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Microorganismos, la nueva revolución agrícola

Seres microscópicos, bacterias y hongos, mejor conocidos como biofertilizantes, están revolucionando la manera de practicar la agricultura. Su empleo en los cultivos agrícolas no sólo permite regresar la fertilidad y sanar los suelos, sino que tienen beneficios económicos, ambientales y en la salud de los agricultores.

La Revolución Verde, que se comenzó a desarrollar en la década de los cuarenta, salvó miles de vida de morir de hambre en la India y en otras regiones del mundo. Fundamentada en el uso de tecnologías como la semilla, fertilizantes, plaguicidas y pesticidas, elevó en forma exponencial los rendimientos de los cultivos agrícolas. Sin embargo, el tiempo no tardó en cobrar la factura a esta forma de producción.

El uso intensivo de agroquímicos debido a la resistencia que desarrollaron las plagas ocasionó que los agricultores realizaran cada vez más aplicaciones, lo cual derivó en una erosión de los suelos, la contaminación de mantos freáticos y severos daños al medio ambiente y a la salud de las personas que aplicaban productos tóxicos sin el equipo adecuado o los debidos cuidados.

Al respecto, el director de la Red de Acción sobre Plaguicidas y sus Alternativas en México (Rapam), Fernando Bejarano González, quien durante más de una década ha estudiado los efectos de los plaguicidas, expuso que en los campos agrícolas de México se sigue aplicando 91 plaguicidas “altamente peligrosos”, que están prohibidos en otros países porque su nivel de toxicidad puede producir efectos crónicos en la salud en el largo plazo, provocar  daños reproductivos o mutagénicos, son posibles carcinógenos y afectan al medio ambiente.

Por si fuera poco, los químicos que se venden en el mercado mexicano se han dejado de emplear en la Unión Europea y otras naciones, debido a que también pueden ser tóxicos persistentes bioacumulables, causar intoxicación, afectar organismos acuáticos, insectos benéficos, como las abejas, e incluso contribuyen a la destrucción de la capa de ozono, explicó. Estamos hablando de alrededor de 782 ingredientes activos, que sirven para procesar más de 5 mil 600 formulaciones comerciales.

Este modelo de producción intensivo se derivó de las investigaciones que el Padre de la Revolución Verde, Norman Borlaug, realizó en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CYMMYT), localizado en Texcoco, México, que en efecto salvo a seres humanos de morir de hambre –por el que le otorgaron a este investigador el Premio Nobel de la Paz–, con el tiempo se volvió obsoleta y hasta contraria a los fines originales de producir más alimentos.

En la actualidad, el modelo de agricultura intensiva basado en la fertilización química es ineficiente, costoso y tiene un alto impacto ambiental, al degradar el suelo y contribuir a la emisión de gases de efectos invernadero, lo cual impacta la sostenibilidad del planeta y la producción de alimentos, expresa el doctor Marcel Morales Ibarra, director general de Biofábrica Siglo XXI, quien desde hace más de una década promueve el uso de biofertilizantes.

El modelo actual de agricultura –anota el experto en temas de desarrollo rural– se refleja en los costos de la degradación ambiental, que sólo para México significan 8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), pero en el caso de la agricultura representan casi 30 por ciento, superando incluso a la minería, otro sector altamente contaminante.

Los fertilizantes químicos, explica, en la actualidad representa entre 40 y 45 por ciento del costo de producción en granos básicos, pero es el insumo más ineficiente, ya que por cada 100 kilos la planta aprovecha sólo entre 20 y 30 kilos, el resto se desperdicia, sobre todo porque su uso ha generado la degradación del suelo y la pérdida de fertilidad de éste.

Por si lo anterior fuera poco, anotó Morales, este insumo químico no sólo es contaminante en su proceso de producción, sino al aplicarse en los campos agrícolas, donde afecta suelos, mantos freáticos, ríos o mares y emite óxido nitroso, que resulta ser 400 más potente en su efecto invernadero que el CO2.

Lamentablemente con la dependencia de los agroquímicos se han puesto en riesgo los recursos genéticos naturales, a partir de la introducción de pesticidas y semillas de importación híbridas…que se han desarrollado, en algunos casos, para que sean resistentes a plagas y enfermedades, pero han causado efectos negativos en el medio ambiente, por su uso prolongado, lo que ha creado resistencia en diversas plagas agrícolas”, de acuerdo con la publicación Biofertilizantes: una solución a la productividad del campo, editado por la Universidad Autónoma Chapingo y el Colegio de Postgraduados”.

