Casos de éxito

Productores guatemaltecos de arvejas y ejotes fijan precio en Comercio Justo

Mónica Maureira*

Guatemala.- Las cooperativas que participan en el Proyecto de Producción y Exportación de vegetales Frescos en Guatemala con enfoque de Comercio Justo, no sólo se convirtieron en las primeras en América Latina en establecer un precio de Comercio Justo para arvejas y ejotes, sino también demostraron que, aún en contextos de escasos recursos, los pequeños productores pueden mejorar sus niveles tecnológicos y prácticas gerenciales para insertarse en mercados globales.

El precio de la arveja china recibido por la cooperativa se incrementó en 19 por ciento con respecto a la situación previa a la certificación de comercio justo, al pasar de Q. 4.20 (Quetzales) a Q. 5.00 por libra, mientras que el precio a los productores subió de Q. 3.25 a Q. 4.00, lo que representa un incremento de 23 por ciento.

Así lo señala un estudio del proyecto Alianzas para el Empoderamiento Económico (AEE) de Rimisp -Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural–, donde se anota que “el esquema de Comercio Justo es una alternativa concreta para los pequeños productores pobres que buscan mejorar sus prácticas, elevar la calidad de sus productos, mejorar sus rendimientos e incrementar sus ingresos y oportunidades de progreso”.

La experiencia exitosa en Guatemala es liderada por cooperativas de productores de arvejas y ejotes, e impulsada por la empresa agroexportadora Cooperación Económica de Interés Social (CEIS) con la Asociación para el Desarrollo Integral y Sostenible de la Agricultura en Guatemala (ADISAGUA).

Según Juan Cheaz, coordinador de AEE, el caso demuestra que este esquema de comercio efectivamente paga más y mejor a los productores, gracias a un compromiso con una sociedad más justa y sostenible por parte de los compradores, y además les induce a adoptar prácticas de producción sustentable y sistemas de gestión más eficientes y transparentes.

Guatemala es hoy el principal exportador mundial de arvejas y uno de los más destacados exportadores de ejotes. En los últimos años, el dinamismo del rubro ha tenido a los pequeños productores como protagonistas, pero el contexto global de transnacionalización de la producción y de los mercados, unido a procesos de liberalización comercial, impone importantes retos a las pequeñas unidades productivas pobres del ámbito rural.

El camino a la certificación

El proyecto inició en 2009 y duró catorce meses, involucró a cuatro cooperativas de productores de arvejas y ejotes: la Cooperativa Integral de Comercialización Q’Anil, de Santa María de Jesús (Sacatepéquez), la Asociación Coordinación Regional de Cooperativas Integrales – CORCI y la Cooperativa Agrícola Integral San Miguel, ambas de San Andrés de Semetabaj (Sololá), y la Cooperativa Agrícola Integral Unión Astilleros en El Astillero (Jalapa).

Dichas cooperativas recibieron apoyo para fortalecer su gestión administrativa y financiera, introducir y expandir buenas prácticas agrícolas entre sus miembros, mejorar las técnicas de producción para incrementar los rendimientos y la calidad de la producción, y fortalecer su organización. Un objetivo fundamental, fue lograr la certificación de comercio justo, lo cual beneficia a 490 productores que producen en unas 258 hectáreas

Los diagnósticos, planes de trabajo y talleres de capacitación, derivaron en la formulación de procedimientos en diversas áreas para cumplir los estándares de Comercio Justo.

Por ejemplo, en las políticas laborales, se definieron criterios sobre la presencia de niños y niñas en el campo para discernir entre un trabajo ocasional y de apoyo a adultos, y un involucramiento laboral no aceptable. También se establecieron acciones y esquemas de supervisión para consolidar prácticas ambientales consistentes con el principio de sostenibilidad. Se adoptaron procedimientos administrativos que contribuyen a la transparencia de la gestión y las finanzas, y se implementó un sistema de trazabilidad de la producción: una exigencia creciente de los mercados para garantizar la seguridad biológica.

Un producto de alianzas

Para los investigadores de AEE, quienes sistematizaron la experiencia, uno de los aspectos de mayor interés de analizar son las interacciones de los actores involucrados y las condiciones del entorno, lo que permite extraer lecciones para impulsar nuevas iniciativas de este tipo.

En esta experiencia, CEIS compra la producción a las cooperativas y la coloca en el mercado internacional, lo que realiza junto a Fair-Fruit, organización que promueve el comercio internacional de productos agrícolas bajo el enfoque de comercio justo.

Mientras que ADISAGUA es una organización financiada con fondos de CEIS y de otras fuentes, cuya misión es proveer de servicios y apoyo técnico a los productores y sus cooperativas a fin de mejorar los rendimientos, los procesos de producción y la calidad de los productos, y fortalecer su gestión.

ICCO fue la agencia no gubernamental de cooperación que proveyó fondos para que CEIS y ADISAGUA acometieran la tarea de poner a las cooperativas y a sus productores en capacidad de transformar sus políticas, su gestión y sus procesos productivos para lograr la certificación de comercio justo y empezar a exportar bajo ese esquema.

Por su parte Durabilis, una fundación privada belga que fomenta la economía sostenible en países en desarrollo, aportó la inversión inicial para establecer la infraestructura de empaque y exportación de CEIS. El proyecto contó también con la participación de CRECER, una organización que trabaja para el desarrollo sostenible de pequeños productores y que los apoya para fortalecer sus capacidades económicas y empresariales.

Los problemas de las cooperativas en sus estamentos de gestión y en sus procedimientos administrativos, el temor al cambio de algunos productores o la obstrucción de comerciantes intermediarios que perdían proveedores y negocios por la producción para la exportación de los miembros de las cooperativas, son algunos de los obstáculos que se describen en el análisis.

Cheaz destaca que este caso demuestra que, aún en contextos de muchas privaciones y muy escasos recursos, el cambio es posible, ya que las cooperativas y sus miembros lograron alcanzar niveles tecnológicos superiores y transformar las prácticas gerenciales, gracias a lo que aprendieron.

“Una de las lecciones que vimos aquí es que, frente a la escasez de recursos, la acción colectiva puede ser vital para la sobrevivencia y desarrollo de las iniciativas económicas de las pequeñas unidades productivas. Un conjunto de servicios, que serían impensables de recibir a nivel individual, fueron posibles por la existencia de un colectivo organizado”, sostiene el coordinador de AEE.

 

*Coordinadora de comunicaciones. Rimisp – Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural

mmaureira@rimisp.org

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