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Maíz perenne, la promesa de la tierra

Transformar siembra anual de maíz a cultivo perenne una revolución agronómica…

Ante los efectos del cambio climático, la mayor presencia de sequías y heladas, el desarrollo de cultivos perennes, en especial de maíz, se convierte en una opción no sólo para México sino para el mundo, al tener mayor resistencia a temperaturas extremas, requerir menos químicos, contribuir a la retención de suelos y hacer uso eficiente del agua, todo en pro de la conservación ecológica.

Esta alternativa de cultivo ya ha dado pasos en China, que lo desarrolló en arroz; Italia y Australia tienen trigo perenne; en México el frijol tiene un pariente silvestre perenne (ayocote mexicano); en Estados Unidos los investigadores están muy avanzados en sorgo y empezaron a trabajar en maíz, pero sin darle prioridad, expone el doctor Antonio Turrent, investigador nacional emérito del Sistema Nacional de Investigadores.

Los cultivos anuales –refiere el experto– no tienen la tolerancia a temperaturas extremas, sequías o heladas, que se prevé acentuará el cambio climático; por el contrario, en un perenne se muere el forraje pero vuelve a brotar y puede dar una cosecha,  “tenemos elementos de riesgo que son superados por este cultivo”.

Para México, que es centro de origen del maíz, resulta clave desarrollar el cultivo perenne de esta especie y deberíamos estar invirtiendo, dedicando recursos humanos e institucionales para avanzar en este tema, donde no hemos comenzado, enfatiza el también integrante de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS).

La Universidad de Texas, por ejemplo, está usando el teocintle perenne, originario de nuestro país, ya que tiene el mismo número de cromosomas que el maíz convencional y han lograron versiones intermedias entre los cultivos perenne y los anuales. “En México no hemos hecho prácticamente nada; no es una prioridad nacional. Tenemos que trabajar en convencer a la comunidad académica de que este es el camino a seguir”.

Es un tema central, explica, porque imagínese un sistema radicular de un árbol es mucho más profundo y en maíz perenne significa que sus rizomas, que son los tallos subterráneos que rebrotan vigorosos, ayudan a conservar el suelo contra la erosión, pero también ahí reside la capacidad de la planta para pasar la temporada de estiaje o invierno, ya que tiene reservas de energía y humedad para poder brotar de nuevo. “La planta tiene su follaje verde y recibe radiación solar casi los 365 días del año, lo que hace que la fotosíntesis sea más intensa”.

Una gran ventaja desde el punto de vista económico es que la tierra sólo se tendrá que roturar cada cinco años y sembrarse de nuevo durante ese ciclo. El rendimiento un tiempo puede ser un poco más bajo, pero podemos encontrar modelos, como lo que se usan en trigo y arroz, para que haya un balance en costos, porque en el perenne, una vez invirtiendo, sólo hay que estar cosechando cada año.

Sobre el tema, la propia Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) ha señalado que los cultivos perennes son una vía para reducir los impactos ambientales, ya que “muchos procesos del suelo no son capaces de sostenerse por sí solos, ya que cada año afectamos ricos recursos ecológicos plantando monocultivos, talando nuevas áreas para cultivos y utilizando otras prácticas insostenibles que no serán capaces de proveer altos y estables rendimientos de granos con suficiencia”.

“Impulsar el uso de cultivos perennes como prácticas actuales puede ofrecer una amplia gama de beneficios ambientales, sociales y económicos, que incluye el mejoramiento de la salud del suelo y la restauración de la fertilidad, mantener la biodiversidad y las funciones del ecosistema,   preservando el agua, así como el bienestar de los agricultores y la estabilidad del mercado”.

Revolución agronómica

Esta conversión de lo anual a lo perenne es una revolución, aunque el doctor Antonio Turrent apunta que resulta curioso que la domesticación de las especies que cultivamos ahora se hizo quitándole lo perenne a los ancestros y volviendolos anuales, porque en éstos últimos el follaje y la energía que atrapa la planta del sol se va directamente al grano; en cambio en los perennes una parte de la energía va a las raíces para permitirle volver a brotar al año siguiente.

Con los cultivos perennes tampoco necesitaremos los transgénicos, porque todos los parientes silvestres se cruzan con el maíz. El cultivo de transgénicos es un callejón sin salida. Las empresas no van a encontrar tolerancia a sequía ni a temperaturas altas, porque esto depende de un carácter multigénico y cuando vengan las sequías en serio como la que se presentó en Estados Unidos o la que nos pegó hace años en Sinaloa, los transgénicos con cultivos anuales no podrán enfrentar esas adversidades.

La promesa de maíces tolerantes a sequías es una quimera, “es puro cuento”, porque son cientos de genes los que participan con una contribución muy pequeña y son poco heredables. La agronomía clásica lleva cien años reuniendo esos genes de tolerancia a sequía y hemos avanzado, asegura Turrent.

Recuerda que las multinacionales sacaron un gen que da tolerancia a un shock de temperatura baja o helada y la insertaron en maíz y encontraron que cuando el daño del clima es moderado se logra 6 por ciento de incremento en rendimiento contra quien no tiene el gen; pero cuando el daño es severo, el efecto es nulo.

Esto sucede porque no es posible que un trasgen que proviene de una planta diferente se inserte al sistema de trabajo magnífico que se tiene en cada célula y venga a imponer una proteína en particular y no logra coordinarse con el resto del genoma que tiene que ver con tolerancia a sequía, porque eso requiere de la evolución que tienen todas las especies.

Para la FAO uno de los retos de los cultivos perennes de granos es aumentar los rendimientos de estos, impulsarlos y desarrollarlos comercialmente. En las últimas dos décadas se han desarrollado en varios programas de selección en el mundo en trigo, arroz, maíz, leguminosas y especies de semillas oleaginosas perennes

“Para adoptar rotaciones de perennes y sistemas de cultivos serán necesarios cambios significativos en prácticas de manejo, mercados y políticas, así como una investigación interdisciplinaria, y colaboraciones con el sector privado y participación de los agricultores”, apunta el organismo internacional.

 

 

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