Política Agrícola

Cruzada contra hambre debe abatir desnutrición de 1.5 millones de niños y obesidad infantil de 4.5 millones

Fundamental sistema nacional agroalimentario, política transexenal y etiquetar Oportunidades, considera Julieta Ponce, directiva del Fonan.

La Cruzada nacional contra el hambre debe trazarse como prioridades el establecimiento de un sistema nacional agroalimentario y abatir la desnutrición de 1.5 millones de niños y la obesidad en 4.5 millones de menores de cinco años para el 2018, expresó la nutrióloga, Julieta Ponce Sánchez, directiva del Foro Nacional para la Construcción de la Política Alimentaria y Nutricional (Fonan), organismo que se reunió la semana pasada con la titular de la Sedesol, Rosario Robles Berlanga.

En dicho encuentro, los integrantes del Fonan sugirieron cuatro mesas de trabajo donde se aborden los temas: producción de alimentos y desarrollo sustentable; abasto comercialización y consumo de alimentos; nutrición y salud; y mecanismos para abrir un capítulo especial sobre alimentación y nutrición en el Plan Nacional de Desarrollo (PND).

En una charla con Imagen Agropecuaria, Julieta Ponce remarca que el problema del hambre requiere incluir el tema del derecho a la alimentación y la buena nutrición, por lo que las políticas públicas deben contemplar la creación de un sistema nacional alimentario que atienda toda la cadena, desde producción, abasto, comercialización, consumo y regulación de alimentos, nutrición y salud.

La también integrante del Centro de Orientación Alimentaria (COA) señala que en este país hay muchos números: 28 millones de mexicanos en pobreza alimentaria; 11 millones en pobreza extrema y 52 millones con algún nivel de pobreza. Pero, reflexiona, “cualquier nivel de pobreza afecta la alimentación”.

Con base en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, observa un fracaso de la política dirigida a los mas pequeños del país, en niños menores de 5 años aumentó la obesidad, la desnutrición persiste en diferentes grados en 1.5 millones de niños y la anemia afecta a 23 por ciento de los menores. Incluso, 70 por ciento de la población mexicana se percibe a sí misma con inseguridad alimentaria, esta percepción aumenta a 80 por ciento en el campo.

Julieta Ponce expone que la Cruzada Nacional contra el hambre contempla atender a 7.4 millones de personas, distribuidas en los 400 municipios de mayor marginalidad, pero considera que parece más un programa, lo cual es loable, al que augura “un futuro incierto sino se empiezan a transformar multisectorialmente y transexenalmente un gran plan de sistema mexicano alimentario”.

En la propuesta del presidente Enrique Peña es positivo el reconocimiento de que hay hambre en México, de personas que no tienen que comer, y también han hablado que esto debe estar basado en el derecho. “La observación que hago es que los derechos humanos deben tener un cumplimiento universal y transversal, no están acotados a ciertas poblaciones, elevar a derecho constitucional el derecho a la alimentación obliga al Estado a garantizar en todo momento una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad al 100 por ciento de la población. Si no se enfrenta la situación del hambre en este sentido, no vamos a lograr más”.

Para que este programa funcione –remarca– debe haber un apartado especial en el PND sobre garantía de derecho a la alimentación para que pueda tener presupuesto y todos los argumentos jurídicos para operar, pero hay tiempos que apremian, porque el Presidente tiene seis meses para presentarlo.

La propuesta del gobierno federal para resolver el problema de presupuesto es alinear 70 programas de diferentes secretarías, juntar dinero para aplicarlo a la Cruzada, pero falta claridad, porque los programas ya operan por sí mismos, cada uno tiene objetivos y se miden por indicadores de operación, número de personas atendidas, y no hay indicadores de resultados. No hay un sistema superior pensando en cambiar las estructuras, analiza la especialista.

Dentro de las propuestas hechas por el Fonan a la titular de Sedesol, está la creación de un Consejo nacional de alimentación y nutrición, encabezado por el Presidente, con participación plural, académica, legislativa, una representación de todos los programas involucrados en las secretarías y una propuesta financiera de parte de la Secretaría de Hacienda. También proponen un observatorio ciudadano, que de alguna forma ya existe, una red de vigilancia de indicadores de resultados.

