El mundo necesita producir 60% más alimentos para 2050: OCDE-FAO
Para satisfacer el crecimiento en la demanda de alimentos, la producción agrícola mundial debe incrementarse 60 por ciento en los próximos 40 años, esto implica producir mil millones de toneladas de cereales y 200 millones de toneladas de carne más cada año hacia 2050, advierte el informe Perspectivas Agrícolas OCDE-FAO.
Las dificultades son que la tierra cultivable aumentará menos del 5 por ciento hacia 2050, unas 69 millones de hectáreas y 25 por ciento de las áreas agrícolas se encuentra altamente degradadas.
No obstante los precios elevados de los alimentos, se proyecta que la producción aumente cada año 1.7 por ciento en la próxima década, mientras que en las últimas décadas ha sido superior al 2 por ciento.
El documento de la OCDE-FAO asevera que la relación entre existencias y consumo de cereales seguirán por debajo de los promedios históricos, lo que supone el riesgo de que en el futuro continúe la volatilidad de precios.
A este escenario, hay que agregar que la crítica escasez de agua para uso agrícola, que una gran cantidad de reservas pesqueras están sobreexplotadas o en riesgo de estarlo y hay un creciente consenso respecto de que aumentarán el cambio climático y los fenómenos climáticos extremos, indica el informe de OCDE-FAO.
En este sentido, anota, que sigue preocupando la volatilidad de precios, donde las variaciones en el rendimiento relacionadas con el clima constituyen la principal amenaza mientras las existencias permanezcan en un nivel bajo.
La inflación de los precios de alimentos en el ámbito minorista ha caído significativamente desde su nivel máximo de 2008 y su aportación a la inflación general ha sido moderada, pero sigue siendo alta en muchos países en desarrollo e incluso supera a la inflación general de precios en ciertos países, advierte.
Los precios nominales de productos básicos tenderán a la alza en los próximos diez años, estimándose entre 10 y 30 por ciento por encima de los de la década anterior. Los precios en términos reales (ajustados a la inflación) se mantendrán en los niveles actuales, o disminuirán un poco, detalla.
El documento sugiere que la producción adicional que se necesita deberá provenir de una mayor productividad, lo cual será fundamental para contener los precios de los alimentos en un entorno de recursos escasos y será un factor clave para reducir la inseguridad alimentaria global.
En el mediano plazo, la mayor productividad tal vez proceda primordialmente de la reducción que se logre en la brecha de productividad de países en desarrollo, donde se prevé que el crecimiento anual sea de 1.9 por ciento promedio, en comparación con el 1.2 por ciento de los países desarrollados
Las medidas para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos también son claves para satisfacer la creciente demanda y mejorar la productividad en la cadena de la oferta, apunta.
Las economías emergentes tendrán una participación cada vez mayor en la expansión del comercio mundial agrícola. Las más sobresalientes son países como Brasil, Federación Rusa, Indonesia, Tailandia y Ucrania, los cuales han realizado inversiones significativas a fin de impulsar la capacidad de producción agrícola. Hacia 2021, los países en desarrollo registrarán la mayor parte de las exportaciones de arroz, oleaginosas, aceite vegetal y de palma, comidas ricas en proteínas, azúcar, carne de vacuno, carne de ave, pescado y sus productos derivados.
Alimentos y energía
La agricultura mundial está cada vez más vinculada a los mercados energéticos. Los precios del petróleo aumentan no sólo los costos de producción sino también incrementan la demanda de biocombustibles y de las materias primas agrícolas empleadas en su producción.
La producción global de bioetanol y biodiesel, señala el informe, casi se duplicará hacia 2021, y se concentrará en gran medida en Brasil, Estados Unidos y la Unión Europea. Los biocombustibles se basan principalmente en las materias primas agrícolas y se espera que en 2021 consuman una proporción creciente de la producción global de caña de azúcar (34 por ciento), aceite vegetal (16 por ciento) y cereales secundarios (14 por ciento).
En el informe Perspectivas Agrícolas OCDE-FAO se prevé que Estados Unidos importará etanol derivado de la caña de azúcar principalmente de Brasil para ayudar a satisfacer la demanda local; por su parte, la nación carioca importaría etanol de menor precio derivado del maíz, principalmente de la nación estadounidense, para satisfacer la demanda de su flota de vehículos de combustible flexible.
En el medio plazo, la demanda de cultivos azucareros para producir alimentos y etanol, así como el precio del azúcar, serán sostenidas. Los ciclos de producción seguirán caracterizando a los mercados del azúcar en Asia, lo que llevará ocasionalmente a grandes fluctuaciones comerciales y volatilidad de precios. Por su posición dominante en el mercado del azúcar, la asignación de las cosechas de la caña de azúcar para producir etanol o azúcar en Brasil será un factor decisivo para el mercado.
El informe anota que el incremento en la demanda de carne provendrá en su mayor parte de las grandes economías de Asia, los países exportadores de crudo y América Latina, donde se espera que el ingreso per cápita aumente en forma significativa. La carne de aves de corral, barata y accesible, encabezará el crecimiento previsto, superando en cantidad a la carne de cerdo hacia el final del periodo proyectado.
