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Indígenas y comunidades locales, los mejores guardianes de tierras y bosques del planeta: ONU

Washington D. C. – Un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre cambio climático citó por primera vez los sólidos derechos a la tierra para los pueblos indígenas y las comunidades locales como una solución a la crisis climática.  

El informe especial del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (International Panel on Climate Change, IPCC) sobre el cambio climático y la tierra, publicado hoy en Ginebra, analiza el papel de las decisiones sobre manejo de la tierra tanto para reducir como para adaptarse a lo peor que nos traerá el cambio climático, y destacó los derechos a la tierra de los indígenas y de las comunidades locales como un factor clave para lograr ambas tareas.

En respuesta, los líderes indígenas y comunitarios de 42 países, que cubren más de 1.600 millones de hectáreas de tierras manejadas por los pueblos indígenas y comunidades locales y el 76 % de los bosques tropicales del mundo, emitieron una declaración donde enfatizan el reconocimiento tan esperado del rol que juegan los pueblos forestales en la protección de los bosques.

La declaración también señaló que las conclusiones del informe se suman a un creciente cuerpo de evidencia que demuestra que garantizar los derechos sobre la tierra de los pueblos forestales es esencial para los esfuerzos de la adaptación y la mitigación al cambio climático.

Finalmente, los mejores científicos del mundo reconocen lo que siempre hemos sabido. Nosotros, los pueblos indígenas y las comunidades locales, desempeñamos un papel fundamental en la administración y salvaguarda de las tierras y bosques del mundo.

Por primera vez,  el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) reconoce que fortalecer nuestros derechos es una solución crítica para la crisis climática,» manifiesta la declaración.

Nuestra existencia siempre ha estado amenazada cuando nuestras tierras son deseadas por los gobiernos y las corporaciones», dijo Sonia Guajajara, coordinadora ejecutiva de Articulação dos Povos Indígenas do Brasil (APIB).  

«Estos intereses nos matarían o nos encerrarían entre rejas para poder cambiar nuestras tierras y que se ajusten al esquema que se urdiera.  Ahora, con este informe, hay reconocimiento que la forma en que hemos salvaguardado nuestros bosques y tierras beneficia a todo el mundo, pero es necesario fortalecer nuestros derechos a existir y manejar estas tierras.  ¿El mundo escuchará?» 

Si bien el informe del IPCC enfatiza la necesidad mundial de aumentar la producción de alimentos, los bosques a menudo se talan para producir productos agrícolas que no satisfacen las necesidades de seguridad alimentaria, como la carne de res, el aceite de palma y la soja.  

En su declaración de respuesta, los pueblos indígenas y las comunidades locales de todo el mundo discuten la falsa elección que se ofrece entre el manejo de paisajes intactos para mantener el carbono fuera de la atmósfera y la tala de paisajes para proyectos de desarrollo económico que incluyen plantaciones agroindustriales.

La declaración señala:  Por el contrario, allí donde se respetan nuestros derechos, ofrecemos una alternativa a los modelos económicos que requieren soluciones de compromiso entre el medio ambiente y el desarrollo.  

Nuestro conocimiento tradicional y la visión holística de la naturaleza nos permiten alimentar al mundo, proteger nuestros bosques y mantener la biodiversidad global”.

La necesidad de desarrollo y la necesidad de proteger los bosques que combaten el cambio climático a menudo se ven como contradictorias. Pero ofrecemos una visión alternativa», dijo Levi Sucre Romero de la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques (AMPB).  «Ponemos a disposición de la humanidad nuestro conocimiento tradicional y la experiencia de cómo convivir con la naturaleza, para satisfacer las necesidades tanto de las personas como del planeta». 

El informe del IPCC sugiere que el manejo de la tierra desempeña un papel cada vez más importante en la forma en que la sociedad responde y se adapta al cambio climático.  Una investigación anterior descubrió que las estrategias de mitigación del cambio climático basadas en la tierra podrían significar más de un tercio de los recortes en las emisiones de carbono necesarios para 2030 para alcanzar la meta de temperatura del Acuerdo de París.

