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Arremete “estrés del Norte” vs agro mexicano

Rodolfo Valadez

Por si fuera poco, además de las variables que día con día enfrenta el agro como el clima, las plagas y enfermedades, sin olvidar los vaivenes del mercado que arremeten contra el sector, hay que agregar a la lista el estrés proveniente del Norte.

Y es que las alarmas en Los Pinos sonaron con fuertes repercusiones en la Secretaría de Agricultura y evidentemente en la Secretaría de Economía, al recibir el mensaje del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que quiere revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), debido a que no ha funcionado para los estadounidenses, según ha dicho el propio presidente Trump.

Ante la emergencia, la Secretaría de Economía se puso a trabajar y a marchas forzadas está solicitando a los sectores que impulsan la agroeconomía mexicana, pongan en la mesa sus posturas respecto al TLCAN.

En realidad la consulta generará más de un dolor de cabeza, en virtud de que es el momento de hablar, dicen los agraviados, que no son pocos.

Sin embargo, ante este escenario que parece incluir altos tonos de complejidad, vale la pena recordarle tanto al Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo y de paso al Secretario de Agricultura, José Calzada (aunque en realidad no se ha visto a nadie de la SAGARPA en las consultas mencionadas), lo que hicieron los avicultores, quienes crearon el Nafta Egg and Poultry Partnership (NEPP), que es un organismo binacional México-EU, en el que solamente participan los empresarios avícolas, y tiene su origen abril de 1999 y su creación oficial en octubre del 2000.

Entre los logros importantes del NEPP, está la Salvaguarda Avícola, por cierto única en su tipo en la historia del TLCAN, que estableció aranceles a las importaciones de pierna y muslo de pollo, originarias de Estados Unidos, una vez que concluyó el periodo de desgravación fijado en la negociación inicial del acuerdo comercial (2003).

En el lapso de 2001 al 2002, en el marco del NEPP, los avicultores de México, encabezados en ese entonces por César de Anda Molina como presidente de la Unión Nacional de Avicultores, y de Estados Unidos, agrupados en USAPEEC, teniendo como presidente a James Sumner, estuvieron de acuerdo en que se estableciera un nuevo esquema arancelario que diera un respiro a la industria de pollo en México, el cual corrió de 2003 a 2008.

El motivo de la salvaguarda surge ante la estructura que tiene el consumo de pollo en Estados Unidos que es preferentemente de pechuga, en tanto que la pierna y muslo, son considerados productos con bajo valor monetario, lo que en su momento, fue considerado como una amenaza para la avicultura mexicana ante las importaciones.

Así a través del NEPP, los avicultores solicitaron a sus respectivos gobiernos, publicar los acuerdos de las industrias para dar paso a la Salvaguarda Avícola, que aplicó a partir de 2003 aranceles.

Por ejemplo para ese año, el arancel subió a 98.8%; en 2004 inició su descenso y quedó en 79.04%; 2005 fue de 59.3%; para el 2006 se ubicó 39.5%; en 2007 19.7% para cerrar en 2008 en 0% de arancel.

Al mismo tiempo se estableció una cuota libre de arancel para efectuar importaciones de pierna y muslo de Estados Unidos a la franja, que inicialmente arrancó con 100 mil toneladas y fue incrementándose en el orden del 1% anual hasta el 2008.

Hoy en día el NEPP está operando y los avicultores de ambos países ocupan de manera regular su slogan “trabajar juntos funciona”, no solo atendiendo temas del TLCAN, sino de muchos otros como los relacionados con la sanidad avícola, intercambio de información, etcétera.

En realidad en el fondo, detrás del NEPP hay una relación de amistad y colaboración entre los avicultores de México y Estados Unidos, que ha permitido avances y acuerdos importantes que más de una ocasión han facilitado el trabajo de los Gobiernos.

Ante el panorama que se avecina, nunca es tarde, pero una buena recomendación que podrían hacer las autoridades que se encargarán de renegociar el TLCAN, sería revisar el NEPP de la industria avícola, quizá a través de esta herramienta de trabajo, disminuiría el estrés por el que atraviesa el agro mexicano ante la renegociación del TLCAN.

 

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