Con la importación de 12 millones de toneladas de maíz en 2016, es muy probable que México se convierta en el primer importador de este grano en el mundo, afirmó el director general de Monsanto para Latinoamérica Norte, Manuel Bravo Pereyra.
En tanto, el director de asuntos regulatorios de la firma, Eduardo Pérez Pico, resaltó que nuestro país tiene potencial para crecer exponencialmente su producción y pasar de 3.3 toneladas por hectárea (ha) promedio a 19 toneladas en ciertas regiones de país.
Recordó que en Sinaloa el promedio es de 11 toneladas por ha, pero hay agricultores que han alcanzado las 22 toneladas por ha en la misma superficie.
Durante el seminario para medios de comunicación Retos y realidades de la agricultura en México, Manuel Bravo indicó que México consume 36 millones toneladas de maíz e importa una tercera parte, ubicándose el año pasado en el segundo importador de maíz en el ámbito global, sólo después de Japón “y este año lo más seguro es que lo rebasemos”.
Advirtió: “o resolvemos el tema del maíz o vamos a seguir cargando ese lastre”.
Pérez Pico remarcó que con el germoplasma disponible se pueden producir en México hasta 32 toneladas por hectárea, mediante mejoramiento genético, biotecnología, sistemas agrícolas integrados, protección de cultivos y con productos biológicos.
Hizo énfasis en que un gran debate en México es que una tecnología acabará con otra y de lo que se trata es de innovar en diferentes plataformas para dar soluciones al agricultor. “No se trata de renunciar a una u otra”. y ayudan a
Recordó que en México de 1995 a la fecha se aprobados 150 eventos de organismos genéticamente modificados (OGM), de los cuales 70 son de maíz –que después entraron en un proceso de litigio judicial.
Consideró que torno a la autorización de cultivar OGM en Europa y muchos países del mundo “hay muchísimo de política alrededor de las decisiones de si se prueba o no esta tecnología”. Se piensa que pueden ser decisiones impopulares o en si viene la época de elecciones. “Las decisiones están muy politizadas”, remarcó.
En transgénicos, aseguró, que todas las decisiones en OGM deben estar basadas en ciencia, cuyas evidencias demuestran que estos productos no representan un riesgo para el medio ambiente, la salud y sí puede traer beneficios para la alimentación.
Manuel Bravo recordó que en las alrededor de ocho millones de hectáreas de maíz que se cultivan en México, sólo 25 por ciento de los agricultores usan híbridos.
Lo anterior equivale a 2.5 millones de hectáreas donde se usa semilla de maíz híbrido; además de las 5.5 millones emplean semilla de maíz criollo, secundó el director de Ventas, semillas, biotecnología y protección de cultivos Latinoamérica Norte de Monsanto, Nery Echeverría Reyes
En el seminario, realizado en la Universidad del Valle de México, detalló que el maíz representa el 77.1 por ciento del valor total de la producción de granos de la trasnacional.
Los directivos de Monsanto hicieron hincapié en que a veinte años de distancia con más de un billón de alimentos elaborados con transgénicos y no existir casos documentados de daños a la salud o el medio ambiente, los transgénicos siguen siendo una alternativa.
Reconocieron que en el caso de México es “más retador” por ser centro de origen del maíz y de algodón, pero aseguraron que “estas variedades aumentan la biodiversidad”.
La polémica en torno a transgénicos –expusieron– no está en los productores, ya que ha adoptado esta tecnología y 30 por ciento del maíz en el mundo es transgénico.
Adelantaron que está por salir un meta-análisis de algunas organizaciones que recogen elementos científicos para tomar decisiones y así la autoridad tenga elementos para sacar la autorización para siembra comercial de maíz adelante; sino se va a ir a otro sexenio.
Citaron que en 2015 cerca de 18 millones de agricultores en el mundo –16.5 millones son pequeños productores– sembraron 180 millones de hectáreas con OGM en 28 países, donde hay beneficios ambientales por el menor uso de agroquímicos y económicos para los agricultores.
