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Enemigos silenciosos para la seguridad alimentaria

Las plagas y enfermedades disminuyen rendimientos de 20 a 40%/ Sólo para plaguicidas se destinan 45 mil mdd al año en el mundo.

Las plagas y enfermedades en la agricultura se han vuelto un verdadero dolor de cabeza para los agricultores y los gobiernos del mundo, ya que cada año reducen el rendimiento de cultivos en porcentajes que van del 20 al 40 por ciento, lo que impacta la producción de alimentos y la seguridad alimentaria de la población.

Y es que se trata de enemigos silenciosos, que usan diversos canales para trasladarse a las zonas de cultivo donde las condiciones le favorecen. El comercio mundial y el cambio climático también han generado una migración global de éstos males entre las naciones del orbe.

“Nadie ve los huevos de mosca de la fruta ocultos en la piel de las naranjas o los escarabajos y coleópteros que se esconden en los embalajes de madera y escapan así a la detección. Del mismo modo, las esporas de hongos se meten entre las juntas de los contenedores de metal y se desplazan mucho más lejos de lo que el viento los habría transportado jamás”, describe la Secretaría de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF),

El organismo dependiente de la FAO comenta que hacer frente a la introducción y brotes de plagas resulta costoso a los gobiernos, agricultores y consumidores, ya que genera daños en miles de millones de dólares por año. Tan sólo las ventas de plaguicidas para combatir plagas en los cultivos suman unos 45 mil millones de dólares al año en el mundo.

Llama la atención sobre el hecho de que una vez que las plagas se han establecido, “su erradicación es a menudo imposible, y combatirlas supone un porcentaje importante del costo de la producción de alimentos”.

Plagas globalizadas

El organismo refiere que aunque “no hay datos exactos disponibles, pero se sabe que un número significativo de estas plagas de las plantas se introdujeron a través del comercio internacional”.

“Vivimos hoy en un mundo globalizado e increíblemente interconectado, lleno de oportunidades para que las plagas y enfermedades se propaguen de un país a otro. Reducir los riesgos y prevenir o reducir al máximo esta propagación es mucho más rentable que tratar de erradicar o gestionar un brote después de su aparición”, asegura Craig Fedchock, coordinador de la secretaría de la CIPF.

Las plagas más conocidas son las moscas de la fruta del Mediterráneo, la roya del trigo, la gardama africana, pero también existe otras como el barrenador de la berenjena, el tizón bacteriano de la yuca, los nematodos de la papa, la polilla de la uva y los caracoles gigantes del arroz.

Un ejemplo de los daños que puede ocasionar una plaga es la roya del café, que ya ha generado pérdidas del 30 por ciento a los productores de Centro América y está presente en México, donde los productores han advertido sobre la amenaza que representante para este cultivo de exportación.

Otro ejemplo es el HLB (Huanglongbing), conocido como enfermedad del Dragón amarillo, que igual es una amenaza para la citricultura mundial, dado que en pocos años ha devastado zonas citrícolas completas en India, China, Estados Unidos, Brasil, en 20 países de Asia y 11 países de África, según datos de CropLife Latinoamérica, organismo que aglutina a empresas dedicadas a la protección de cultivos en el mundo.

La enfermedad –detalla– se disemina principalmente debido al Diaforina citri, insecto que se alimenta de los brotes tiernos de las plantas. En julio de 2009 se detectó en México y representa una amenaza para las 526 mil hectáreas de cítricos de 23 entidades federativas. En Colima, 60 por ciento de las plantaciones están infectadas y existe un gran riesgo para el estado de Veracruz, que produce 45 por ciento de los cítricos del país y genera 70 mil empleos directos.

Según el organismo, dichas repercusiones resaltan la importancia de la industria fitosanitaria, que invierte cada año más de 6 mil 300 millones de dólares en investigación y desarrollo en tecnologías para evitar las perdidas por plagas, malezas y enfermedades.

En este sentido, el director general de FAO, José Graziano da Silva, ha señalado que en la era globalizada la tarea de prevenir la propagación de plagas y enfermedades, al tiempo que se facilita el comercio en vez de obstaculizarlo, es a la vez más compleja y más importante que nunca, sobre todo porque se prevé que el aumento de temperaturas debido al cambio climático fomente su propagación hacia nuevas zonas, y vuelva más susceptibles a sus efectos a algunas plantas.

No obstante acota, que: “la prevención también significa evitar un uso excesivo de plaguicidas químicos, reducir la carga económica sobre los agricultores y proteger el medio ambiente y los ecosistemas productivos”.

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