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Ante firma de TPP piden blindar producción de lácteos de México

Productores de Nueva Zelanda cuentan con 250 cabezas en promedio, los mexicanos con menos de 30.  Esa nación exporta cerca de 80% de su producción y México ocupa el segundo lugar en el consumo de productos lácteos en América Latina.

Ante la inminencia de que México firme el Acuerdo Transpacífico (TPP), es necesario blindar sectores que muestran sensibilidad y vulnerabilidad a la hora de entrar a una competencia comercial abierta con países con un desarrollo productivo e industrial más avanzado.

Este es el caso de los productores nacionales de leche y la industria de  derivados lácteos, que entraría a un esquema comercial desigual con varios países miembros del TPP, afirmó el presidente de la Federación Mexicana de Lechería, Vicente Gómez Cobo.

Ante esta situación, explicó, es necesario que el Gobierno Federal, a través de las Secretarías de Agricultura y de Economía, incluido también el sistema financiero, cree esquemas de apoyo que fortalezcan los sistemas productivos de leche en el país, la recuperación de la infraestructura que en alguna  medida se encuentra subutilizada, la construcción de centros de acopio, sobre todo para temporadas de máxima producción y una política de precios que garantice la recuperación de los costos de producción,  el mantenimiento de los establos y una utilidad razonable para el productor.

“Los productores lecheros consideramos que, con el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, TLCAN, el sector lechero mexicano resultó de los más afectados por una competencia desigual, sobre todo a partir de 2008, cuando se liberó de aranceles el producto leche”.

Por ello, señaló que la presencia en el TPP de Nueva Zelanda, país que tiene una estructura sectorial orientada hacia la exportación de leche y sus derivados, así como un mercado internacional cimentado y exitoso, representa el mayor riesgo para la lechería mexicana.

Se trata de un país que dispone de ventajas comparativas determinantes respecto de la estructura mexicana, con un ganado lechero de pastoreo, mientras que la base de la alimentación en México es el suministro de forrajes a base de granos y agregados nutritivos como pasta de soya, semilla de algodón, sorgo y otros suplementos.

De acuerdo con estudios internacionales sobre potencial productivo lechero, Nueva Zelanda, es el único país en el mundo que exporta cerca de 80 por ciento de su producción de este alimento, de manera que México sería un buen cliente, pues ocupa el segundo lugar en el consumo de productos lácteos en América Latina.

A diferencia de México, en donde más del 80 por ciento de los productores de leche son pequeños, con menos de 30 vacas, en Nueva Zelanda existen aproximadamente 13 mil 500 granjas lecheras y, en promedio, cada una cuenta con 250 bovinos dentro de una extensión de 100 hectáreas; es decir, 2.5 cabezas de ganado por hectárea, lo que explica la gran desigualdad en los sistemas productivos.

Gómez Cobo consideró que habrá que poner especial atención al tema de los subsidios agrícolas, que son otorgados principalmente por países desarrollados y provocan incrementos en la producción, pero finalmente se traducen en una baja en los precios a escala internacional.

“Esto hace más difícil que países como México  puedan competir con sus productos primarios en un mercado altamente subsidiado”, apuntó.

Precisó el dirigente algunos puntos medulares para reforzar el sistema productivo mexicano:

  • Una normatividad clara y mecanismos de verificación para asegurar su cumplimiento.
  • Esquemas financieros que aseguren la permanencia del sector lechero.
  • Un sistema claro y disponible sobre las estadísticas fundamentales del sector para determinar dónde estamos y a dónde queremos llegar.
  • Acceso al financiamiento con tasas preferenciales y a largo plazo.
  • Mejorar acceso a los mercados y la integración de los ganaderos para participar en el precio final de los productos por la vía de las cooperativas que  ayuden a establecer economías de escala.
  • Y por último, que el gobierno establezca los mecanismos para no permitir la importación de productos por debajo de los costos de producción.
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