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Cultivo de arroz en México, ¿en peligro de extinción?

La situación de la producción de arroz en México se caracteriza por una drástica caída en superficie cultivada y producción; crecimiento de importaciones y pérdida de autosuficiencia alimentaria; quiebra de industrias y desarticulación de la cadena productiva; precio no redituable y altos costos de producción.

La superficie cultivada en 1985 abarcó 216,000 hectáreas (has), que pasaron a 59,000 en 1993 –año previo a la entrada en vigor del TLCAN,– y 22,000 has para 2011; mientras que la producción cayó de 808,000 toneladas a 105,000 toneladas en dicho periodo.

Otrora inexistentes, las importaciones de arroz palay alcanzaron en 2011 casi 940,000 toneladas, desplazando la escasa producción nacional, que enfrenta problemas de competitividad, indican los investigadores Rita Schwentesius Rindermann1, Arely del Rocío Ireta-Paredes2 y Alma Velia Ayala-Garay3.

En un análisis sobre el arroz apuntan que este cultivo es sin duda el más afectado por la política de liberalización comercial de México y la política agrícola de Estados Unidos, que favorece la sobresubvención y las exportaciones a precios dumping.

Llaman la atención sobre que dicha nación exporta prácticamente 50 por ciento de su producción doméstica de arroz, lo cual es favorable ante los precios internacionales que se ubican desde 2008 en niveles muy altos.

La realidad del sector arrocero mexicano –exponen– contradice los objetivos políticos de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, donde se define como uno de los once cultivos básicos, estratégico para la seguridad y soberanía alimentaria; pero hoy existe un “grado de inseguridad alimentaria alarmante que se manifiesta en una dependencia del exterior de casi 90 por ciento”.

Los expertos recalcan que la liberalización comercial se llevó a cabo en forma drástica y unilateral, sin antes haber medido sus efectos, lo que provocó la sustitución de producción nacional por la procedente de los Estados Unidos.

En los años 80, recuerdan, Sinaloa fue el principal productor de arroz con una superficie irrigada superior a 100,000 has en 1985, pero dejó de producirlo para cambiar a maíz. Durante los primeros años del siglo XXI Campeche, Veracruz, Michoacán y Nayarit fueron los principales productores en temporal. No obstante, en 2011 Campeche desaparece de la geografía arrocera del país, “hecho alarmante”, porque junto con el sur de Veracruz poseen vocación natural para este cultivo.

Crecimiento de las importaciones

México se caracterizó hasta fines de los años 60 y 70 por su autosuficiencia en el abasto nacional. Hasta 1994 se importó arroz blanco de Vietnam, China, Tailandia, Uruguay y Estado Unidos. Pero el TLCAN cambió no sólo el origen del suministro sino también el tipo de arroz que se importa, que cambió al palay que produce Estado Unidos, hoy convertido en un oferente exclusivo para México.

De acuerdo con el análisis se estima que para el 2011, 88 por ciento de la oferta doméstica mexicana fue de importación. Este nivel de dependencia externa reduce la capacidad de impacto y regulación de políticas internas sobre el sector arrocero, que desde mediados de los años noventa depende de los vaivenes de la producción y las políticas estadounidenses.

La tendencia se refleja en un grado de apertura comercial que en 2008 rebasa 600 por ciento, lo que refleja los altos precios de importación en ese año.

La dependencia alimentaria, que mide la importancia de las importaciones en el volumen consumido, alcanzó el año pasado 90 por ciento, el mayor grado de participación de arroz importado en la historia de México, según el estudio.

Desarticulación de la cadena agroindustria

Los investigadores destacan el acelerado proceso de quiebra agroindustrias que procesaban el arroz en México, ya que mientras en 1977 existían 95, su número se ha reducido a 20, es decir, cerraron 57 empresas.

Con ello se ha perdido un gran número de empleos directos e indirectos en el sector arrocero mexicano y de unos 5,500 empleos directos que había, hoy se mantienen menos de 1,500. Hay que destacar que por cada empleo directo en la industria arrocera se generan 4 en otros sectores, anotan los expertos.

Otro problema que enfrentan los molinos es la baja utilización de la capacidad instalada, que en el mejor de los casos no rebasa 50 por ciento, con un promedio nacional de 35 por ciento. La fase de beneficio se ha convertido en maquila de arroz palay importado.

Tendencia de los precio y de la rentabilidad

La reducción de la producción doméstica y el aumento de las importaciones tienen varios orígenes, entre ellos la tendencia a la reducción de los precios, la menor rentabilidad de la producción en comparación con Estados Unidos y apoyos escasos con una notable variación años con año, puntualizan los investigadores.

Los especialistas subrayan que la caída productiva arrocera nacional se explica, en parte, en el hecho de que los precios domésticos al productor se ubican en un nivel demasiado bajo para animar la producción, y “las importaciones han destruido la planta productiva a tal grado, que los arroceros mexicanos no están en condiciones de levantarla en un ambiente de falta de apoyos adecuados”.

Por otra parte, los estudiosos refieren que de acuerdo con indicadores internacionales, no obstante algunos apoyos gubernamentales, en los últimos años los productores de arroz mexicanos recibieron precios por debajo de los precios internacionales e ingresos menores que sus socios comerciales.

Advierten que de continuar la tendencia de los soportes como en los años analizados, el sector arrocero mexicano no tendrá la capacidad de recuperarse, sino está destinado a la desaparición total.

Los expertos consideran necesario orientar los programas de apoyo a los productores arroceros, partiendo de un conocimiento acertado sobre el posicionamiento en el mercado nacional e internacional y buscando una autosuficiencia alimentaria.

 

1 Centro de Investigaciones Interdisciplinarias para el Desarrollo Rural Integral, Universidad Autónoma Chapingo; 2 Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas de la Agroindustria y la Agricultura Mundial, Universidad Autónoma Chapingo; 3 Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias.

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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