La declaración de la respuesta destaca que al menos el 50 por ciento de las tierras del mundo generalmente son manejadas por pueblos tradicionales, pero los gobiernos reconocen formalmente su propiedad solamente respecto de un 10 por ciento. Para las mujeres de estas comunidades— que desempeñan un papel cada vez más importante como líderes, gestoras forestales y proveedoras económicas— la situación es peor: los países que reconocen sus derechos colectivos a la tierra son la excepción y no la norma. 

«Recibimos con satisfacción el reconocimiento del IPCC», dijo Victoria Tauli-Corpuz, Redactora Especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas.  «Mientras todos intentamos entender la crisis climática, fortalecer los derechos de los indígenas y las comunidades es una solución que se puede implementar en este momento.  Necesitamos que todos y cada uno de los estados miembros de la ONU acepten estas conclusiones y se asocien con los pueblos indígenas en las medidas para proteger nuestro planeta y lograr un desarrollo sostenible».

El informe del IPCC es el más reciente de un cuerpo de investigación científica cada vez más extenso que sugiere que los pueblos indígenas y las comunidades locales (IPLC, Indigenous Peoples and local communities) son los mejores guardianes de las tierras y bosques del mundo, y que garantizar los derechos a la tierra, con especial atención en los derechos de las mujeres, es fundamental para cumplir los ambiciosos objetivos del Acuerdo de París, así como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, las metas mundiales de restauración de ecosistemas y bosques, y la agenda de conservación posterior a 2020.

Durante años, hemos comprometido a la ONU con el clima, pero la aceptación de nuestros derechos a la tierra como baluarte contra el cambio climático se produjo a un ritmo glacial», dijo Hindou Oumarou Ibrahim del Pueblo de Mbororo de Chad.  «Pero ahora, con los glaciares derritiéndose, nuestro papel para mantener los bosques tropicales del mundo en pie y el carbono del bosque fuera de la atmósfera finalmente se ha destacado como una contribución importante a la sostenibilidad mundial».

Desde que se firmó el Acuerdo de París, al menos 365 activistas por los derechos a la tierra han sido asesinados.  Mientras tanto, la pérdida de cobertura forestal en los países tropicales de todo el mundo alcanzó las 12 millones de hectáreas en 2018, la cuarta cantidad anual más alta desde que se comenzó a registrar este dato en 2001.  Brasil, cuyo presidente promueve la violencia contra los pueblos indígenas y un retroceso de sus territorios reconocidos, es líder mundial tanto en términos de deforestación tropical como de destrucción de las antiguas (o primarias) selvas tropicales. 

De acuerdo con la declaración de la respuesta, al menos 218 giga toneladas de carbono se almacenan en los bosques colectivos tropicales y subtropicales de los pueblos indígenas y las comunidades locales, y al menos un tercio de este carbono, y probablemente mucho más, se encuentra en áreas donde no existe ningún reconocimiento formal de sus derechos a la tierra. De acuerdo con un análisis de los datos extraídos de Global Forest Watch, las tierras comunitarias e indígenas experimentan una tasa de pérdida de cobertura forestal que es menos de la mitad de la que experimentan otras tierras, y allí  donde se reconocen los derechos, la diferencia es aún mayor.

La ciencia es clara», dijo el Dr. Alain Frechette, director de análisis estratégico y compromiso global de la Iniciativa para los Derechos y Recursos (Rights and Resources Initiative, RRI).  «Si desean evitar la destrucción de nuestros depósitos más preciados de carbono y biodiversidad, los bosques ofrecen la única solución existente, segura, asequible y a gran escala, pero para lograrlo, primero debemos proteger la soberanía y la dignidad de los indígenas y las comunidades locales sobre sus tierras, el conocimiento que poseen y los valores a los que todos debemos adherir».

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