A las 10:00 del 21_02_06. Uso de Agroquímicos en fincas, Tierra Blanca y alrrededores. En la foto. Wilbert Guillen, fumigando, zanahoria y cebolla, en la finca El Pisco, entre Fatima y San juan de Chicua. /Fotografía: Francisco Rodríguez.E./La Nacion.Los fertilizantes químicos tienen otra desventaja muy grande: su alto costo. Por ejemplo, la urea, el fertilizante químico más usado por los agricultores tan sólo de 2010 a la fecha pasó de costar 6 mil 700 pesos por tonelada a alrededor de 12 mil pesos, entre otros factores porque al ser producto importado la paridad peso-dólar eleva su costo para los agricultores mexicanos.

 En esta proyección se incluyen los mil 500 millones de dólares (mdd) por año que le cuesta al país importar fertilizante químico, en su mayoría procedente de Ucrania.

 Nanofábricas de fertilizantes

Ante este escenario investigadores, empresas nacionales y trasnacionales que comercializan insumos para los cultivos agrícolas comenzaron a buscar opciones que fueran más amigables con el medio ambiente y que posibilitaran la sostenibilidad de la producción agrícola.

Los expertos analizaron que existen microorganismos que viven en el suelo que tienen la habilidad de promover el crecimiento de las plantas porque facilitan la asimilación de nutrientes como nitrógeno, fósforo y hierro.

“El proceso por el que los microbios pueden asimilar el nitrógeno gaseoso de la atmósfera se llama fijación biológica de nitrógeno y es una versión natural de la producción industrial de fertilizantes. Los microbios que realizan este proceso se pueden ver como pequeñas fábricas de fertilizantes nitrogenados”, según el manual teórico-práctico Los Biofertilizantes y su uso en la Agricultura, elaborado en forma conjunta por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) la Coordinadora Nacional de las Fundaciones Produce, A.C. (COFUPRO) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Así se encontró que una alternativa a los productos químicos eran los biofertilizantes, “productos agrobiotecnológicos que contienen microorganismos vivos latentes (bacterias u hongos, solos o combinados) y que son agregados a los cultivos agrícolas para estimular su crecimiento y productividad”, define el investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Gerardo Armando Aguado Santacruz, en el libro Introducción al uso y manejo de los biofertilizantes en la agricultura.

Marcel Morales conceptualiza a los biofertilizantes como “microorganismos benéficos, ya sean bacterias u hongos, que ayudan a la planta en su proceso biológico nutricional, al atrapar el nitrógeno de la atmósfera, transformarlo y proporcionarlo a las planta de manera asimilable para su nutrición, con lo cual la planta crece más vigorosa y sana. Además ayudan a regenerar los suelos y son capaces de darle a la planta condiciones para resistir plagas y enfermedades”.

Los biofertilizantes son “productos tecnológicos elaborados con microorganismos benéficos que promueven el crecimiento de las plantas y les pueden proporcionar nutrientes”, resume la publicación Los Biofertilizantes y su uso en la Agricultura.

Bacterias y hongos: los protagonistas

Los principales microorganismos –abunda el manual– utilizados como biofertilizantes son las bacterias (Rhizobium) que tienen la capacidad de fijar nitrógeno al asociarse con plantas leguminosas como el frijol, el chícharo, el cacahuate, el haba, la soya, la alfalfa u otras. “Estos microorganismos entran en las raíces y provocan que en estas se formen unas estructuras llamadas nódulos. Estos nódulos son como casitas que la planta hace para que allí los rizobios puedan vivir protegidos y realicen la fijación de nitrógeno, que finalmente va a beneficiar a la planta”.

El segundo grupo son las micorrizas, hongos que tienen la capacidad de solubilizar fosfato, que no es fácilmente asimilable por las plantas en forma natural. “Las micorrizas penetran en las raíces pero también se extienden por el suelo y de esta manera forman una especie de raíz extendida que junto con las raíces de las plantas ayudan a la captación de agua y nutrientes en el suelo”.

Otros microorganismos bastante utilizados son aquellos que producen hormonas vegetales, que ayudan a que la planta tenga una raíz de mayor tamaño y como consecuencia una mejor absorción de nutrientes y agua del suelo, incluyendo un mejor aprovechamiento de cualquier fertilizante químico añadido. Bacterias como Azospirillum estimulan el crecimiento de las raíces y se puede utilizar en muchos cultivos pues al parecer no tienen una alta especificidad por la especie de la planta.

