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La guerra de los libros: Transgénicos sí, transgénicos no

Científicos y biotecnólogos presentaron sendos libros donde argumentan porqué deberían o no sembrarse en México.

La decisión de sembrar maíz transgénico en México a nivel comercial ha sido una “papa caliente” para los gobiernos en turno. Durante los dos sexenios panistas, que permitieron el avance en fases experimental y piloto, no se tomó una determinación para su liberación final; el gobierno del PRI tampoco ha tomado una decisión, pero las presiones de empresas, por un lado, y grupos ambientalistas por otro, siguen presentes, y para muchos sólo es cuestión de esperar.


El debate en torno a la siembra de maíz transgénico en México, que se ha extendido en el tiempo en diferentes frentes, ahora ha pasado al ámbito editorial. La semana pasada científicos y biotecnólogos presentaron sendos libros donde argumentan porqué se debe o no sembrar este cultivo.

En entrevista con www.imagenagropecuaria.com, la coordinadora del libro El maíz en peligro ante los transgénicos. Un análisis integral sobre el caso de México, Elena Álvarez-Buylla, expresó que esta publicación demuestra desde la ciencia, comprometida con la justicia social y el medio ambiente, que México debe decir no a los transgénicos, porque ponen en riesgo nuestra salud, el medio ambiente y la soberanía alimentaria, no sólo del país sino del mundo entero.

La doctora remarcó que la única razón por la que se sigue debatiendo el tema “es porque hay fuertes intereses que están tratando de ocultar la evidencia, los hechos que demuestran que ni son más productivos, ni seguros, y además no lo necesitamos. Realmente no hay ya un debate científico, pero la ciencia ha demostrado que estos desarrollos son insuficientes y obsoletos.

Hizo un llamado a que los gobernantes dejen de estar actuando en función de las presiones de los grandes intereses económicos de las transnacionales y que actúen más en función de los intereses científicos y conozcan la evidencia que presentamos en el libro; de lo contrario ponen en riesgo la integridad de las culturas indígenas campesinas que acompañan al maíz nativo de México.

Días después, en otro espacio, el coordinador del libro Introducción al ambiente de maíz transgénico, ocho casos en Iberoamérica, José Luis Solleiro consideró que existe información “sólida y robusta” para proceder a liberar a escala comercial el maíz genéticamente modificado y remarcó que México está listo para la adopción de esta tecnología.

El doctor expuso que la liberación se debe hacer caso por caso, de acuerdo a las particularidades de cada región.

Durante la presentación del libro, expertos internacionales, quienes participaron vía internet, destacaron los incrementos anuales en extensión y productividad obtenidos en Argentina, Brasil, Colombia, Chile, España, Honduras, México y Uruguay, que “indican que la siembra de maíz con este tipo de ventajas tecnológicas se ha convertido en un mejor negocio —sustentable en lo económico, social y ambiental— tanto para grandes productores como para agricultores en países en vías de desarrollo y megadiversos al igual que México”.

Respecto a porqué no se ha avanzado en la liberación de cultivos transgénicos en el mundo, Solleiro, también coordinador de CamBioTec en México, apuntó que hay trasfondo económico por el mercado mundial de alimentos.

En el caso de México, el libro señala que “el Ejecutivo Federal ha actuado con cautela o temor a las presiones de grupos opositores, argumentando –sin ofrecer perspectivas claras de solución–, que México como centro de origen y diversificación del maíz y por la importancia de este cultivo, debiera mantener las liberaciones por varios ciclos en fase experimental”.

Soberanía alimentaria a trasnacionales

El doctor José Sarukhán, coordinador de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), subrayó que en sólo seis compañías trasnacionales controlan entre 60 y 70 por ciento de la producción mundial de semillas, mismas que han comenzado a introducir alimentos genéticamente modificados a escala planetaria, con lo que tienen cada vez mayor control sobre los alimentos que produce y consume la humanidad y se corre el riesgo de acabar como “esclavos de un monopolio gigantesco” para la producción de alimentos.

Al participar en la presentación de la publicación El maíz en peligro ante los transgénicos, editado por la UNAM y la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad , el ex rector de la máxima casa de estudios, recalcó: “no tengo problema con la biotecnología y los transgénicos, sino con la privatización en la producción de semillas, lo cual no es ético y debe encararse”.

El problema –expuso– es que México ha dejado de invertir en investigación y las empresas multinacionales lo que están haciendo es dar por resuelto el problema de la alimentación a países como el nuestro, y así se está “confiando un derecho humano elemental” a empresas que están persiguiendo esquemas de máxima ganancia y no el bienestar de la población.

Los gobiernos están dejando en manos de estas empresas “el problema de la soberanía alimentaria, es decir, la decisión de los pueblos para decidir qué, cómo y cuándo producen sus alimentos”.

Científicos presentes en este evento resaltaron que el debate sobre los transgénicos no sólo es científico, sino económico, social y político, por los intereses que están en involucrados.

En la presentación del libro Introducción al ambiente de maíz transgénico, ocho casos en Iberoamérica, editado por Agrobio México y Cambiotec, el experto en biotecnología Daniel Ramón Vidal, manifestó –desde España– que en relación a los transgénicos estamos en medio de un debate ideológico, donde se utilizan términos científicos y algunos utilizamos terminología incorrecta y existen “posturas cerradas e inmovilistas”.

