Microbios reducen uso de fertilizantes químicos
Con el empleo adecuado de biofertilizantes microbianos se puede reducir en 50 por ciento el uso de fertilizantes químicos, al tiempo de incrementar hasta en 30 por ciento los rendimientos de cultivos como maíz, papa, chile, jitomate y ejote.
El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) desarrolló un biofertilizante con una base de bacterias del género teito mona foras que coadyuvan al mejor crecimiento de las plantas, ya que poseen diferentes mecanismos de acción, tales como la fijación de nitrógeno atmosférico, solubilizan fosfatos gracias a enzimas que segregan y producen hormonas vegetales como el ácido indolacético. Asimismo, propician la generación de antibióticos que protegen a las plantas contra bacterias y hongos patógenos.
Denise Peralta, colaboradora del proyecto que está a cargo del investigador Gerardo Armando Aguado Santacruz, refiere que se le han realizado pruebas al biofertilizante en las que se ha constatado la inhibición de los agentes patógenos a través de la interacción con los organismos del fertilizante orgánico.
Este tipo de productos favorecen la reducción en costos, tanto económicos, como ambientales, puesto que permiten la generación de nutrientes en el suelo y, a diferencia de los fertilizantes químicos, no contaminan la atmósfera ni los mantos acuíferos.
El biofertilizante bacteriano se puede adquirir en las instalaciones del INIFAP y se comercializa en una presentación de 1.5 kilos, que sirve para fertilizar semilla suficiente para una hectárea.
El producto es un polvo adicionado con un adherente que se mezcla en dos litros de agua con el fin de transformarlo en una solución aplicable a las semillas. Una vez que se cubrieron las semillas con el fertilizante se tienen que poner a secar en un lugar con sombra, para impedir la exposición directa al sol, ya que se trata de bacterias y que con altas temperaturas pueden causar la muerte de los organismos y el producto perdería eficacia.
El biofertilizante en polvo contiene una concentración de 100 millones de bacterias por gramo, que son las suficientes para colonizar las raíces del cultivo, propiciar un mayor crecimiento y absorción de nutrientes y agua.
La aplicación del producto debe ser complementaria a una ración de fertilizante químico, puesto que si se suministra solo, trabaja muy lentamente o no trabaja. En cambio, en interacción con componentes químicos las bacterias comienzan a realizar un proceso de asociación que ponen a disposición de la planta todos los nutrientes de la solución química.
Este biofertilizante es apropiado para cultivos de granos básicos como maíz, trigo y cebada, así como para algunas hortalizas.