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Hongos, un viaje alucinante

La historia de los hongos es alucinante. Sus variadas formas y colores, que van desde múltiples tonalidades de blanco, azul, naranja o rojo intenso con pequeños puntos nevados, rememoran paisajes mágicos de cuentos infantiles. Unos poseen nutrientes y sabores que los hacen agradables para el paladar, aunque ciertos géneros al ser ingeridos son mortales; otros han sido usados en México desde tiempos prehispánicos en medicina tradicional, y están aquéllos que poseen propiedades alucinógenas, que incluso fueron prohibidos por los españoles en la época novohispánica por ser considerados “cosa del demonio”.

Esta especie sui generis puede habitar desde bosques templados hasta zonas áridas y es tan diferente a otras especies, que pasó de ser catalogada como un vegetal a tener su propio reino en la Tierra: el reino de los fungi. Hay hongos comestibles, venenosos, medicinales, alucinógenos, pero también se usan como pigmentos o en la elaboración de artesanías.

Un acercamiento a parte del fascinante mundo de los hongos es posible gracias al conocimiento del doctor Teófilo Herrera Suárez, pionero en el estudio de la micología en México, quien a sus 86 años en su laboratorio del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de Mëxico (UNAM), recuerda que el estudio de esta especie lo llevó a conocer a María Sabina –curandera indígena oaxaqueña famosa en el mundo por su profundo saber sobre las propiedades de los hongos “sagrados” o alucinógenos–, con quien incluso participó en rituales donde percibió el efecto de éstos.

En el mundo, expresa con lucidez asombrosa el investigador emérito de la Máxima Casa de Estudios, se estima que hay más de un millón de especies de hongos, desde los macro hongos –que se pueden ver a simple vista, por ejemplo los champiñones, las setas o las trufas–, hasta los microscópicos –cuya observación requiere de un microscopio–, como los penicillium, de donde se obtuvo la penicilina.

La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) estima que existen 100 mil especies de macrohongos en el planeta. Teofilo Herrera calcula que en su megabiodiversidad México alberga más de diez mil especies de hongos macroscópicos, pero con frecuencia hay nuevos hallazgos y su número aumenta.

Cookeina sp.Cosa del demonio

Los hongos han tenido una importancia no sólo alimenticia, sino médica, religiosa y cultural. Antes de la llegada de los españoles a Mesoamérica, los indígenas los consumían de forma rutinaria; los alucinógenos se empleaban en ritos religiosos, donde se invocaba a los dioses para curar a un enfermo o hasta encontrar un objeto perdido.

Cuando llegan los españoles a nuestro territorio consideran a estos hongos una cosa del demonio y los censuran; incluso, en ocasiones llevaron a la Inquisición a aquellas personas sorprendidas consumiéndolos o usándolos en ritos”, rememora Teofilo Herrera.

Los hongos alucinógenos (géneros Psilocybe y Panaeolus) contienen psilocina y psilocibina, lo que provoca un efecto sicodisléptico, es decir cambian o desvían el mecanismo síquico. Así, pueden ocasionar la distorsion de “imágenes y pensamientos. Incluso hay personas que sienten ser genios”, explica el investigador.

El consumo de estos hongos –continúa– está prohibido porque son catalogado como drogas, aunque no son adictivos. Incluso se utilizan con fines médicos.

Teofilo Herrera refiere que María Sabina, quien era originaria de Huautla de Jiménez, ubicado en la Sierra Mazateca, Oaxaca, “creía en estos hongos y se los daba a los enfermos para desinhibir y liberar su mente, así podía saber cuál era la causa de la enfermedad. Sólo eran instrumentos para poder curar”.

Durante nuestra conversación, el micólogo nos cuenta la experiencia que vivió décadas atrás con hongos alucinógenos, en compañía de la legendaria curandera, cuya fama inclusive atrajo a figuras mundiales como los Beatles, Bob Dylan, los Rolling Stones, Aldous Huxley y hasta Walt Disney, quienes la visitaron en su comunidad.

“Tuve alucinaciones de colores, vi castillos en el aire, cascadas, joyas valiosas. Se siente uno como cosmonáuta, sentí que podía transportar fácilmente de México a Japón o hasta otros planetas volando y podía regresar sin dificultad. Los hongos alucinógenos provocan una sensación de euforia y después viene un momento de angustia y no sabes si quieres seguir o salirte”.