El consejero delegado de la empresa de biotecnología Biópolis, indicó que en el caso de España el maíz transgénico (bt), luego de 15 años de cultivo llegó a 133 mil hectáreas y ha dado más rentabilidad a los agricultores, al aumentar en 1.5 veces más el rendimiento.

Además, presumió, existen “rentabilidades sociales”, ya que su país dejo de importar 853 millones de toneladas de maíz, un gasto de unos 156 millones de euros, y se redujo en 45 por ciento el empleo de pesticidas, así con el uso de agua de riego.

Sobre las críticas a los transgénicos en el sentido de que no son más productivos o sustentables, respondió que quienes eso afirman deben poner los resultados sobre la mesa.

Al hablar de los impactos por la siembra de maíz transgénico, Agrobio México precisó que Brasil ha sembrado 5.31 millones de hectáreas de maíz transgénico, es decir 75.4 por ciento del área total y ocupa el segundo lugar en el ranking mundial de adopción de esta tecnología; Chile ha incrementado 87 por ciento el área cultivada de semilla de maíz transgénico y en cinco años ha generado un valor de exportación por 460 millones de dólares.

Mientras que Colombia ha incrementado rendimientos hasta en 10.3 por ciento, mientras que en Honduras la cifra es de hasta 30 por ciento, en tanto en Uruguay los productores obtuvieron hasta 2 toneladas por hectárea, respecto a rendimientos promedio.

El investigador del INIFAP, Antonio Turrent, por su parte, afirmó que México no necesita los maíces transgénicos, ya que con variedades convencionales se puede lograr la autosuficiencia en maíz e hizo hincapié que incluso si se diera el caso de que se sembrara maíz transgénico en toda la superficie maicera, los rendimientos caerían, ya que éstos no podrían adaptarse a las condiciones climáticas y ambientales de cada región del país

¿Maíces juntos pero no revueltos?

Uno de los debates en torno a la siembra de maíz transgénico ha sido si es posible o no la coexistencia de maíces criollos con transgénicos.

Antonio Turrent ha insistido en que no es posible dicha coexistencia y que la presencia de genes transgénicos puede poner en riesgo a los maíces nativos por la polinización que existe en el caso del maíz, que no es posible confinar.

Elena Álvarez aseveró que “la idea de dividir al país en el norte y el sur –una idea que han apuntalado empresas biotecnológicas y funcionarios del gobierno federal– es imposible porque la contaminación transgénica con los animales invasores no respetan las fronteras”.

En contraposición, José Luis Solleiro afirma que esta coexistencia es posible y sólo es cuestión de separación entre campos de cultivo y programación de siembras. “Con una separación de 30 metros la probabilidad de que haya flujo de polen de un campo a otro prácticamente se va a cero; la autoridad mexicana para tener más seguridad está poniendo distancias de 500 metros”.

Además, “con que haya desfasamiento en floración de 20 días tienes una seguridad prácticamente total ¡Esta estudiado!”. En todo caso, retó, los científicos que hablan de flujo genético, que prueben que lo hay.

La lucha judicial

El debate de los transgénicos también se libra en el ámbito judicial, ya que grupos ambientalistas y científicos interpusieron una demanda colectiva contra la autorización de siembra de maíces transgénicos, que en la actualidad está en curso.

Al respecto, el presidente ejecutivo y director general de Agrobio México, Alejandro Monteagudo, confió en que al final del día el proceso sea resuelto de manera favorable para las empresas biotecnológicas.

“Creemos que este mismo año vamos a tener una solución que nos permitirá superar esta situación de inamovilidad. Las autoridades tienen sus tiempos para resolver y somos respetuosos”.

Espero –añadió– que en 2014 se pueda contar con los permisos de liberación comercial de maíz, “somos optimistas que la autoridad tomara la mejor decisión” y “debemos dejar de lado las discusiones ideológicas, porque estas no nos van a llevar a nada”.

Solleiro agregó que si dan los permisos para siembra de maíz en fase comercial en este momento, para el inicio de la siguiente temporada se puede sembrar en Sonora, Sinaloa, Sonora y Tamaulipas.

Cabe recordar que el 5 de julio de 2013 se presentó la demanda de acción colectiva contra la siembra de maíces transgénicos ante el Juzgado federal 12o de Distrito en materia Civil en el Distrito Federal, que luego de haber sido admitida en forma preliminar fue desechada el 17 de diciembre, pero la colectividad interpuso un recurso de apelación contra esta decisión, y en enero del presente año también contestó un recurso de revocación de Monsanto de dicha apelación.

Para Álvarez-Buylla una salida para las organizaciones ha sido la demanda colectiva, que es muy importante en contra de las autoridades y de las grandes empresas que buscan introducir maíces transgénicos al país.

La doctora dijo que a pesar de que la ley en materia de organismos genéticamente modificados es insuficiente, porque está llena de huecos y contradicciones, es suficiente para proteger los maíces nativos.

El debate sobre el tema sigue y entre los defensores del uso de transgénico se escuchan voces que dicen: “el gobierno no quiere”.¿Será?

 



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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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