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¡Superlabranza ecológica!

La labranza de conservación permite ahorrar más del 20% en el consumo de agua, reduce uso de combustible y la emisión de gases que contribuyen al calentamiento global.

Valle de Santiago, Guanajuato.- Ante el alza de los costos de producción para los agricultores, sobre todo en el cultivo de granos, la agricultura de conservación es una alternativa económica y ecológica, que además de aminorar la inversión en insumos, coadyuva a reducir la emisión de gases de efecto invernadero que inciden en el calentamiento global.

La aplicación de sistemas como éste permite ahorrar más del 20 por ciento en el consumo de agua y de hasta 70 litros de diesel por hectárea, es decir, 140 litros de combustible por año.

Así lo señalaron expertos en el tema durante el Encuentro Internacional de Labranza de Conservación, organizado por los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) en el marco de la celebración de los 25 años de promoción de esta técnica impulsada por la institución en todo el país, donde ha logrado establecer más de un millón de hectáreas bajo este sistema.

En su participación en el encuentro, el consultor de la FAO, Brian G. Sims, expuso que con los incrementos en costo de insumos y energía que tienen los productores, la agricultura de conservación puede reducir los requerimientos de fertilizante entre 30 y 50 por ciento; los de agua en 30 por ciento; el consumo de combustible en 60 por ciento y el empleo de pesticidas en 20 por ciento.

“La reducción en costos de producción es la clave para mayor rentabilidad”, subrayó el especialista en su ponencia Mayor producción con menos degradación con una agricultura sostenible.

Destacó que este sistema de cultivo se basa en principios universales y tiene aplicaciones locales entre pequeños y grandes agricultores; es una tecnología ya desarrollada, aunque hacen falta políticas de apoyo y grupos de apoyo mutuo.

En la ponencia sobre las experiencias en labranza de conservación para mejorar la sostenibilidad en Argentina, el especialista Agustín Bianchini, destacó los beneficios del sistema de siembra directa, que se traducen en: 90 por ciento menos de erosión de suelos; 40 por ciento menos en el uso de combustibles; mantenimiento y/o mejora de la materia orgánica del suelo; aumento de la fertilidad; mayor eficiencia en el uso del agua; menores costos de producción y mayor estabilidad de producción y potencial de rendimiento.

Ken Sayre, consultor del Programa Global de agricultura de conservación del CIMMYT resaltó que además de todos los beneficios ambientales permite una mejor adaptación a cambios climáticos, reducir los costos de producción y mejorar la calidad de vida de los agricultores y sus familias.

Cabe recordar que FIRA es una de las instituciones pioneras en la difusión de la labranza de conservación, especialmente en el Centro de Desarrollo Tecnológico Villadiego ubicado en el municipio de Valle de Santiago Guanajuato, con la finalidad de fomentar técnicas y sistemas para sembrar de manera directa sobre los residuos de la cosecha anterior, sin tener que preparar el terreno ni contaminar el ambiente con la quema de los residuos.

La práctica de la labranza de conservación, actúa como una especie de mantillo protector del suelo que evita la erosión eólica e hídrica, lo cual es de suma importancia si se toma en cuenta que en algunas regiones del país se han calculado pérdidas de 13 a 17 kilogramos de suelo por cada kilogramo de maíz sembrado bajo prácticas tradicionales.

Práctica con auge en Guanajuato

La implementación de la labranza de conservación ha tenido un importante auge y desarrollo principalmente en el bajío mexicano. Guanajuato es la entidad donde más impacto ha tenido la transferencia de la tecnología de labranza de conservación, ya que el 80 por ciento de la superficie sembrada de granos en este estado, se siembra bajo este sistema.

Un diagnóstico realizado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) refiere que de la superficie bajo riego en Guanajuato el 64 por ciento no se barbecha.

Los beneficios registrados en este caso son ahorros del 17 al 25 por ciento en costos de producción, 20 por ciento de agua, 50 por ciento en el uso de diesel e incremento de 20 por ciento en la rentabilidad de los cultivos, especialmente granos.

Esta tecnología aunada a un modelo de producción sustentable de granos que incluye entre otras prácticas el aprovechamiento del agua a través de sistemas de riego, así como un adecuado manejo y monitoreo nutricional, control de plagas y empleo de biofertilizantes para la producción de granos, ha sido promovida por FIRA en México a través de parcelas y eventos demostrativos establecidos por el Centro de Desarrollo Tecnológico Villadiego.

El pasado 29 de noviembre en el marco del Encuentro Internacional de Labranza de Conservación, el director general del FIRA, Rafael Gamboa González, expresó que para los próximos años la institución impulsará la implementación de la agricultura sostenible a través de un modelo que combina exitosamente la labranza de conservación, el goteo subsuperficial, el manejo integrado de plagas y la nutrición balanceada para reactivar los terrenos de cultivo propiciando un mejor uso y rentabilidad”.

Dicho encuentro contó con la participación de destacados ponentes nacionales e internacionales en materia de agricultura sustentable y labranza de conservación, en donde se dieron cita cerca de mil 200 productores de los estados de Guanajuato, Michoacán, Nayarit, Puebla, Jalisco, Aguascalientes y Zacatecas.

 

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