Islas Marietas, porción del paraíso en costas mexicanas

Ubicadas en costas de Nayarit, albergan Playa Escondida, cuyo acceso es nadando a través de un túnel…

Islas Marietas, Nayarit.- La fuerza de voluntad de los viajeros para llegar a Playa Escondida, que desde el aire figura el cráter de un volcán rodeado de vegetación, que en el fondo alberga una playa diminuta de arena suave, sólo se compara con los vientos huracanados que ha traído por estos días la tormenta tropical Odile.

Para llegar a este lugar, rodeado por las aguas del Pacífico, hay que navegar en lancha unos 20 minutos desde Punta Mita. Nuestra embarcación, “Elissa”, se acerca lo más posible a esta área Nacional Protegida (ANP), pero aún hay que nadar 50 metros y atravesar un túnel de escasos diez metros de largo y otro tanto de ancho. La altura entre la superficie del mar y la parte superior de esta caverna varía según la fuerza de la marea y hoy por efectos del mal clima apenas ha dejado escasos 40 centímetros, que sólo nos permite asomar la cabeza para respirar. Antes de entrar a esta cueva los guías nos recomiendan levantar las manos para evitar golpearnos con la roca.

El reto no es menor ante las aguas agitadas y resulta aún más complicado para quienes como quien esto escribe no llegamos a manejar las artes del nado, pero con auxilio del chaleco salvavidas –obligatorio para todos quienes deseen visitar las islas—y del guía logramos, entre brazadas y empujones, avanzar a través de este mar un poco alborotado por los vientos que ha dejado Odile a su paso.

Ramas y hojas de arboles acompañan nuestra travesía. Pero ¡allá vamos!, con nuestro pataleo descompuesto alborotando aún más el mar –que no obstante el clima se mantiene tibio–, a pasar el túnel que nos permitirá ingresar a Playa Escondida o Playa del Amor –como por aquí la conocen los lugareños–, cuya cúpula es un círculo que en su parte superior alberga vegetación, donde las aves vuelan alrededor embelleciendo el paisaje, por estos días lleno de nubosidad por efectos del meteoro mencionado que después fue a pegarle duro a las costas de Baja California y Sonora.

La sensación que uno tiene al estar rodeado de paredes de roca que en su parte central deja entrar la luz –la imagen es similar a la de un coliseo o un estadio a pleno mediodía— para calentar la arena es vivir una escena surrealista. Las aguas son cálidas y la breve estancia en este pedazo de tierra –antes de que la marea nos impida salir- es breve, pero los ojos se llenan de asombro y las imágenes se almacenan en parte de la memoria, en ese lugar donde se escriben conceptos como la belleza, la armonía o se fijan los sueños fantásticos.

Aquí donde se junta sin orden la imagen del mar, la arena, la roca, el cielo, la vegetación y las aves uno no puede evitar filosofar sobre la sorprendente riqueza natural de México, muchas veces desconocida por los propios mexicanos y bien aprovechada por los extranjeros, que incluso escogen vivir cerca de estas islas, en poblaciones como Sayulita, Puerto Vallarta o Nuevo Vallarta.

Ya luego nos enteramos que esta zona forma parte del Parque Nacional Islas Marietas, que fueron incorporadas en febrero del 2008 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Reserva de la Biosfera, de acuerdo con información de la Conanp. “Es un archipiélago formado por dos islas y dos islotes situados en la costa occidental de México; es una rica zona de convergencia en la que especies marinas del centro y el sur del Pacífico Mexicano coexisten con especies del Golfo de California y de la Costa Pacífica de Baja California”.

De acuerdo con las autoridades el ecoturismo, el buceo y la práctica de deportes náuticos, están emergiendo en la actualidad como oportunidades económicas muy prometedoras en la zona; pero también hay voces que señalan que el turismo está poniendo el riesgo a las Islas Marietas, debido a que el turismo arroja basura y extrae coral, lo cual afecta al ecosistema.

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Partimos de Punta Mita a las 4 de la tarde, los cooperativistas que llevan a los turistas a las Marietas nos habían advertido que si la marea era muy alta no podríamos entrar a las Marietas, en este caso lo pudimos hacer; pero ya pasan de las 5 de la tarde y la marea empieza a subir al punto de que, por momentos, casi cierra la cueva que es entrada y salida. Es hora de partir, hay que nadar de regreso hacia “Elissa”, la lancha que nos espera para devolvernos a tierra firme.

Las corrientes que se forman con el choque de las olas con las rocas hacen más lenta la salida. Nuestro cuerpo quiere avanzar pero no logra andar; por fin con un poco de esfuerzo, un pataleo y un braceo más vigoroso, logramos salir de la caverna y subir a la lancha. Una vez arriba de ésta los vientos hacen a nuestro capitán aumentar la velocidad de su embarcación y los golpeteos contra el agua son más frecuentes. Una brisa fría y una tenue llovizna se siente en la piel. No importa, hoy fue el día en que conocimos las oníricas Islas Marietas.

Atrás un sólo recuerdo queda en mi mente: el momento en que mi puño se aferraba con fuerza a “Elissa”, pero éste finalmente cedió para aventurarse a la mar y permitirme saber que una porción de paraíso existe y está en éstas costas mexicanas.

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Islas Marietas:

*Son un archipiélago formado por dos islas y dos islotes, con una superficie de mil 383 hectáreas.

*Se localizan en una zona de confluencia de 3 masas de agua: la Corriente de California, la Corriente Costera de Costa Rica y la masa de agua del Golfo de California. Por lo que estas

*La enorme biodiversidad de las islas incluye especies de coral, ocho especies de mamíferos marinos, 94 de aves y 115 de peces. Se trata de una zona muy importante para los procesos reproductivos de especies en peligro, tales como la ballena jorobada.

Fuente: Conanp