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Feminización del campo mexicano en ascenso

Ante los procesos de migración de los hombres, las mujeres juegan un rol fundamental en aspectos de alimentación, producción agrícola y generación de ingresos, con lo que se fortalece el proceso de feminización en el campo.

En la actualidad de los alrededor de 24 millones de habitantes del campo, la mitad son mujeres y el resto hombres, pero para el año 2020 se proyecta que existan 800 mil mujeres más que hombres, ubicándose esta según los últimos datos disponibles en 200 mil.

Lo anterior se deriva de una conversación con Nuria Costa Leonardo, presidenta de la Red Nacional de Mujeres Rurales (Renamur) y quien fuera postulada entre las once mujeres mexicanas al Premio Nobel en la iniciativa 1000 Mujeres por un Premio Nobel de la Paz.

En una conversación con Imagen Agropecuaria, la también integrante del Grupo Diálogo Rural México, que impulsa iniciativas para superación de la pobreza, habló del rol que juega la mujer en el campo y su papel en la necesidad de alimentación. Expuso que el papel de ésta es fundamental y multifacético, ya que como madre es la que cuida, se preocupa, se angustia y es la que alimenta a la familia, incluso quedándose siempre al final cuando no hay alimento.

Además, carga con toda la problemática económica ante la necesidad y presión de obtener el alimento para su familia cuando el hombre tiene que migrar. La mujer como productora de alimentos se queda a cargo de parcelas, de la generación de ingresos, ya sea a través del uso de la tierra u otras actividades.

Este proceso está vinculado también con una problemática emocional, de ausencia, de descomposición de un tejido social, de no saber qué sucede con esa familia que está fuera, porque a veces no nada más el marido, sino los hijos, o el marido ya no regresa porque tiene otra familia. Y no sólo es llevar dinero para el alimento, sino administrarlo, expone Nuria Costa.

Otra problemática –agrega– es el consumo sano de alimentos, dado que estamos viendo un patrón de consumo cada vez más deteriorado, más chatarras, aunado a la pérdida de la producción, de la autosuficiencia.

El tema de alimentación es muy amplio, va vinculado a un tema de seguridad alimentaria que implica todo este gran abanico y complejidad. Bienvenido que hay un derecho a la alimentación, pero todo lo que hay que instrumentar para lograrlo no es nada sencillo, y menos para las mujeres.

Nuria Costa considera que la mujer ha venido ganando terreno en algunos aspectos, su voz vale, mejoró su autoestima y hay más apertura en cuanto a oportunidades. Sin embargo, faltan realmente políticas más integrales.

Ahora hay programas con recursos etiquetados para mujeres, unos con más o menos visión o dificultad para incorporar realmente una perspectiva de género, pero el problema es complejo y no se resuelve sólo con éstos. “No es un problema de programa, sino de visión de Estado, de modelo de desarrollo, de sensibilidad”.

Nuestra demanda –afirma– es por una visión de desarrollo, de incorporación y de integración, pero todo esto pasa también por la necesidad de conciencia propia, de trabajo que hay que hacer de este lado, obviamente tienen que haber herramientas de Estado que ayuden, que faciliten, que haya sensibilidad para ellas, pero allí tenemos otra gran búsqueda y es un reto para todos los sectores.

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Crece participación de la mujer en actividad económica

La tendencia es incrementar aceleradamente la participación de la mujer como Población Económicamente Activa (PEA), ya que mientras en 1990 sólo 569 mil mujeres de ese grupo -escasamente el 7,8% de un total de 7.5 millones- se reportaron activas; para 1995 ya sumaban 2.1 millones las mujeres rurales clasificadas como PEA (26% del total del grupo).

-47.2 millones de mexicanos viven en condiciones de pobreza multidimensional, con 24.4 millones de mujeres.

-17.6 millones de mexicanas son vulnerables por carencias sociales e ingresos que no les permite bienestar económico.

-Las mujeres tienen mayor rezago educativo que los varones, en generaciones más adultas.

-Las jefas de hogar presentan menores niveles de alfabetismo en los hogares con ingresos más bajos, en relación a la de los varones,

–Tanto en la PEA como en la Población No Económicamente Activa (PNEA), las mujeres de 50 años o más, que actualmente no tienen acceso a la seguridad social, no han cotizado a un sistema de seguridad social, en mayor medida que los varones.

–Las mujeres tienden a trabajar más horas que los varones, considerando trabajo doméstico y extra-doméstico.

Fuente: Datos del Coneval citados por Nuria Costa

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