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Financiamiento de banca de desarrollo dinamizó industria de los invernaderos

En los últimos años el acceso al crédito, a través de la banca de desarrollo, por parte de los productores ayudó a dinamizar el mercado de invernaderos, que crece a una tasa anual de entre 20 y 30 por ciento.

Los productores de entre 3 y 5 hectáreas son los que más se acercan a instituciones como la Financiera Rural y los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) para adquirir un crédito, que muchas veces se acompaña de subsidios federales.

Los agricultores de mayor escala buscan financiamiento en la banca comercial e incluso recurren a crédito externo, pero compran el invernadero en México, asegura Jesús Arizmendi, secretario de la Asociación Mexicana de Constructores de Invernaderos (AMCI).

Las empresas mexicanas son las que más mercado absorben, debido a que los clientes prefieren comprar un invernadero que se adapta perfectamente al terreno y climatología de cada una de las regiones del país.

El también directivo de la empresa Aristeel Invernaderos explica que hace una década teníamos la percepción de que los mejores invernaderos eran los extranjeros, porque tenían más equipamiento y materiales más sofisticados. Sin embargo, con el desarrollo de los constructores mexicanos, que han adaptado los diseños a las necesidades de cada localidad, se han ganado la confianza de los agricultores del país.

Las empresas extranjeras le quieren vender un invernadero de cristal a un productor de Yucatán, es algo ilógico, porque las condiciones del clima de esa entidad vuelven totalmente innecesario tanto equipamiento e inversión.

Destaca que los constructores agremiados en AMCI trabajan en impulsar una norma mexicana para la construcción de invernaderos, que sin ser una norma oficial obligatoria, le permitiría a las empresas alcanzar un nivel estándar de calidad que brinde mayor certeza y garantía a los clientes a la hora de adquirir un invernadero.

Queremos que los socios de la AMCI sean los primeros en certificarse para que paulatinamente las más de 350 empresas constructoras de invernaderos registradas ante el gobierno federal incorporen los lineamientos de la norma.

Para alcanzar la certificación se tiene que acreditar el uso de materiales resistentes y de buena calidad, estructuras sólidas, diseños funcionales, entre otros aspectos.

Jesús Arismendi señala que con respecto al tema de los insumos para la fabricación de invernaderos, el acero es un elemento fundamental, puesto que de ese material se construyen las estructuras. Este metal ha registrado incrementos constantes en su precio, por lo que las empresas constructoras tenemos que incrementar el precio de un invernadero.

Sin embargo, el alza en el precio del acero no impacta demasiado al valor del invernadero, ya que por cada 10 por ciento que se eleve el valor de acero, el precio del invernadero sube 5 por ciento. Este es un factor que todas las empresas ya tenemos previsto a la hora de hacer una cotización, porque este material sube de precio cada año, añade.

Por otra parte, indica que esta industria tiene potencial de expansión durante los próximos cinco años, hasta que alcancemos una superficie de 50 mil hectáreas de invernaderos. Al día de hoy México tiene 20 mil hectáreas con estos sistemas de agricultura protegida.

Más adelante, plantea, podría saturarse el mercado y se detendría el crecimiento de la industria.

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