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Padecen hambre 820 millones de personas en el mundo

En un contexto de aumento de hambre en el mundo, así como de sobrepeso y obesidad, llega el Día Mundial de la Alimentación (DMA), por lo que la FAO y sus asociados pidieron medidas más contundentes y urgentes en todos los sectores para que toda la población tenga a su disposición dietas saludables y sostenibles, y que además sean asequibles.

Durante la ceremonia anual de la DMA, el Primer Ministro de Italia, Giuseppe Conte aseguró que “la acción colectiva es el mejor camino para hacer frente a un desafío global como es el hambre en el mundo”.

En un mensaje de vídeo para el DMA, Guterres calificó de “inaceptable” el aumento del hambre, ya que el mundo desperdicia más de mil millones de toneladas de alimentos al año.

El Papa Francisco, en otro mensaje especial leído en el acto, subrayó por su parte que “la lucha contra el hambre y la malnutrición no terminará mientras prevalezca la lógica del mercado y se busque el beneficio a toda costa”.

El Pontífice instó a cultivar estilos de vida inspirados en la gratitud, moderación y solidaridad, y recordó la necesidad de promover instituciones económicas e iniciativas sociales en apoyo a los necesitados.

“Debemos darnos cuenta -añadió- de que lo que estamos acumulando y desperdiciando es el pan de los pobres”.

El Director General de la FAO advirtió que “el hambre y la malnutrición serán los principales obstáculos para alcanzar los ODS para 2030 ¡si no actuamos ya!”.

Qu subrayó la importancia de la colaboración y el papel que todos deben desempeñar -desde los gobiernos, empresas alimentarias, el sector público y las instituciones de investigación hasta los consumidores- para avanzar para lograr dietas saludables para todos, y para detener -y, con suerte, invertir- la tendencia actual de aumento del hambre, el sobrepeso y la obesidad.

“Necesitamos una voluntad política y un compromiso firmes. Tenemos que invertir en nutrición y para la nutrición. Debemos caminar de la mano y construir sistemas alimentarios sanos y sostenibles”, añadió el responsable de la FAO.

David Beasley, Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), se hizo eco a su vez del llamamiento para poner fin al desperdicio de alimentos, e instó a las personas de todo el mundo a unirse a la campaña del PMA #StopDesperdicio (#StopTheWaste en inglés).

“La cantidad de alimentos desperdiciados a nivel mundial es suficiente para alimentar a otros dos mil millones de personas, por lo que en un mundo en el que cada cinco segundos muere un niño por causas prevenibles como el hambre y la malnutrición, esto es algo totalmente inaceptable” aseveró.

Aumenta la mala alimentación

Durante su intervención, el director general de la FAO recordó que hay más de 820 millones de personas hambrientas en el mundo. Sin embargo, señaló que, si bien el número total de personas que padecen subalimentación crónica ha aumentado en los últimos años, la población mundial ha crecido a un ritmo más rápido, y por ello el porcentaje ha disminuido en relación al total de la población.

Qu subrayó también que más de dos mil millones de adultos -y casi 380 millones de niños y adolescentes-, tienen sobrepeso o son obesos. Esto se debe a que nuestros actuales sistemas alimentarios no logran garantizar la seguridad alimentaria para todos, y no proporcionan dietas saludables, al tiempo que contribuyen a la degradación del medio ambiente.

Desde la producción agrícola hasta el procesado y la venta al por menor, hay poco espacio para alimentos frescos producidos localmente, ya que los cultivos rentables de alto rendimiento gozan de prioridad.

Y aunque se producen suficientes alimentos en el mundo, no se producen allí donde más se necesitan.

Estimaciones recientes de la FAO y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) indican que, según las proyecciones, la productividad agrícola mundial aumentará más rápidamente que el incremento del 15 por ciento de la demanda de productos agrícolas en el próximo decenio, con una desaceleración de las emisiones de gases de efecto invernadero y sin una expansión sustancial del uso de la tierra.

Pero en lugar de ofrecer incentivos a los agricultores para que produzcan alimentos más nutritivos, muchos países siguen subvencionando productos de bajo valor nutricional, favoreciendo los alimentos básicos -trigo, arroz, maíz- por delante de las frutas y hortalizas. Esto tiene consecuencias negativas para la nutrición y la diversidad de la dieta.

Los alimentos muy ricos en nutrientes -como huevos, leche, frutas y hortalizas- pueden resultar muy caros, en especial en los países más pobres, lo que dificulta que las personas puedan variar su dieta respecto a los alimentos básicos. En los países más ricos y en un número creciente de países de bajos ingresos, los alimentos poco saludables son más baratos, y más disponibles y fáciles de conseguir.

Por otro lado, cada vez se dedica menos tiempo a preparar las comidas en el hogar, y los consumidores -sobre todo en las zonas urbanas-, dependen cada vez más de los supermercados, los establecimientos de comida rápida, los vendedores callejeros y los restaurantes de comida preparada para llevar.

La gente ha pasado de consumir platos de temporada -principalmente a base de hortalizas y ricos en fibra-, a dietas hipercalóricas, ricas en almidones refinados, azúcar, grasas, sal, alimentos procesados, carne y otros productos de origen animal.

Las dietas poco saludables son una de las principales causas de muerte en todo el mundo debido a enfermedades no transmisibles (ENT), incluidas las dolencias cardiovasculares, la diabetes y ciertos tipos de cáncer, lo que supone una gran carga para los presupuestos nacionales de sanidad. Se calcula que la obesidad costará 2 billones de dólares anuales en productividad económica perdida y costes directos de atención médica en todo el mundo.

Cómo lograr dietas saludables disponibles y accesibles para todos

Para hacer frente a esta situación, la FAO pide: mejores incentivos para los productores agrícolas del mundo; etiquetas alimentarias más completas y fáciles de entender y publicidad responsable para ayudar a los consumidores a elegir dietas más saludables. Además de un comercio más sostenible con normas claras; y dar mayor consideración a la nutrición como elemento de la inocuidad alimentaria.

El sector privado debería también reformular los productos para hacerlos más nutritivos, mientras que las empresas que producen alimentos nutritivos podrían recibir incentivos para hacer que sus productos sean más accesibles y asequibles.

Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) deberían aplicarse más ampliamente a lo largo de las cadenas de valor agrícolas para crear nuevas plataformas, reducir las disparidades entre las zonas urbanas y rurales y aprovechar el potencial de los teléfonos inteligentes como nueva herramienta agrícola para aumentar la productividad.

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