Plantas medicinales, negocio que alivia
La tendencia en el mundo por lo natural genera una oportunidad de negocio para quienes cultivan plantas medicinales, que entre otras virtudes tienen su adaptabilidad a cualquier tipo de clima, suelo y todas las variaciones de la naturaleza.
La fitoterapia es la aplicación de ciencia y tecnología a la herbolaria, una tendencia que toma fuerza en el mundo, por lo que empresas como Pharmaton, Bayer o Shering Plaugh, que son laboratorios transnacionales, comercializan la valeriana, el ginseng o el ginko biloba, conocidos como fitomedicamentos.
Cada mes se comercializan sólo en el mercado de Sonora, de la ciudad de México, 200 toneladas a un costo promedio de 30 mil pesos por tonelada. Esto sin cuantificar el volumen comercializado en los mercados de Guadalajara, San Luis Potosí y la materia prima que procesan los laboratorios. Según estimaciones de los investigadores nuestro país transforma mil toneladas mensuales de plantas silvestres en productos naturistas.
La actividad es altamente rentable, ya que no requiere de grandes cuidados, en general las plantas son resistentes a condiciones adversas, y prácticamente el productor sólo tienen que sembrar y cosechar. Sin embargo, un aspecto importante es asegurar un comprador, por lo que deben establecer convenios con la industria y esquemas de financiamiento con empresas privadas o instituciones de gobierno.
La flor de cempasúchil, ajo, tabaco, toronjil, se usan como insecticidas; otras como la raíz de oro se han empleado durante muchos años para combatir plagas in situ, ya que se puede producir en la misma parcela, cosecharla y aplicarla en caso de que algún flagelo se presente.
La única limitante para consolidar una industria sólida en torno a las plantas medicinales es la ausencia de una política de fomento en el corto, mediano y largo plazos.
“Las plantas medicinales requieren mucha mano de obra. Son una opción que tendría el gobierno para detener la migración del campo hacia la ciudad. Pero no hay ningún programa para su fomento”, asegura Érick Estrada Lugo, especialista del Departamento de Fitotecnia de la Universidad Autónoma Chapingo.
El investigador de la UACh remarca que sólo se ha usado 1 por ciento del potencial que tienen las plantas herbolarias, por lo que existe un 99 por ciento para desarrollar unos 90 mil medicamentos.
Un medicamento requiere de uno a cinco años y unos 10 millones de dólares para poder desarrollarlo, dependiendo de la facilidad para la obtención y estandarización de las sustancias químicas.
Para desarrollar un medicamento herbolario estandarizado se necesita cultivar las plantas medicinales, ya que la planta silvestre se caracteriza por su variabilidad genética, por lo que hay que seleccionar la que tenga más cantidad de sustancia activa y sacar líneas altamente rendidoras de ésta. Luego se cultiva extensivamente a fin de garantizar que la materia prima tenga presente la mayor cantidad de sustancia activa para que la empresa sea rentable.
Tan sólo 1 por ciento de las plantas medicinales que se cultivan son de origen extranjero; 99 por ciento son autóctonas y silvestres, de recolecta, como la valeriana, la flor de tila o la flor de corazón.
Hay gente que durante años ha cultivado plantas medicinales y lo sigue haciendo. Por ejemplo, la manzanilla, de origen europeo, se siembra en el Estado de México y Puebla para venderla a la industria procesadora de té.
“Tenemos una gran industria agronómica de plantas medicinales, que cultiva plantas introducidas de Europa: manzanilla, hierbabuena, menta, hinojo, romero, caléndula, eucalipto y sábila”, anota Estrada Lugo.