Los efectos fisiológicos y sicológicos provocados por los hongos alucinógenos, abunda Herrera Suárez, son variables en cada persona: aumento de presión arterial, de temperatura del cuerpo, del ritmo cardiaco y de la frecuencia del pulso; escalofríos, palidez, náuseas, dolor de cabeza, mareos; alucinaciones en forma de figuras geométricas de brillantes y variados colores; pérdida de la ubicación en el tiempo y el espacio, sensación de que las partes del cuerpo están encogidas, alargadas, distorsionadas o desconectadas; esquizofrenia, es decir, desdoblamiento de la personalidad con la sensación de estar separados el cuerpo y la mente”.

“Todo esto –resume– desencadena un estado de angustia, al no poder distinguir entre la irrealidad y lo que es real, pero generalmente se tienen pretensiones de que hay comunicación con Dios y las fuerzas o los seres sobrenaturales, motivo por el cual a los hongos que producen estos efectos se les llama sagrados o divinos, lo cual concuerda con el nombre teonanácatl, en lengua náhuatl”.

Los efectos alucinógenos pasan después de cinco horas, pero pueden presentarse durante más tiempo o en forma esporádica varios días después de la ingestión. “No deja cruda”, dice irónicamente el micólogo con una sonrisa en los labios quien, no obstante, advierte del peligro de ingerir sin conocimiento esta especie, porque una sobredosis o la mezcla con alcohol u otra droga puede ser muy riesgosa o mortal.

FungiLos que curan

“Hay hongos medicinales que sirven para fortalecer el sistema inmunológico, por lo que ayuda a pacientes con cáncer o tumores; mientras que de los hongos con propiedades alucinógenas se pueden obtener sustancias para la industria farmacéutica”, remarca la investigadora del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Marisela Zamora Martínez.

El micólogo Martín Esqueda Valle, investigador de la Sociedad Mexicana de Micología (SMM), destaca que el Shitake “potencia el sistema inmunológico, ayuda a la digestión del organismo y en cuestiones de envejecimiento, por lo que se elaboran productos de belleza. Hay cremas que cuestan de 500 a 600 pesos. “Mucha gente piensa que esto es broma, pero cada vez conocemos más las propiedades del hongo”.

Aunque los hongos se usan sobretodo en la parte medicinal, hay buenos resultados en el uso psiquiátrico. Teofilo Herrera refiere: “algunos siquiatras a veces suministran los hongos psicotrópicos o alucinógenos, logrando con frecuencia resultados satisfactorios para curar ciertas enfermedades nerviosas y mentales”.

En diversos países del mundo, por sus propiedades medicinales son considerados como un elixir. Sin embargo, “México va atrasado respecto a los países asiáticos; somos muy escépticos”, manifiesta Esqueda.

Confusiones fatales

FungiLas texturas y colores llamativos de los hongos generan tentación en los seres humanos para comérselos. Son una fuente importante de alimento, pero hay que comerlos con cautela, porque sino se conocen se corre el riego de intoxicarse.

Los investigadores consultados coinciden en que los hongos más venenosos y mortales son aquellos que son completamente blancos, como el Amanita biscorigera, Amanita virosa o el Amanita verna. Advierten que éstos se parecen mucho a los comestibles, “hay confusiones que pueden ser fatales”, sentencia Teofilo Herrera.

El micólogo apunta:

los hongos venenosos mortales tienen amanitina –tóxinas que generan destruccion celular, daño hepático, renal y muerte–, son de color blanco, parecidos al champiñón, pero más esbeltos, se pueden distinguir porque tienen una volva y un anillo.

Aunque no existen reportes sistemáticos, en México muchas personas sufren envenenamientos por el consumo de hongos, sobre todo por desconocimiento. Cuando se detecta a tiempo el envenamiento se puede hacer un lavado de estómago, pero hay veces que las personas llegan a recibir atención médica demasiado tarde.

216B2015Los que sí se comen

En el mundo se conocen mil 500 millones de micetos comestibles, de los cuales en México tenemos unos 600, expuso el investigador del Colegio de Postgraduados, Jesús Pérez Moreno, durante la XV Exposición Nacional Hongos México y su diversidad fúngica.

