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Maíz, frijol y manzana, buen cóctel para producir alimento e ingresos

Con el sistema tradicional de la milpa maíz intercalado con manzana u otros frutales, los pequeños productores mexicanos, quienes cultivan unas siete millones de hectáreas, tienen la opción de producir alimentos básicos e incrementar sus ingresos.



Este tipo de agricultor involucra a 2.5 millones de familias mexicanas, quienes han sido abandonadas por el Estado, pero que con un poco de inversión, políticas públicas, capacitación y organización tienen viabilidad productiva y económica.

Así lo aseguran los investigadores Antonio Turrent y José Isabel Cortés, presidente de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) y del Programa de Edafología del Colegio de Postgraduados, respectivamente, quienes han desarrollado el sistema de Milpa intercalada en árboles frutales (Miaf) en diferentes regiones del país, donde el maíz es el centro del esquema, porque es estratégico para la seguridad alimentaria.

Las “expectativas son esperanzadoras”, dado que bajo este sistema han alcanzado hasta 10 toneladas por hectárea y en la mayoría de los casos se pueden duplicar rendimientos.

En un recorrido por el ejido San Mateo Capultitlán, Puebla, donde aplican el Miaf, los expertos detallan los resultados de sus ensayos, los cuales arrojan que en 2.5 hectáreas un productor logra, cultivando sólo maíz, ingresos brutos de 97 mil 500 pesos; bajo el sistema Miaf genera 226 mil pesos, con la ventaja de que se produce maíz (10.3 toneladas), frijol (1.8 toneladas) y manzana (13.8 toneladas), sobre la misma superficie.

Hipolito Poblano Macuitl, quien cultiva maíz y frijol intercalado con una variedad de manzana Golden Delicious, expresa que a pie de parcela le pagan en promedio 10 pesos por kilo de manzana. Con sus palabras da sentido al sistema productivo de la milpa, al decir que tiene varios productos, alfalfa, calabazo, durazno, para poder subsistir todo el año, “el sistema de uno como productor pequeño es tener varios (cultivos) para sino sale uno, tener de otro”.

Turrent anota que con el Miaf se duplica el ingreso y con tres cultivos se balancea el manejo de la parcela, así “ponemos los huevos en diferentes canastas” y si hubiera una contingencia climatológica no habría pérdidas totales.

Considera que se debe revalorar agricultura en pequeño, porque en maíz, por ejemplo, hay 8.5 millones de hectáreas cultivas en el país y sólo 3 millones son de buena calidad y están concentradas en la agricultura empresarial; las otras 5.5 millones son de baja productividad o marginales y son las que tienen oportunidad de crecer.

Remarca que voltear los ojos hacia este tipo de tecnologías es importante, ya que México tiene un déficit de once millones de toneladas en granos y esta dependencia crecerá.

Contra paradigma

En la parcela, los investigadores exponen que hay una concepción desde el Estado que considera que este tipo de productores no tienen alternativas en la producción agrícola, pero mediante un manejo de cultivos complementarios, es posible incrementar la rentabilidad de los agricultores hasta tres veces.

Desde mediados del siglo pasado las políticas públicas de los gobiernos en turno han estigmatizado las pequeñas unidades de producción, privilegiando el modelo de agricultura intensiva en mayores superficies, pero han fracasado, subraya Turrent, quien añade que esto contrasta con lo que hacen países como China, donde el productor promedio tiene media hectárea, pero está en camino de producir lo que necesita; Vietnam con mini parcelas exporta arroz. ¿De dónde salió la idea de que los pequeños agricultores no son rentables? Se pregunta.

El sistema tiene posibilidades de competir con la calidad de fruto de otras regiones o manzanas de importación; hay que buscar ventanas de comercialización y cuando no haya en el norte entrar a comercializar.

La tendencia ha sido tener sólo un cultivo, ya sea frutal o grano, pero el sistema Miaf es similar a lo que usan en California o Chile en producción de manzana, pero con niveles altos de productividad y rentabilidad,

La milpa es un sistema tecnológico muy antiguo, que tiene por lo menos 500 años, que si fuera necesario cubriría todo el planeta porque es muy adaptable, flexible y resistente, pero en últimos 60 años el Estado mexicano metió mano para acabar con ella, lamenta Turrent.

El investigador aclara que para una unidad de producción grande no funciona el sistema Miaf, ya que esta diseñado para pequeños agricultores.

Los frutales pueden ser duraznos, donde existen unas cinco variedades desarrolladas por el Colpos y el INIFAP; chabacano, donde hay dos variedades que se trabajan; tejocote, que es una especie nativa de México; en zona mixe de Oaxaca, hay unas 38 variedades diferentes entre aguacate, cerezo, almendro, nogal de castilla que se prueban en ladera.

Hay que asociar el Miaf con variedades locales, por ejemplo en la parte norte del país, donde no hemos trabajado, podría usarse el órgano o usar arbustos, detallan los investigadores.

Exponen que la perspectiva es que el desarrollo de la agricultura va a estar en la agricultura en pequeño, porque las inversiones han estado enfocadas a desarrollo de agricultura intensiva, en grandes superficies, donde las expectativas de rendimientos esta en el umbral.

El sistema Miaf rompe un viejo paradigma y demuestra que las pequeñas unidades de producción pueden ser rentables, afirman los investigadores.

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Explicación con manzanas

La parcela de Capultitlán se estableció en julio de 2006 y tiene 700 árboles por hectárea, que ocupan una tercera parte del terreno, el resto está sembrado con maíz y frijol.

La inversión en árboles es de 28 mil pesos, incosteable para el productor, pero los investigadores plantean que el agricultor debe aprender a manejar la planta desde la semilla, a injertar y a protegerlo para reducir esta inversión.

Una vez establecidos, los árboles empiezan a ensayar al tercer año; en el quinto año ya hay buenas producciones.

Cada árbol debe tener por lo menos 150 manzanas (de 150 gramos promedio por fruto)

En esta parcela los árboles están formados alrededor del maíz y su altura es de entre 3.20 y 3.50 metros, lo cual facilita la cosecha y los árboles es menos susceptible a heladas.


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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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