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Tecnologías hidropónicas para climas áridos

“En agricultura convencional se necesitan ocho mil litros de agua para producir un kilo de higo seco; con un sistema hidropónico se necesitan quinientos litros de agua”.

En el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor), unidad Guerrero Negro, atendiendo la necesidad de desarrollo de tecnologías aplicadas a la agricultura en zonas áridas, diseñaron un sustrato alternativo para cultivos hidropónicos que ofrece una solución innovadora para mejorar la producción agrícola en la región.

El investigador del Programa de Agricultura en Zonas Áridas del Cibnor adscrito a la unidad Guerrero Negro, el doctor David Raúl López Aguilar, por más de 12 años nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), afirmó que el sustrato hecho a base de residuos orgánicos generados en los palmares de los oasis sudcalifornianos y otros componentes como yeso agrícola fortificado, es una solución sustentable a problemáticas de baja calidad de suelos y poca accesibilidad a otros sustratos de usual comercialización.

“El sustrato que estamos desarrollando está hecho a base de residuos orgánicos provenientes de los palmares de los oasis de la península de Baja California, como hojas y troncos ya secos. Es un proceso de producción interesante en el cual interviene el yeso (sulfato de calcio, CaSO4) como un ingrediente que previene enfermedades fúngicas e incrementa la retención de humedad del sustrato”, mencionó el investigador.

“Es una tecnología innovadora que atiende la necesidad de mantener limpios los oasis de desechos altamente combustibles y principalmente de encontrar un sustituto del sustrato de fibra de coco, el cual es poco accesible para los productores de la región por su alto costo”, explicó.

Desde la década de 1990, el Cibnor, en colaboración con la Universidad de Tottori, Japón, encabeza el desarrollo de tecnología para garantizar la seguridad alimentaria en zonas áridas; el sustrato es resultado de las pruebas aplicadas en los campos experimentales de hidroponía localizados tanto en el poblado de Mulegé como en la ciudad de Guerrero Negro, y viene a fortalecer los sistemas artificiales de producción de alimentos tan necesarios en las zonas áridas.

El investigador comentó que la principal línea de investigación de la unidad está relacionada con la adaptación de los sistemas hidropónicos a las condiciones climáticas del noroeste del país.

“La clave está en adaptar la tecnología hidropónica que se ha utilizado en otras partes del mundo a las condiciones de las zonas áridas y reemplazar con materiales locales los que son utilizados en otras partes para reducir costos y facilitar su acceso”, mencionó.

La hidroponía ofrece una serie de ventajas en comparación con la agricultura convencional, como la posibilidad de producir una gran variedad de hortalizas en espacios reducidos y que eran impensables en climas áridos y semiáridos, la reducción de riesgo de plagas que afecten los cultivos y el excepcional ahorro de agua.

“En agricultura convencional se necesitan ocho mil litros de agua para producir un kilo de higo seco; con un sistema hidropónico se necesitan quinientos litros de agua. Es un incremento en el rendimiento en proporción de uno a veinte, además de un consumo de agua hasta diez veces menor”.

Transferencia de tecnología
El Cibnor, en colaboración con la Compañía Occidental Mexicana, S.A. de C.V. (COMSA), está aplicando estas tecnologías a través de la empresa Yeso Agrícola del Mar de Cortés (Yamco), creada a partir del proyecto Yeso agrícola como bioinsumo para el desarrollo y mejoramiento de sistemas agrícolas sustentables, con apoyo del Programa de Estímulos a la Innovación (Proinnova) del Conacyt.
Este proyecto genera alrededor de 15 empleos directos y 60 indirectos, y proyecta ventas por más de 12 millones de pesos, con una derrama económica por 10 millones de pesos por pago a proveedores de productos y servicios.

El sustrato hidropónico generado por el Cibnor y Yamco presenta amplias perspectivas de comercialización y es un fuerte candidato a sustituir la fibra de coco en muchas regiones. Por esta razón, se está previendo que los residuos orgánicos que se generan en los oasis de la península de Baja California para la producción del sustrato a nivel industrial serán insuficientes y ya se están operando campos experimentales de cultivo de palmera de abanico mexicana (Washingtonia robusta) por sus características biológicas, entre las que destaca su rápido crecimiento. Mediante esta estrategia se benefician económicamente los productores que se dediquen al cultivo de palma para producción de sustrato, los agricultores que utilizan hidroponía y la empresa Yamco mediante su comercialización.

El proyecto integral es de largo plazo, promete innovar la agricultura en la región y contempla el desarrollo y entrega de otras tecnologías y bioinsumos en un lapso de quince años.

Fuente: Agencia Informativa Conacyt

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