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Agricultura mexicana varada

FAO

En la última década se ubica por debajo de países de la región, superando sólo a Haití, Cuba y Colombia.

En la última década el desarrollo de la agricultura mexicana ha sido raquítico. Bajos rendimientos, caída de la producción y del ingreso, mayor dependencia del exterior, políticas públicas erráticas al igual que el temporal de lluvias, y falta de financiamiento, son sólo algunos factores que ha llevado a la agricultura mexicana al estancamiento.

“Comparado con otros países de América Latina, el progreso de la agricultura en los últimos 10 años ha estado prácticamente por debajo del conjunto de la región, con excepción de Haití, Cuba y Colombia a los que superó”, anota el estudio Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en México 2012, realizado por la FAO a iniciativa de la Sagarpa, con la colaboración de la Sedesol, el Instituto Nacional de Salud Pública, investigadores del Coneval y la Universidad de Sonora.

Esta publicación –que hace una “fotografía” del sector agroalimentario mexicano—indica que en los últimos 20 años la agricultura mexicana creció por abajo del conjunto de la economía. En la década de los noventa el Producto Interno Bruto (PIB) agropecuario avanzó 2.7 por ciento en promedio anual, y en lo que va del siglo 1.1 por ciento promedio al año; la economía tuvo un crecimiento de 3.6 por ciento y 1.8 por ciento, respectivamente.

Con información del Sistema de Información Agropecuaria (SIAP) de Sagarpa, el estudio indica que entre 1990 y 2011, el valor de la producción agrícola nacional aumentó 1.5 por ciento en promedio anual y que en 20 años el área cultivada se amplió en 2.5 millones de hectáreas (has) para llegar a 22 millones de has sembradas en promedio de 2009 a 2011.

Durante la presentación de dicho estudio, el propio titular de la Sagarpa, Enrique Martínez y Martínez, destacó que en una revisión realizada junto con el director general de la FAO, José Graziano da Silva, observaban “cómo desde 1990, prácticamente la productividad del hombre del campo mexicano ha estado estancada, sobre la base de los 50 mil pesos anuales, y han pasado décadas y seguimos en esa situación. Entonces no podemos continuar así, hay que romper esas inercias”.

La producción de granos en México –ejemplificó el funcionario federal– en el año 2000 alcanzó los 28 millones de toneladas y la cifra en 2011 se ubicó en el mismo nivel.

20 años con bajos rendimientos

En el estudio llama la atención la contracción del 40 por ciento que registró el área sembrada de oleaginosas entre 1990-92 y 2009-11; tan sólo la siembra de soya se redujo a la mitad, al pasar de 324 mil has en promedio, a 141 mil, aun cuando hubo una recuperación importante en 2010 y 2011, con 167 mil has cultivadas.

La superficie sembrada de maíz en los últimos veinte años es prácticamente la misma al ubicarse alrededor de 7.8 millones, con una producción de 20 millones de toneladas, un crecimiento de apenas 1.4 por ciento en promedio anual. En este tiempo, los rendimientos promedio pasaron de 2.1 a 3.1 toneladas (tons) por hectárea (ha).

El maíz amarillo registró una superficie sembrada promedio de 381 mil has con un rendimiento de 5 tons por ha, en el trienio 2009-11. El estudio recuerda que “el mercado de maíz amarillo es deficitario y, de mantenerse la tendencia en la producción y en el consumo de productos de origen animal, almidones y fructosa, podría aumentar la insuficiencia en el mediano y largo plazo”.

Los cereales en su conjunto muestran una reducción en superficie sembrada en la última década. El arroz dejó de sembrarse a un ritmo más acelerado en los noventa, pero la tendencia continúa y en 2011 sólo se sembraron 37 mil has de las 120 mil de 1990. En 20 años, los rendimientos pasaron de 4.1 a 5 tons por ha.

Durante la década de 1990, la siembra de trigo, segundo cereal en el consumo nacional, observó una reducción cercana a las 250 mil has. En el trienio 2009-11 la producción fue de 3.8 millones de tons, similar a la de 1990-92. En las últimas dos décadas los rendimientos promedio por ha aumentaron de 4.1 a 5.3 tons por ha.

En frijol, alimento básico en la dieta de los mexicanos, por su contenido de proteína, y que ocupaba el segundo lugar en la siembra nacional con 2.1 millones de has en el trienio 1990-92, bajó a 1.6 millones de has en el periodo 2009-11.

Podría decirse que la disminución en el área sembrada se debe a menor consumo asociado a cambios en los hábitos alimenticios y a diferenciales de precios al productor respecto al producto importado, anota el estudio de la FAO.

