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Agricultura familiar, pilar de la seguridad alimentaria regional

Pequeños productores y la recuperación de cultivos tradicionales desempeñan un papel importante en reducir el hambre: FAO

Los pequeños productores, los circuitos de producción y consumo en el ámbito local y la recuperación de cultivos tradicionales desempeñan un papel importante en la reducción del hambre, aseguró el director general de la FAO, José Graziano da Silva.

Subrayó que existe una tendencia hacia el cultivo y la comercialización de alimentos tradicionales, hacia la mejora de la infraestructura y los mercados locales y a ayudar a los pequeños productores, todo lo cual es positivo para el medio ambiente y la economía de las zonas rurales, donde el hambre tiene mayor incidencia, explicó.

Los cultivos infrautilizados pueden tener un impacto positivo y la recuperación de estos cultivos es una vía hacia la seguridad alimentaria. También significa redescubrir sabores perdidos e identificar otros nuevos. Eso es algo que une a todos con los agricultores pobres del mundo, indicó el director general de la FAO.

La ONU celebrará durante el 2014, el Año International de la Agricultura familiar, lo cual será fundamental para sensibilizar a los gobiernos y a la opinión pública sobre la importancia y la contribución de la agricultura familiar a la seguridad alimentaria y a la producción de alimentos.

“El Año Internacional de la Agricultura Familiar será fundamental para sensibilizar a los gobiernos y a la opinión pública sobre la importancia y la contribución de la agricultura familiar a la seguridad alimentaria y a la producción de alimentos”, explicó Salomón Salcedo, Oficial Principal de Políticas de la FAO.

Señaló que este sector es un pilar de la seguridad alimentaria regional: “el 80 por ciento de las explotaciones agrícolas de América Latina y el Caribe son parte de la agricultura familiar. El sector genera sobre 70 por ciento del empleo agrícola de la región”, explicó.

De acuerdo con la FAO, sólo en los países del Mercosur este sector involucra a 20 millones de personas directamente en los predios, y da empleo directo a cerca de 10 millones de personas.

En términos de producción también es clave: en Brasil, aporta 38 por ciento de la producción agropecuaria, 30 por ciento en Uruguay, 25 por ciento en Chile, 20 por ciento en Paraguay y 19 por ciento en Argentina.

La FAO también refiere que ha habido una fuerte contracción del gasto público en la agricultura en países en desarrollo, sobre todo en América Latina y el Caribe. En esta región, el gasto público en agricultura respecto del total cayó del 6.9 por ciento en 1980 al 1.9 por ciento en 2007. Esta proporción es de hecho la más baja entre todos los países en desarrollo, y contrasta con cifras como la de Asia del Este y Pacífico (6.5 por ciento) y la del Sur de Asia (4.9 por ciento).

Dentro de la inversión total en la agricultura, aquélla proveniente de los propios productores agropecuarios es la más importante”, explicó Salcedo, “pero los gobiernos deben ser agentes que fomenten la inversión a través de sus políticas y un clima propicio”, explicó.

Salcedo explicó que a medida que se reduzcan los altos costos de transacción del sector -los cuales obedecen muchas veces a asimetrías de información o falta de infraestructura- los productores incrementarán su inversión y producción, combinando la sabiduría ancestral de los agricultores familiares con los desarrollos tecnológicos modernos.

Fuente: FAO

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