Detalló que en el país se comercializan más de 200 especies. Tan sólo en el mercado de la Merced, en la ciudad de México, se venden más de dos toneladas en un solo día.

Los hongos comestibles más conocidos son los champiñones (Agaricus bisporus) y las setas (Pleurotus ostreatus), pero en temporada de lluvias, en los mercados locales o del Distrito Federal es increíble la cantidad de géneros comestibles que uno puede encontrar a la venta, comenta la investigadora del INB de la UNAM, Evangelina Pérez, quien fue alumna de Teofilo Herrera.

Otros hongos son el Lactarius índigo, que es de color intensamente azul; el Lactarius deliciosus, naranja o color salmón; el “trompa blanca” (Russula brevipes), que se caracteriza por su sabor “picante” y se puede comer en los puestos de comida del Desierto de los Leones.

Hay especies como el Tricholoma magnivelare, conocido como Matsutake americano, que se recolecta en México y se exporta en su totalidad a Japón, donde es muy apreciado, donde un kilo cuesta mil 880 dólares. El valor anual del comercio de esta especie en ese país es de 250 a 500 millones de dólares, según Jesús Pérez.

Las morchellas también son del gusto de muchos paladares y algunos más ya se cultivan como el Portobello o el Huitlacoche, un hongo del género ustilago.

En México, en los años noventa se pensó que el cultivo de setas era una buena alternativa para producir alimento de alta calidad a muy bajo costo en comunidades rurales, que aprendieron a cultivarlo; el problema fue la falta de capacitación para la etapa postcosecha, dado que el hongo es un alimento altamente perecedero y su vida de anaquel es muy corta, platica Esqueda Valle, quien agrega que hoy esto es fácil de resolver porque hay sistemas muy avanzados de manejo del hongo.

México importa unas cinco mil toneladas de hongos, porque las plantas productoras de champiñón, setas y un poco de Shiitake del país no cubren la demanda interna, además que un gran volumen está destinado a la exportación.

En este contexto, los hongos no sólo son una alternativa de alimentación, sino que pueden representar un buen negocio. Por ejemplo, el Shitake es muy buscado en el mercado, porque tiene un sabor muy agradable, tiene un alto valor nutricional y es “totalmente light”. Se usa como saborizantes y texturizante, y en bebidas energéticas se aplican extractos como aditivo. 100 gramos de este hongo cuestan alrededor de 75 pesos.

La producción y el mercado de hongos hoy lo domina China, pero en México dadas las ventajas naturales que tenemos, “nos estamos viendo muy lentos”, lamenta Esqueda.

Estados Unidos es un gran importador de Shitake y Sonora –donde se han detectado 700 especies de hongos microscópicos, macroscópicos, comestibles y no comestibles– puede producirlo a menor costo que Asia, con menos tiempo de traslado y conservando sus propiedades organolécticas, con tallas comerciales adecuadas –10 centímetros–, “podríamos entrar a territorio estadounidense y competir con China”, recalca Esqueda.

Árboles y hongos inseparables

arbolNo obstante su diminuto tamaño, los hongos tienen una importancia fundamental para la sustentabilidad de los bosques, porque se alimentan de la materia orgánica muerta o en descomposición, protegen la estructura de la raíz de los árboles y absorben nutrimentos (nitrógeno y fósforo) para ésta, que por si misma no puede absorber.

Algunas especies establecen una relación simbiótica con las raíces de los árboles (conocida como micorriza), ya sean pinos, oyameles o encinos, lo que permite su mutuo desarrollo y crecimiento.

Esta relación explica porque 95 por ciento de los hongos son silvestres y que aquellos que se pueden cultivar fuera de su habitat natural apenas sean una docena de especies.

Además de su importancia económica y social que tienen para las comunidades que habitan en las zonas aledañas a los bosques y los productores forestales, los hongos tienen relevancia ecológica, resalta Marisela Zamora.

Dado que un alto porcentaje de hongos no se pueden cultivar, el INIFAP ha hecho estudios para promover su propagación dentro del bosque, diseño un sistema de producción para que desde el vivero se pueda inducir la asociación de los hongos con las raíces de los árboles, de tal forma que cuando se lleven a plantar ya este dada esta asociación. Cuando la planta tiene entre 5 o 7 años empiezan a aparecer los hongos, lo que representa un ingreso adicional para los productores forestales.