Los rendimientos registraron un modesto progreso, con un promedio nacional de 860 kilos por ha en 2009 y sólo entidades como Nayarit y Sinaloa obtienen entre 1.4 y 1.5 tons por ha. En gran medida éstos se han visto afectados por las sequías que impactaron zonas productoras importantes en los últimos dos años.

El sorgo, importante insumo para la industria de alimentos balanceados, cuya superficie cultivada es de 1.9 millones de has, observó un comportamiento un poco diferente. En el periodo 1990-2011 la producción de grano aumentó en 1.3 millones de tons, con mejores rendimientos al final del periodo, que subieron de 3.4 a 3.8 millones de tons.

También los pastos ha observado un aumento de siembra en su superficie debido a la demanda del sector pecuario. En 2009-11, cubrían 2.4 millones de has. La avena forrajera ocupa el tercer lugar en extensión y en 2011 alcanzó las 943 mil has.

La publicación refiere que la mayor expansión de las tierras cultivadas se dio en forrajes que pasaron de 3.4 a 6.5 millones de has, ampliación acorde con el aumento en la disponibilidad de carnes, leche y huevo. La producción de éstos creció de manera significativa 4.8 por ciento en promedio anual entre 1990 y 2011.

En tanto, la producción de café se redujo –1.1 por ciento promedio anual–, sobre todo en la primera década de este siglo, luego de la caída histórica de los precios en mercados internacionales al final de la década de 1990. Las labores en los cafetales se limitaron sustancialmente o éstos se cortaron, por lo que los rendimientos promedio acusaron una baja notable al pasar de 2.8 a 1.9 ton por ha entre 1990 y 2011.

En azúcar, con los altibajos de los precios en el mercado internacional y la competencia con edulcorantes sustitutos, la producción de caña de azúcar creció 1 por ciento en promedio anual en dicho periodo. Los principales estados productores lograron rendimientos de 71, 87, 60 y 64 ton/ha, respectivamente.

Rendimientos por debajo de otros países

Al comparar los rendimientos nacionales promedio de maíz y frijol con los de los principales países productores, se aprecia cómo, en maíz, los rendimientos promedio están por debajo de los tres principales productores en el mundo: Estados Unidos, China y Brasil. La diferencia con éste último es de sólo media tonelada, pero ese margen se fue ampliando en los últimos cuatro años.

Respecto a Sudáfrica, uno de los países proveedores de maíz blanco, México también se ve superado. En rendimientos de frijol en relación con los principales productores, nuestro país sólo está en mejor posición que la India; con Brasil está 100 kilos por abajo. Con otros países, Myanmar, China y Estados Unidos, las diferencias van del 40 por ciento a más del doble.

Tras recordar que México es el país con mayor área de cultivo bajo riego en América Latina, pero el 75 por ciento de su agricultura es de temporal, el estudio de la FAO señala que hay márgenes para mejorar los rendimientos, y acortar la brecha entre estados y entre sistemas productivos.

La publicación hace hincapié en que programas de Sagarpa, como Mas Agro o el Programa Estratégico de Seguridad Alimentaria (PESA), implementado en colaboración con FAO, buscan incidir en la problemática de los productores de menores rendimientos; por la complejidad de su dimensión técnica, económica, social y ambiental, requiere de apoyos coordinados entre los estados, los municipios y la federación con los propios productores.

“El escaso ritmo de crecimiento de la agricultura y su baja productividad, son una llamada de atención. Por una parte, el sector es proveedor de alimentos y de materias primas para la industria agroalimentaria; sin embargo, a falta de abasto interno suficiente, no se están generando todos los encadenamientos productivos potenciales entre el sector secundario y primario”, apunta.

Además reflexiona sobre el hecho de que “la relativamente baja participación de la producción agropecuaria en la economía, también su limitado impacto en la balanza comercial, parecieran dejar a los mercados una decisión estratégica sobre el abasto de alimentos”.

 

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Más sobre el sector agrícola mexicano

* Con base en cifras del INEGI indica que la contribución del sector agropecuario al PIB nacional ha ido disminuyendo hasta representar 3.6 por ciento en 2011.

*El país cuenta con infraestructura de riego para 6.5 millones de has –la más extensa en América Latina.

*En el ciclo agrícola 2011 se sembraron 6.2 millones de has bajo riego.

*Diez cultivos cubren el 70% del área irrigada: maíz, sorgo, trigo, alfalfa, caña de azúcar, pastos, frijol, algodón, maíz forrajero y chile verde.

*Sólo al maíz se destina casi el 30% del riego.

Fuente: Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en México 2012

 

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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