo impacto en rendimientos.

Los resultados globales que tenemos del incremento de productividad con tecnologías orgánicas y sustentables arrojan, según reportes recientes de distintos países del mundo, que la productividad aumentó entre 25 y 60 por ciento, en diversos cultivos, afirma Karl Fick.

Estos resultados no son pruebas que se controlan en laboratorio, sino a nivel comercial. “Esto derriba el mito de que lo sustentable y natural tenga bajos rendimientos. Ahora es al contrario, lo sustentable, lo natural y con agricultura basada en biotecnología, es posible obtener rendimientos, inclusive superiores a las técnicas actuales”.

Los productos que nosotros desarrollamos –explica– no son una alternativa a lo transgénico, es una solución para que lo transgénico y lo no transgénico tenga un mayor desempeño.

Dicen que necesitamos modificar genéticamente las plantas para que sean resistentes a sequía y plagas, pero el componente genético y el incremento productivo en transgénicos no se logra si no hay agua, luz, suelos fértiles y nutrientes suficientes, y eso es parte de lo que nosotros propiciamos, expone el directivo de la empresa.

Por eso, las variedades transgénicas que tendrían un potencial genético muy alto, que no tienen todos estos factores de producción, incluso rinden menos que las especies nativas.

Precisamente para afrontar situaciones de sequía, está tecnología genera porosidad en la tierra para retener mayor humedad. Así cuando llueve el agua se filtrara, tendrá humedad y permitirá a las raíces tomar agua de mayores profundidades y aunque haya sequía la planta se defienden más y les permite tener un mejor rendimiento.

En Oaxaca, las variedades nativas te dan 500 kilos o una tonelada, y al aplicar esta tecnología, los rendimientos aumentaron entre 2.5 y 4.5 toneladas por hectárea, señala.

Agrinos desarrolló una línea de productos que se extraen de los desechos de la industria acuícola del camarón, que generan contaminación, pero mediante un proceso extraemos proteínas, vitaminas y minerales, que sirven para generar estimulantes para las plantas. Lo mismo se hace con algas marinas.

La tecnología fue desarrollada en Estados Unidos y México, con investigadores locales, se desarrollo en campo y en los distintos ecosistemas del planeta. Cuenta certificación orgánica en todos nuestros procesos y productos.

La empresa de origen Noruego y también capital mexicano, tiene como meta cultivar un millón de hectáreas y al primer semestre de este año tendrá parcelas de demostración sobre unas 250 mil hectáreas. En nuestro país tiene la mayor infraestructura en investigación y proyecta invertir 40 millones de dólares.

Hacia la innovación de los productores

El sector agrícola tradicional conserva sus prácticas de generación en generación; pero los modelos de ahora no dan para poder mantener a un productor que no sea totalmente eficiente, productivo y sustentable. Hay un grupo de productores que está abandonando la actividad porque no fueron capaces de adoptar las tecnologías y están fracasando y quebrando, reflexiona Karl Fick.

También –añade– hay un pequeño grupo que adopta tecnologías y están creciendo, y hay un tercer grupo muy grande que se está convencido de buscar innovaciones de este tipo.

En los productores, estamos encontrando un “eco cauteloso”. Nos abren la puerta y hacemos demostraciones; también hay muchos que no quieren nada y dicen: ´a mi déjame haciendo las cosas como siempre las he hecho´. Pero cuando damos una segunda vuelta nos piden que les platiquemos nuevamente de la tecnología, ´porque vi a mi compadre y le fue muy bien, ahora yo lo quiero hacer´. Hay de todo, anota.

Si como empresa no hacemos accesible la tecnología a todos los estratos de los productores, nuestro impacto ecológico sería muy bajo, por eso queremos acercar la tecnología a todos, así la rentabilidad en el campo se puede distribuir de forma más equitativa, y por ende reducir la delincuencia, arraigar a la población y generar desarrollo, concluye Karl Fick.

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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