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Sobrepeso y obesidad se extienden como pandemia en AL y el Caribe: FAO

Afecta 23% de adultos y 7% de los niños en edad preescolar/México líder en obesidad.

El sobrepeso y la obesidad se extiende como una pandemia en América Latina y el Caribe, afectando al 23 por ciento de adultos y al 7 por ciento de los niños en edad preescolar, advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) en su informe Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional de América Latina y el Caribe 2013.

Dichos padecimientos son un grave problema de salud pública si se considera su estrecha relación con “enfermedades crónicas no transmisibles”, como las cardiovasculares, diabetes, cáncer y enfermedades respiratorias crónicas, que son responsables del 63 por ciento de la mortalidad mundial.

En la región la prevalencia de obesidad en adultos afecta más a los países de Caribe, como San Cristóbal y Nieves, con 41 por ciento; Bahamas y Barbados, ambos tienen con 33.4 por ciento. En la zona mesoamericana, Belice tiene 35 por ciento y México con 33 por ciento son los países con mayor incidencia de la enfermedad, mientras que en Sudamérica los países que presentan mayor proporción de adultos obesos son la República Bolivariana de Venezuela, con un 31 por ciento, y Argentina y Chile con 29 por ciento.

En el caso de los niños menores de 5 años, el aumento de la prevalencia del sobrepeso en la región ha sido constante durante los últimos 25 años, dado que mientras en el año 1990 afectaba al 6.5 por ciento de los preescolares, para el año 2010 subió al 7.1 por ciento y se estima que para el 2015 alcance al 7.3 por ciento de los niños de la región.

La FAO añade en su reporte que de 19 países con información disponible, 13 han aumentado la prevalencia de sobrepeso infantil. Argentina con 9.9 por ciento; Perú, 9.8 por ciento, y Chile, 9.5 por ciento, lideran está estadística en la región.

El documento indica que en América Latina y el Caribe el número de personas que aún padecen hambre alcanzó 47 millones, disminuyendo en tres millones respecto al trienio anterior. Sin embargo, llama la atención que “mientras por un lado un grupo de países enfrenta aún graves problemas de desnutrición y carencias de micronutrientes (hierro, zinc, vitamina A y ácido fólico), por el otro ha aumentado la prevalencia del sobrepeso y obesidad”.

Alto costo por obesidad a países

El costo de la malnutrición es enorme si se ve desde una perspectiva de salud. En términos económicos, las pérdidas de productividad y atención médica directa podrían alcanzar hasta el 5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.

Respecto a la malnutrición por exceso, el informe señala que aunque no se dispone de estimaciones globales en términos económicos, los costos indirectos por concepto de tratamiento y hospitalizaciones de las enfermedades crónicas no transmisibles sumó alrededor de 1.4 billones de dólares en 2010.

En México, uno de los países con mayores niveles de obesidad tanto en la región como a nivel mundial, ha estimado que los costos por enfermedades relacionadas con la obesidad alcanzan los 3 mil 500 millones de dólares al año y de 2 mil millones de dólares al año los asociados a costos indirectos relacionados a los impactos en la productividad del país.

En el año 2010 existían en América Latina y el Caribe 3.8 millones de menores de cinco años con obesidad y, en el caso de los adultos, se estima que para el año 2015 la prevalencia de malnutrición por exceso alcance a 39 por ciento del total de la población mayor de 20 años.

La población más vulnerable a los efectos del obesidad son principalmente los habitantes con menores ingresos, en especial las mujeres y los niños.

“Las profundas transformaciones en los patrones alimentarios de las últimas décadas se han traducido en que a la malnutrición por déficit (alimentación insuficiente) ahora se le sume la provocada por un consumo excesivo de alimentos procesados, altos en calorías y pobres en nutrientes, normalmente más accesibles para los hogares de menores recursos respecto de otros alimentos saludables, resultando en un rápido aumento en la prevalencia de exceso de peso en niños y adultos. Ambos problemas afectan con mayor fuerza a los grupos de menor nivel socioeconómico”, indica la FAO.

Los cambios sustanciales en los estilos de vida están en el trasfondo de la obesidad, y han significado el reemplazo de las dietas saludables por una alimentación basada en alimentos altos en grasas, principalmente saturadas y trans, además de azúcar y sodio; bajo consumo de frutas, verduras, cereales integrales y legumbres; e inactividad física.

Un reciente estudio sobre el panorama de la alimentación escolar en la región (FAO, 2013), indica que muchas de las escuelas aun comercializan por medio de la tiendas escolares alimentos “chatarras” y gaseosas, situación que no se encuentra debidamente regulada en la mayoría de los países.

Existe una correlación directa entre obesidad infantil, factores de riesgo de enfermedades crónicas y su persistencia en la edad adulta. Ello impone a los gobiernos la necesidad de políticas que tiendan a promover una alimentación saludable y la actividad física en los niños, involucrando especialmente a los sectores de la educación, salud, industria de alimentos y medios de comunicación, en el marco de una adecuada regulación.

Desnutrición, el viejo flagelo

El documento destaca que la desnutrición global también ha tenido una evolución positiva en la región en los últimos veinte años, al pasar de 4.3 en 1990 a 1.9 millones de niños con bajo peso en 2012.

Por países se aprecia que 16 de los 19 de los que se dispone de información presentan niveles inferiores a 10 por ciento para el período 2005-2012; solo en los casos de Haití, Guatemala y Guyana se encuentran prevalencias de dos dígitos. Más aún, 13 de esos 16 países tienen niveles de desnutrición global inferiores a 5 por ciento para el total de la población infantil considerada, destacándose los casos de Chile y Costa Rica, cuyos niveles llegan a 0.5 y 1.1 por ciento respectivamente.

En el caso de la desnutrición crónica infantil (baja talla en menores de 5 años), el indicador pasó de 13.8 millones en 1990 a aproximadamente 6.9 millones de niños en esa condición en 2012, lo que equivale al 12.8 por ciento del total de los niños de América Latina y el Caribe

Centroamérica es la que tiene los mayores índices de desnutrición crónica, con un 18.6 por ciento de los niños, seguida por Sudamérica con 11.5 por ciento y el Caribe, que presenta 6.7 por ciento de niños con desnutrición crónica. Guatemala es el país que presenta la mayor prevalencia de desnutrición crónica infantil de la región con 48 por ciento de los niños en esta situación, seguido por Haití y Honduras, ambos con 30 por ciento. Por otro lado, Chile y Jamaica son los países que presentan la menor prevalencia, con 2 y 5 por ciento, respectivamente.

 

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