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Más ventanas para el oro rojo

Contrario a señalamientos que indican que el mercado del tomate rojo o jitomate está saturado y que por esa razón el precio está  a la baja, analistas señalan que aún hay ventanas de oportunidad para invertir en la cadena de producción de la hortaliza, tanto para exportación como para abastecer al mercado interno.

En México, a pesar de ser el país que oferta el volumen más grande de tomate para exportación en todo el mundo, el mercado interno presenta temporadas donde el producto escasea y los precios se elevan demasiado, al grado de que las variaciones en el indicador de precios de la hortaliza llegan a ser de tal magnitud que tienen repercusiones en la inflación general.

La disponibilidad de tomate en el mercado interno tiene que ver directamente con el saldo de la balanza comercial, ya que México destina más del 65 por ciento de su producción para abastecer el mercado estadounidense. El volumen de producción y los niveles de exportación, determinan la oferta doméstica.

En el mercado nacional existe demanda que no se encuentra plenamente satisfecha durante el verano, puntualmente, en los meses de junio y julio; así como en el periodo de noviembre, diciembre y enero. El documento de Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA), Oportunidades de inversión en la producción de tomate rojo en México, destaca que es altamente probable que una vez garantizando el abasto de tomate se podrá alcanzar la estabilidad de precios.

La producción del cultivo en México se obtiene, en gran medida, a través de la agricultura de riego, aunque algunas entidades como Morelos y el Estado de México lo cultivan en temporal.

Durante 2009 el rendimiento promedio nacional fue de 22 toneladas por hectárea en temporal. Mientras que en condiciones de riego se ubicó en 42.8 toneladas por hectárea. Este dato explica porque a pesar de que en la última década la superficie para la siembra de tomate se ha reducido a una tasa de 3.5 por ciento, los volúmenes de producción se han incrementado.

En 2010 se destinó una extensión de 52 mil hectáreas para el cultivo de tomate en México.

Presencia exponencial en invenadero

Uno de los factores determinantes para obtener un mayor rendimiento ha sido la producción en condiciones de riego y con sistemas de agricultura protegida, ya sea utilizando tecnologías como la malla sombra o con invernaderos altamente tecnificados.

La superficie utilizada para producir tomate bajo condiciones de agricultura protegida se ha incrementado sustancialmente en los últimos años, pues pasó de 248 hectáreas en el año 2000, a más de 3 mil hectáreas en 2009. De ahí que en el 2000 se obtuvieron 25 mil 926 toneladas con este esquema, y en el 2009 se produjeron 398 mil 482 toneladas.

Dicho nivel de producción representa el poco más del 20 por ciento de la producción nacional del cultivo. En el año agrícola 2010 el volumen total obtenido de tomate rojo se ubicó en 2 millones 160 mil toneladas, que fue 5.9 por ciento mayor a la cosecha registrada en 2009.

Lo anterior se explica gracias al incremento en los rendimientos promedio nacionales, que crecen a una tasa 8.4 por ciento por año.

Una de las características de la producción de tomate fresco tanto en agricultura protegida como a cielo abierto es la alta concentración, ya que pocas empresas participan con una importante proporción de la cosecha.

La producción bajo invernadero se concentra en los estados de Sinaloa, Baja California y Jalisco, no obstante, este tipo de producción también existe en Colima, Estado de México, Hidalgo, Michoacán, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora y Zacatecas.

Sin embargo, la mayor parte de la producción con sistemas de invernadero que se genera en Sinaloa y Baja California se destina a la exportación, porque que es su mercado natural, debido a que los precios en el mercado internacional -Estados Unidos y Canadá-, tienden a ser significativamente más altos que en el mercado local.

México fue el último país de Norteamérica en adoptar tecnologías de agricultura protegida. Sin embargo, esta industria se ha desarrollado rápidamente, y un ejemplo de ello, es que ya cuenta con una superficie de invernaderos o malla sombra superior a la de Estados Unidos y Canadá.

Los productores en Sinaloa y Baja California son los que cuentan con mayores avances tecnológicos, no obstante, en el estado de Jalisco ha comenzado a crecer la superficie que se utiliza para cultivar tomate, tanto a cielo abierto como en condiciones de invernadero.

Dicho fenómeno, refiere el documento de FIRA, se atribuye al éxito que se ha logrado en la exportación de la producción hacia el país vecino del norte, misma que se lleva a cabo, mayoritariamente, en el periodo octubre-diciembre.

Es en esas fechas cuando Estados Unidos ni el país de la hoja de maple tienen condiciones climáticas para producir, el invierno se los impide, a pesar de contar con invernaderos de la más alta tecnología. La clave radica en que si ponen en marcha los sistemas de calefacción, los costos de producción se elevan y la actividad deja de ser rentable.

México, por su parte, cuenta con las condiciones climatológicas ideales que le permiten producir tomate durante el invierno.

Los productores mexicanos enfrentan otro tipo de retos, como el costo del capital, la falta de infraestructura, la falta de proveedores especializados de insumos, así como su inconsistente calidad de la producción.

Aumenta rendimiento, pero aun lejos de EU y CanadáCon relación a la tecnología y los rendimientos, es importante considerar que mientras que en México el rendimiento promedio de la producción de tomate en condiciones de invernadero en 2006 fue de 130 toneladas por hectárea de invernadero, en Estados Unidos y Canadá los rendimientos superaban las 450 toneladas por hectárea.

El estudio subraya que el nivel de los rendimientos promedio en México se atribuye principalmente al amplio rango de tecnologías utilizadas por los productores, mismas que abarcan desde un invernadero básico hasta invernaderos con tecnología de punta. Estos últimos generalmente cuentan con sistemas automatizados e hidroponía, que disparan el volumen de la cosecha.

En Sinaloa y Baja California se obtiene la mitad del volumen de esta hortaliza. Sinaloa participa con más del 33  por ciento de la producción nacional. En orden de importancia también destacan los estados de Baja California con 9 por ciento, Michoacán 7 por ciento; Jalisco, 5.7 por ciento; San Luis Potosí, 5.5 por ciento; y Baja California Sur, otro 5 por ciento.

En la producción de tomate durante el ciclo Otoño-Invierno, la época de exportación, destacan Baja California Sur quien aporta cosecha en febrero y junio; Michoacán en mayo y junio, Morelos en el periodo de julio a septiembre, San Luis Potosí  en julio y Sonora de noviembre a enero.

En tanto que los estados como Michoacán, San Luis Potosí, Jalisco y Morelos registran elevados volúmenes de producción durante el ciclo Primavera-Verano. Mismos que se destinan primordialmente al mercado nacional.

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