Estos esquemas se han desarrollado en Tlaxcala, Estado de México, Distrito Federa, Puebla, Oaxaca y Veracruz; con los hongos micorrizas han trabajado con productores de Durango. En Hidalgo, luego de tres años crecieron los hongos conocidos como “pancitas” (Suillus pseudobrevipes y S. granulatus); en árboles de Navidad se asociaron hongos conocidos como duraznillos o enchiladas, y a los tres años ya pueden ser aprovechados, detalla Zamora Martínez.

No existe un registro de cuántos recolectores de hongos hay en el país, pero por ejemplo en Hidalgo en hongo blanco de pino –que está bajo protección especial– se estima qu el número es de 2 mil. Este hongo no se consume en México, porque todo el que se recolecta se exporta a Japón, unas dos toneladas, pero en la década de los noventa la cifra era de 16 toneladas. La reducción se debe a una mayor competencia internacional y a que por cuestiones climáticas bajo la producción en nuestro país, de acuerdo con Marisela Zamora.

El INIFAP promueve talleres para el cultivo y cuidado de hongos, donde también se dan recomendaciones para que los recolectores tengan cuidado con los hongos tóxicos.

Amenazas

La amenaza que hoy tienen los hongos es la tala de los bosques, porque sin ellos no tienen forma de desarrollarse y podrían desaparecer, advierten los investigadores.

Evangelina Pérez alerta: cada vez destruimos más los bosques, es un atentado contra el hongo, además en especies como las Morchelas cada vez hay menos, ya que se recolectan desde adultos (10-15 cm) hasta bebés, de tal manera que no se permite su reproducción. Considera que debería haber un control como en Europa, donde en estos casos sí hay sanciones.

Marisela Zamora reconoce que en el Eje Neovolcánico del país hay mucha presión de tala de arbolado y hay lugares donde la producción ha bajado, principalmente por el cambio de uso de suelo. Sin embargo, afirma que en lugares donde se da un aprovechamiento maderable sustentable es posible mantener el hongo. El INIFAP promueve una colecta técnica que garantice que los hongos se sigan recolectando en el bosque y no se extingan.

La investigadora informa que hay apoyos federales de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y a nivel estatal, pero el problema es que no hay continuidad, sobre todo porque los estudios de hongos son a mediano y largo plazos.

Hoy, apunta, conocemos como 10 o 15 por ciento de los hongos de México, sobre todo del centro hacia el sur del país, pero en el norte hay poco estudio y la diversidad de especies es importante; hay que trabajar en inventarios, distribución, etcétera.

Ramaria sp.Martín Esqueda esta convencido que los hongos son el alimento del futuro, pero no sólo los comestibles, sino los medicinales porque se están obteniendo compuestos que pueden coayuvar a combatir enfermedades.

“No conocemos todos los hongos que existen en la naturaleza, todos los días se encuentran especies nuevas; ni en 100 años chinos vamos a terminar de estudiarlos”, expresa Evangelina Pérez, quien lamenta que no haya plazas donde puedan trabajar los jóvenes que se están formando, “porque todavía hay entusiasmo a pesar de que no hay trabajo”.

Los micólogos consideran que con el cambio climático y el incremento poblacional, los hongos darán respuesta a problemas como el déficit alimentario del mundo y también en el campo de la medicina, “que todavía está en pañales”.

El propulsor de la micología en México, Teofilo Herrera, reflexiona: “Los hongos pueden ser nuestros amigos o nuestros enemigos, de ellos se puede aprovechar todo; por eso mientras más se pueda difundir su conocimiento, más gente se puede interesar en su estudio”.

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FungiHogar de insectos y bacterias

México ocupa uno de los primeros lugares en diversidad de hongos y tiene que ver con el tipo de vegetación. Las entidades con bosques, zonas templadas, es donde más especies de hongos se encuentran, como el Estado de México, el Distrito Federal, Veracruz, Michoacán, Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Tabasco, Campeche y Yucatán. Inclusive en los desiertos como los de Sonora o San Luis Potosí se pueden encontrar.

