Medio Ambiente

Afecta mosca sierra bosques de comunidad zapoteca

En la Sierra Juárez o también llamada Sierra Norte en el estado de Oaxaca la comunidad de origen zapoteco Ixtlán de Juárez cuya principal actividad es la forestal, enfrentan la presencia de una plaga atípica en la región que con extenderse a miles de hectáreas y afectar la salud de especies arbóreas, pinos específicamente.

Esta región es considerada una de las regiones naturales mejor conservadas de México gracias al manejo sustentable de las comunidades que la integran

La mosca sierra (Zadiprion falsus Smith), es un insecto con forma de abeja, pero con cabeza y alas similares a las de una mosca. El aparato reproductor de la hembra, la cavidad donde inoculan el huevecillo, es una especie de serrucho, de ahí el término “mosca sierra”.

La metamorfosis de la mosca sierra va de huevo, larva, pupa y adulto. La fase de pupa se lleva a cabo en el suelo, pero al eclosionar (abril y mayo) y entrar a la fase adulta, la especie emerge para depositar sus huevecillos en las acículas del pino. Cuando los huevecillos eclosionan y pasan al estado de larva (verano), estas consumen el follaje del pino dejándolo incluso completamente defoliado. A principios de otoño, las larvas se dejan caer al suelo y durante el invierno forman su capullo —similar al tamaño de un cacahuate— y en el interior de estos pupan.

Mario Ernesto Suárez Mota, profesor investigador de la Universidad de la Sierra Juárez (UNSIJ) de Oaxaca, señala que aunque existen reportes de la presencia de la mosca sierra y sus afectaciones en los bosques de pino de los estados de Sonora, Michoacán, Durango, Jalisco, Guerrero, Chiapas, en junio de 2017 se presentó el primer reporte de este tipo en la región de Ixtlán de Juárez. El hecho se identificó a través de un análisis sobre la flora de la Sierra Norte.

A decir del doctor en ciencias biológicas y jefe de la División de Estudios de Posgrado de la UNSIJ, la presencia de esta plaga en los bosque de Ixtlán de Juárez ocasiona afectaciones ecológicas y económicas severas. El deterioro de los árboles también repercute en los servicios ambientales de la localidad porque daña la obtención del agua que generan los bosques.

“El daño principal es la defoliación de pinos, los deja sin hojas, y los planes de manejo que tiene la comunidad les impide cortar árboles para extraer madera —principal actividad de la región—, en estos casos, si no se aprovecha el recurso, el árbol no muere en el primer ciclo, tiene la capacidad de regenerarse y recuperarse en el siguiente año, pero en el segundo o tercer año puede morir. Estos efectos generan importantes pérdidas económicas para la región”.

Suárez Mota, en colaboración con estudiantes de la ingeniería forestal y ciencias ambientales de la Universidad de la Sierra Juárez, ha comenzado con las investigaciones correspondientes a través un análisis biogeográficos, bioclimáticos y edafológicos para determinar las causas que dieron origen al problema forestal que se presenta por primera vez en la región.

“Comenzamos con análisis de distribución para detectar las áreas afectadas. Este nos permite conocer la distribución de la especie en relación con las condiciones de clima y suelo en las que se desarrolla. Lo que nos llama la atención es cómo pudo haber llegado a esta zona. Es el primer brote que se registra y por tanto un fenómeno reciente”, expresó Suárez Mota, especialista en biología de la conservación.

Hasta ahora se han identificado sitios con la presencia de esta plaga, y se han reportado 340 hectáreas de bosque afectadas en la zona del distrito de Ixtlán de Juárez, pero las estimaciones de los especialistas superan las 14 mil hectáreas de bosque.

Otra parte no menos importante del proyecto es el estudio de la especie, “realizamos colectas de pupa y las mantenemos en laboratorio hasta verlas crecer y a partir de ahí conocer número de huevecillos que depositan y tener una estimación de cuántos insectos podemos encontrar por cada metro cuadrado”.

El estudio también estimará el efecto que podría ejercer el cambio climático en la distribución geográfica de las especies arbóreas afectadas en tres escenarios de tiempo: pasado (hace 30 mil años), presente y futuro (2080-2100) en la Sierra Juárez.

En otras regiones del país donde se ha reportado la presencia de esta plaga —Sonora, por ejemplo—, la Comisión Nacional Forestal (Conafor) utiliza para su control un producto biológico hecho a base de los hongos Beauveria bassiana y Metarhizium anisopliae, que trabajan por medio del contacto con las larvas de la mosca y una bacteria (Bacillus thuringiensis) que ingiere el insecto.

Fuente:Agencia Informativa Conacyt
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