Posible acabar con desnutrición infantil y obesidad en este sexenio

Una meta de la Cruzada tendría que ser abatir la desnutrición de 1.5 millones de menores de cinco años, y la obesidad en 4.5 millones menores de cinco años, en etapa escolar de 6 a 12 años, para el año 2018. En etapa preescolar, menores a cinco años, hay 9.7 por ciento de los niños con obesidad, que con políticas públicas adecuadas y programas se podría controlar, asevera Julieta Ponce.

Tan sólo con una protección a la lactancia materna se podría prevenir con mucho el alto riesgo de desnutrición en los niños, destaca la integrante del COA.

Un problema –enfatiza– es que tenemos que detectar dónde están los niños con obesidad y atenderlos, porque nadie lo sabe. Queremos saber quiénes son para hacer estudios, ya que en algunas muestras que se han hecho tenemos niños de entre seis y siete años con diabetes.

Si nosotros queremos –reflexiona– hacer algo por la situacion alimentaria de este país hay que atender en forma prioritaria a los menores de entre seis y 18 meses, y los pueblos indígenas y comunidades rurales; no sólo llevando despensas. Dicen que no será así, aunque Oportunidades sea un programa que opera mal, no da resultados y lo único que ha producido es una fábrica de pobreza.

Los niños que reciben Oportunidades –según estudios– están más desnutridos porque permite el acceso a comida chatarra; la gente deja de trabajar en el campo, porque sólo espera el apoyo; incluso, las mujeres se embarazan más porque reciben dinero por cada hijo, según han documentado organizaciones en zonas como la Selva en Chiapas y Cochoapa El Grande, Guerrero, dice la especialista.

Los programas –resalta– de combate a la pobreza, que captaron la mayoría de los presupuestos entre 2006 y 2012, han demostrado su fracaso al producir más pobres y que no fue una falta de dinero. Esto demuestra que los modelos asistencialistas o de trasferencias monetarias no resuelven el problema alimentario, porque no atienden las causas y menos el desarrollo de capacidades de las personas.

Los beneficiaros de Oportunidades destinan 40 por ciento del dinero a comprar alimento, muchas veces chatarra, el resto a diversos gastos; no hay un control de en que se gastan más de 30 mil millones de pesos dirigidos a seis millones de familias.

Aunque genera y perpetúa la pobreza, puntualiza Julieta Ponce, sería lejano pensar que dicho programa va a desaparecer, pero sí podría tender a hacerlo. Es mucho dinero y personas que sí tienen carencias, por lo que podríamos etiquetar el recurso y destinar una parte para alimentos sanos, que se podría adquirir en los 27 mil puntos de venta de Diconsa.

Esto permitiría, a su vez, incentivar la producción campesina, que abastecería a estas tiendas de productos como frijol o maíz, generaría economías locales, empleos, desarrollaría capacidades, mejoraría estado nutricional.

Oportunidades, que llega con promotores de la salud, puede promover la lactancia materna, que no cuesta y es una protección universal para el menor, quien tendría menor riesgo de morir, de enfermarse, estar desnutrido, anémico, ser obeso y, en cambio, mayor capacidad para aprender y crecer.

Otra propuesta que hace la nutrióloga es la instalación de comedores escolares, que dependan directamente del Estado, que subsidie los alimentos sanos, y bebederos con agua potable. La constitución dice que la niñez en mexico debe ser un bien superior de la nación. Las escuelas no es el lugar para las industrias. Las secreterías de Salud, de Educación, de Economía y del Trabajo tienen que intervenir. Sedesol y Agricultura ver cómo asegurar una canasta básica, con frijol, maíz y amaranto, y establecer acuerdos de comercialización con productores para garantizar este abasto.

Julieta Ponce expresa que el encuentro con Rosario Robles fue de ”una cortesía política extraordinaria”, les dedicó todo el tiempo, fue receptiva, aceptó que haya observaciones y modificaciones a su propuesta y se mostró abierta e, incluso moderada en cuanto a los resultados del programa, porque reconoce limitaciones.

El Fonan trabajará en mesas con la Sedesol. La nutrióloga se han planteado esperar a mayo para conocer cómo viene el PND y de ahí decidir si continúa participando. “Los programas no van a cambiar ni en un sexenio, pero si se abre ese capítulo en el PND hay todas las posibilidades”.

La experta anota que la alimentación es capaz de transformar todo el modelo de nación, porque las personas bien alimentadas pueden desarrollar mejor sus capacidades. Si el modelo económico no tiene algunos indicadores de transformación o cambio, tampoco se resuelve el problema, porque lo fundamental el tener acceso a los alimentos.

 

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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