Los hongos “son el hogar de animales, como insectos y bacterias; se asocian con las raíces de ciertas plantas favoreciendo sus crecimiento saludable; son los principales degradadores de materia orgánica en los lugares donde se desarrollan y algunos absorben sustancias tóxicas, por lo que su aplicación en aguas contaminadas con desechos industriales permite la degradación de ciertos colorantes”(INIFAP, Hongos Tóxicos de Tlaxcala).

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Especies alucinógenas

dibujocodiceEl Códice Florentino, y al igual que el Códice Magliabechiano, dan testimonio de la importancia que tuvieron los hongos sagrados en la época prehispánica, al referirse a los hongos que emborrachan y hacen tener visiones espectaculares. Hay testimonios sobre el culto a los hongos alucinógenos en México y Guatemala desde la época prehispánica, como son las enigmáticas esculturas llamadas “hongos de piedra”. El culto a estos hongos se mantuvo más o menos oculto, debido a la persecución que hubo durante la época colonial, en particular por la intervención de la Santa Inquisición.

Algunos hongos alucinógenos son: P. caerulescens y P. zapotecorum (ambas conocidas comos “barranco”,“desbarrancadero” y “derrumbe”, en Huautla de Jiménez, Oaxaca); P. cubensis y P. mexicana (“San Isidro” y “pajaritos”, respectivamente); P. muliercula (llamados “señoritas”, en la región de Tenango del Valle, Estado de México); P. aztecorum (“niño de las aguas”, ubicado en las faldas del Popocatépetl) y P. Yungensis , identificado como P. cautíssima (“hongo del genio”, “hongo adivinador” u “hongo que adormece”, se encuentra en la Sierra de Chiconquiaco, Veracruz, y en la Sierra de Juárez, Oaxaca). Todos estos hongos se manchan de azul al cortarlos o frotarlos (Teófilo Herrera).

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Los hongos más venenosos

Amanita VirosaAmanita virosa: Crece solitario, rara vez en grupos, con forma de sombrilla, de color completamente blanco. Su sombrero tiene forma de campana cuando es joven y plano al madurar, su superficie es pegajosa al tacto y con el tiempo se seca. En el pie tiene una “telita” (anillo) delgada en forma de “falda”. En la parte de abajo presenta una “tela” gruesa parecida a la bolsa (volva) que puede perderse fácilmente al sacar el hongo del suelo. Es un hongo robusto.

Amanita bisporigenaAminita muscaria: Tiene forma de sombrilla, su sombrero es de color rojo y tiene puntos blancos (escamas), el pies es blanco con una “telita” blanca (anillo) que le cuelga de su parte media a manera de una “falda”. Crece principalmente en el monte (bosque), donde hay ocotes u oyameles.

 

Amanita vernaAmanita verna 0 “Ángel de la muerte”: Su cutícula es color blanco-grisáceo, sin fibrillas, con sombrero ovoide, extendido por los bordes, carnoso, rompible, viscoso con humedad, no brillante y sedoso en seco. Al madurar, el centro torna a cremoso. Tiene láminas blanco rosáceas y pie blanco, delgado y alargado, superficie lisa, poco fibrosa, sin escamas. Anillo a modo de faldita, blanco, alto y persistente, con estrías por encima. Se caracteriza por su volva blanca, carne blanca y tierna, inodora y esporas blancas.

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medium-1Recomendaciones para recolectar hongos silvestres

  • Si no conoce de hongos comestibles no recolecte hongos blancos ni aquellos pequeños de color café
  • No recolecte hongos de color blanco que tengan una “telita” (anillo) en la parte superior de la pata y un saco (volva) en la parte inferior. Son mortales.
  • Deseche aquellos con manchitas, puntos o restos de alguna membrana sobre el sombrero (píleo) o los de “panza roja” (poros de color rojo) o que se manchen de azul al maltratarlos.
  • No recolecte “chipotles”, “mazorquitas” o “morillas” que estén deformes
  • Separe cada especie de hongo
  • No compre ni permita la recolección de hongos silvestre por personas inexpertas
  • Si comes hongos y empiezas a tener problemas digestivos vaya al médico inmediatamente y muestre al médico fragmentos o el guiso que comió

Fuente: Hongos Tóxicos de Tlaxcala, INIFAP

 

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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