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Impuesto a comida chatarra genera ingresos de 8 mil mdp

Al primer trimestre de 2015, los ingresos por el impuesto a productos con alta densidad calórica superó ocho mil 957 millones de pesos, es decir, un crecimiento real de 86.6 por ciento, con respecto al mismo periodo de 2014, de acuerdo con el Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República.

El año pasado este gravamen, formalmente conocido como Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS), recaudó un total de 31 mil 559 mdp, por concepto de bebidas saborizadas, alimentos no básicos con alta densidad calórica y bebidas energetizantes.

Frente a estas cifras, la investigación advierte que algunas cámaras industriales han reportado una caída en la venta de alimentos procesados y bebidas azucaradas, es decir, que el impuesto motivó una reducción en el consumo de estos productos, en algunos casos hasta del 20 por ciento.

El organismo expone que la decisión de gravar con ocho por ciento algunos productos de alta densidad calórica en México es insuficiente para disminuir la demanda de los productos gravados y, por ende, la prevalencia de enfermedades relacionadas con sobrepeso y obesidad.

Por ello, a fin de garantizar la eficiencia de las medidas fiscales como instrumentos de control de la salud, es necesario establecer un conjunto de medidas complementarias de orden socio-cultural, advierte el instituto en un estudio.

El impuesto especial aplicado a alimentos con muchas calorías y a bebidas con azúcares añadidos implica un avance, pero las deficiencias en el diseño de este gravamen ponen en riesgo su efectividad para mejorar la salud pública, advierte el IBD.

Entre las principales deficiencias, advierte el IBD, está la parcialidad de la base gravable, es decir, que están exentos de este impuesto productos potencialmente riesgosos para la salud; así como la debilidad de los criterios técnicos que determinan la base gravable, lo que la hace relativamente parcial.

El estudio señala que, de acuerdo con algunos criterios, es posible que no se hayan gravado todos los alimentos de alta densidad calórica considerados como riesgosos para la salud.

Añade que el impuesto impacta solamente en mercados formales, por lo que quedan fuera de esta regulación los productos vendidos en actividades informales y los elaborados en hogares y restaurantes, lo que llevaría a reducir los efectos en la reducción de los índices de sobrepeso y obesidad.

Señala también el reducido nivel de las tasas establecidas “y la falta de evidencia empírica en México sobre la correlación entre el consumo de los productos considerados no saludables y los problemas de salud”.

En el reporte quincenal número 21 de “Temas estratégicos”, el IBD señala que la aplicación del IEPS tiene distintos efectos, algunos de ellos no deseados, como el incremento de precios al consumidor final, la repercusión en el nivel de inflación, la especulación y el abuso de intermediarios, la sustitución de productos para consumo, el fortalecimiento del mercado informal e incluso la creación de un mercado negro con productos importados ilegalmente.

Sugiere que las políticas de prevención y atención de la salud promuevan controles sobre la publicidad e información al consumidor, impulsar el cambio de hábitos del consumidor para equilibrar su ingesta calórica, y el desarrollo de infraestructura para distribución y consumo de agua potable en hogares, escuelas y espacios públicos.

Recomienda profundizar en el estudio de la relación entre los productos considerados no saludables y los problemas de obesidad, sobrepreso y diabetes en México, con el fin de impulsar ajustes en el diseño y aplicación de los impuestos especiales, aprobados en la reforma hacendaria del año 2013.

 

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