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“Rosa de los muertos” ícono de México en el mundo

Arturo Cárdenas*

La flor de cempasúchil, también nombrada “rosa de los muertos” acompaña las celebraciones del Día de Muertos en México. Desde la época prehispánica, los mexicas ya decoraban sus entierros con esta colorida flor, cuyos pétalos marcan el camino que habrán de seguir las almas de los muertos en su paso hacia los altares domésticos montados en su honor, según esta cosmogonía ancestral.

 Pero esta flor también tiene usos gastronómicos, ya que en algunos lugares elaboran con los pétalos del cempasúchil sopas y otros alimentos para el consumo humano. Además tiene gran significación económica por su alto contenido de carotenoides, cualidad aprovechada por la industria como pigmento para diversos productos.

“Cempasúchil chiquito”, planta común de la familia de las compuestas o sinanteráceas, de flores amarillas de muchos pétalos. Los conquistadores españoles la llamaron “clavel de indias”, de igual manera le nombran en Europa 1/. De color amarillo intenso, el tallo del cempasúchil puede llegar a medir hasta un metro de altura, mientras que sus botones pueden alcanzar los cinco centímetros de diámetro.

Famosa por su color amarillo y por su tradicional uso en las ofrendas de Día de Muertos, esta planta es un ícono de México en el mundo. La “flor de veinte pétalos”, por sus raíces en lengua náhuatl cempoal-xochitl, veinte-flor 2/. Sólo florece después de la época de lluvias y junto con las calaveritas de azúcar y el pan de muerto, es uno de los elementos importantes en estas fiestas celebradas en México durante los días 1 y 2 de noviembre de cada año, para ofrendas florales en sepulcros -aun cuando también es ocupada para adornar en otras fechas–. Con los pétalos se marca en el piso el camino que habrán de seguir las almas de los muertos en su paso hacia los altares domésticos en su honor, según la tradición y creencia.

También, se desprenden las flores del tallo para unirlas en su parte media, con aguja e hilo, de una en una y hacer una sarta, y al sujetar los dos extremos se forma una cadena. Cuando ésta se cuelga al cuello significa: bienvenido o bienaventurado. En los pueblos del estado de Guerrero son colocadas a candidatos a cargos de elección popular o a personas que celebran fechas importantes. Asimismo, puede cortarse la flor junto con su tallo y ponerse en recipientes con agua.

En algunos lugares elaboran con los pétalos del cempasúchil sopas y otros alimentos para el consumo humano.

El cempasúchil, conocido en otros países como “Mary Gold”, también ha sido aprovechado para elaborar insecticidas y medicamentos (ya desde la época prehispánica era parte de la medicina tradicional).

El cempasúchil cuenta también con una gran importancia económica. Debido a su alto contenido de carotenoides, cualidad aprovechada industrialmente en México y un sin número de países alrededor del mundo. Lo anterior, para producir un ingrediente pigmentante que se utiliza en los alimentos para la avicultura, pues provoca el tono amarillo en la piel de los pollos y en la yema de los huevos.

México es el principal oferente en el mundo de productos elaborados a base de la flor de cempasúchil, los que cuentan con una importante demanda provocada por el crecimiento de la producción avícola. Así como por la sustitución de pigmentantes sintéticos por naturales, y toda vez que el maíz que se utiliza para generar el mismo efecto está destinado exclusivamente al consumo humano en algunos países.

La leyenda

Se cuenta que en Maninalco, al morir alguien los familiares adornaban la tumba con ramos de pequeñas flores amarillas llamadas Tonalxochitl, pues se creía que estas flores poseían la habilidad de guardar en sus corolas el calor de los rayos solares.

Los Mexicas a su paso por el valle de Malinalco adoptaron esta tradición, solo que a ellos esa flor les pareció muy sencilla y transformaron la flor de Tonalxochitl en una flor con más pétalos, hasta que lograron reunir en una sola flor veinte de aquellas pequeñas flores que hallaron en Maninalco. Así decidieron llamarla Cempasúchil que significa “veinte flores”.

Al sureste de la antigua Tenochtitlán existía un templo llamado Tlillancalco, “casa de la oscuridad o de lo negro”, dedicado a Cihuacóatl, diosa madre, mujer culebra. Deidad patrona de las Cihuateteas, mujeres muertas en el parto. Las cuales, según la mitología azteca, formaban el séquito del sol del mediodía hasta el atardecer. Adornaban este templo flores de Cempoalxóchil, llamada así por los Aztecas, de amarillo rojizo y un intenso y agradable olor balsámico.

Esta nueva flor simbolizaba a la vida que nace de la muerte, pues la vida, concebida por los Aztecas, era solo un lapso al término del cual hay un momento para morir y la muerte es un paso para vivir de una forma distinta.

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Producción en México:

*Los estados que se dedican a la producción de esta flor son Ciudad de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, México, Michoacán, Morelos, Puebla, Oaxaca, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa y Tlaxcala

*En la Ciudad de México, Estado de México y Morelos se presenta principalmente en macetas, como planta de ornato.

Temporada del 2015.

  • La superficie cosechada: 1,735 hectáreas, distribuidas en 12 entidades federativas.
  • Comercialización: 16,730 toneladas.
  • Valor comercial: 61 millones de pesos.

*guiaverdemexico

 

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