Invernaderos y RiegoPolítica Agrícola

Invernaderos: fábricas de alimentos

Los invernaderos representan un cambio estructural en la forma de cultivar y comercializar productos agrícolas. Esta tecnología abre paso a la generación de verdaderas fábricas de alimentos, que será la forma predominante de agricultura en el futuro.

Uno de los resultados más notables en la producción bajo invernadero es la alta productividad que se puede lograr en un espacio relativamente pequeño. En México, por ejemplo, es posible obtener hasta 500 toneladas de jitomate por hectárea (ha) en dos ciclos.

Estas estructuras cuentan con diseños especiales y entre las ventajas más importantes para el agricultor están las siguientes: permite proteger los cultivos de contingencias climatológicas, plagas y enfermedades, además de controlar temperatura, humedad, nutrición y tiempo de riego.

Los invernaderos son estructuras o construcciones de diversos materiales, con una cubierta relativamente traslucida a la luz del sol, empleadas para proteger a las plantas de los efectos negativos de diversos factores y elementos climáticos. Funcionan bajo dos principios elementales: 1) la transformación de la energía luminosa en energía calorífica y, 2) el movimiento ascendente del aire caliente y el movimiento descendente del aire frío.

Así lo plantea Aurelio Bastida Tapia, investigador de la Universidad Autónoma Chapingo (Uach) en un extenso estudio sobre invernaderos.

Existen diversos productos agrícolas que se pueden cultivar en invernadero, por ejemplo: jitomate, pimiento, cebollín, berenjena, lechuga, pepino, flores ornamentales, forraje verde hidropónico y fresa.

El investigador refiere que el invernadero se define como aquellas estructuras con cubierta transparente a los rayos solares, empleadas en la producción de plantas y cría de animales, independiente de la época y de las estaciones del año. Es una herramienta productiva de alta tecnología, en las cuales los agricultores se apoyan para obtener altos rendimientos.

Los especialistas destacan que este sistema productivo es capaz de aportar cosechas fuera de la época normal en que aparecen en el mercado o se encuentran a campo abierto.

Bastida Tapia distingue dos características de invernadero: la eficiencia, idoneidad para condicionar algunos de los principales elementos del clima dentro de límites bien determinados de acuerdo con las exigencias fisiológicas del cultivo; y la funcionalidad, es decir, el conjunto de requisitos que permiten la mejor utilización del invernadero, tanto desde el punto técnico como económico.

Otros autores –citados por Bastida– apuntan que un invernadero es una instalación cubierta y abrigada artificialmente con materiales transparentes para defender a las plantas de la acción de los meteoros exteriores. Esta instalación permite el control de determinados parámetros productivos: temperatura ambiental y del suelo, humedad relativa, concentración de anhídrido carbónico en el aire y luz. Estos deben ser lo más cercano posible al óptimo para el desarrollo de los cultivos. El volumen interior del recinto permite el desarrollo de los cultivos en todo su ciclo vegetativo.

En el ámbito productivo los invernaderos se plantean como estructuras que permiten reproducir, controlar y mejorar las condiciones ambientales para el crecimiento de los vegetales fuera de temporada o de su distribución geográfica natural, al permitir recrear las condiciones necesarias para el desarrollo de todas las especies vegetales contribuyendo al aumento de los rendimientos en la producción de alimentos por unidad de superficie, siendo más rentables las actividades agrícolas.

Bajo este enfoque, los invernaderos se conciben como estructuras que modifican en menor o mayor medida las condiciones ambientales dependiendo de múltiples factores: diseño, características de la estructura, manejo del invernadero y del cultivo, equipo de control de factores ambientales, ubicación geográfica y topográfica, las condiciones ambientales, la época del año y la hora del día.

Los invernaderos en México

En México, los primeros invernaderos de tipo comercial se instalaron en los años cincuenta y sesenta en varias partes del país. Fueron construcciones de herrería, concreto y cristal destinadas a la producción de plantas ornamentales y los construyeron, en su mayoría, emigrantes alemanes y japoneses.

En los años setenta, el gobierno federal promovió la construcción y uso de invernaderos a través COPLAMAR (Comisión para el desarrollo de las zonas marginadas). El mayor desarrollo y difusión se dio en el manejo de invernaderos comerciales de madera y perfiles metálicos con cubierta de plásticos flexibles, láminas de fibra de vidrio, así como dispositivos para control ambiental para la producción de flor para el mercado nacional y de exportación.

En esa década también se construyen los primeros invernaderos de producción de plántula, en Sinaloa y se extienden al resto del país.

En la década de los ochenta inicia el auge del desarrollo de los invernaderos y la floricultura, con la formación de varias empresas que se instalan en el sur del Estado de México, en la región de Villa Guerrero, y en otras partes del país.

Dicho desarrollo se basó en la construcción de estructuras multicapilla a dos aguas, tipo colombiano, que se caracterizaban por alturas de 5 a 7 metros y amplias ventilas laterales. Entre 1985 y 1990 se establecen los primeros proyectos comerciales de producción de vegetales en Sinaloa y otras regiones bajo estructuras simples de sombra y plástico.

Los invernaderos han ido evolucionando tanto en sus diseños como en los materiales de construcción y hoy en el mercado hay una gama amplia para que el productor agrícola pueda escoger el que cumpla con sus requerimientos de producción.

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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