Efectos vs roya del cafeto

Los biofertilizantes no sólo tienen impacto en el medio ambiente, sino que han demostrado efectos sanitarios en los cultivos en plagas como la roya o la mancha de hierro en café, el pulgón amarillo en sorgo o el “Dragón Amarillo” o Huanglongbing (HLB) en cítricos.

Uno de los resultados más sobresalientes se han dado en la roya del cafeto, que en los últimos dos años ocasionó el desplome de la producción de café en México a la mitad. Situación que está generando problemas económicos y sociales en las zonas cafetaleras, donde ante la falta de ingreso los productores han tenido que buscar otras alternativas de sustento o migrar.

De acuerdo con estudios que realizó la empresa Investigación y Desarrollo Agrícola, en Veracruz, la incidencia de la roya sin el empleo de biofertilizantes fue del 72 por ciento contra sólo 28 por ciento con la aplicación de éstos. La severidad del ataque del hongo sin biofertilizantes fue de 45 por ciento y de apenas 15 por ciento con el producto biológico.

El doctor Morales dijo que incluso en plantaciones totalmente infestadas de roya tiene un efecto curativo y las plantas observan una notable recuperación, lo que se traduce en mejores rendimientos.

La experiencia de Los Brujos

En la finca cafetalera Los Brujos, ubicada en Coatepec, Veracruz, el productor Fernando Murrieta Barrios, fue la primera persona en utilizar los biofertilizantes cuando en 2014 un amigo le regaló diez paquetes de este insumo biológico. Ya para mediados del 2015 empezó a tratar las plantas con resultados favorables, “las plantas eran más frondosas, con tallos más gruesos y la planta creció más uniformemente”.

El también agronómo de profesión platica que ante en una superficie de 45 hectáreas producía mil 200 quintales de café, pero como la roya atacó muy fuerte porque las plantaciones son viejas y el cambio climático también afecta, bajó a sólo diez quintales.

Con el uso de biofertilizantes logró resultados “sorprendentes” y sus plantaciones se comienzan a recuperar, ya que las plantas han rebrotado, porque las raíces son más frondosas y robustas, lo que estimula la floración. Recuerda que antes aplicaba 50 gramos de fertilización química y hoy sólo ocupa 50 gramos y se complementa con biofertilizante. Los granos de café son más pesados y esto aumenta el rendimiento del café.

El productor cuenta que “por curiosidad” también probó los biofertilizantes en limón Persa, donde obtuvo también resultados “benéficos y rápidos”, porque mejoró fruta en 90 por ciento de calidad, disminuyó producción de fruto amarillo y se redujo la merma de fruta.

Artemio Campos Hernández, técnico de Biofábrica Siglo XXI en Morelos, asevera que en parcelas de caña de azúcar en esa entidad, con la aplicación de biofertilizantes los costos de producción para el agricultor se redujeron 30 por ciento y la productividad creció de 120 a 176 toneladas por hectárea, es decir 46 por ciento adicional. El sistema radicular de la planta fue más abundante, la cañas crecieron más altas y se estimuló la presencia fauna benéfica en el suelo.

Otro testimonio es el del productor de aguacate, Nicanor García, originario de Tacáscuaro, Michoacán, quien tuvo su primer contacto con una empresa de biofertilizantes (Biofon), la cual le regaló unas bolsas de bacterias y hongos. Al principio los uso con mucha desconfianza, pero luego empezó a observar resultados positivos, como mayor macollo, mejor calidad de hoja y en un año estas planta tratadas alcanzaron prácticamente a otros árboles de la huerta aguacatera.

Dado los bueno resultados, dicha firma hoy atiende 14 mil 500 hectáreas de aguacate en tierra michoacana, donde se mezcla 50 por ciento de fertilizantes químico con biofertilizantes, lo que reduce a la mitad el impacto de los químicos al medio ambiente y trae ventajas económicas y productivas al agricultor.

Ventajas económicas de los biofertilizantes

Rhizobium-839Al referirse a las ventajas económicas, Morales explica que, en términos generales, con sólo la sustitución del 50 por ciento del químico por biofertilizante, el costo de producción para el productor en este insumo se reduce a la mitad y además se incrementa el rendimiento. “Lo que nosotros estamos planteando es hacer un uso más racional de los fertilizantes químicos”.

El uso de biofertilizantes –argumenta– es una muy buena alternativa ante disminución del presupuesto para el campo, ya que para fertilizar una hectárea de maíz con fertilizantes químico el agricultor invierte de 7 mil a 10 mil pesos, pero con biofertilizantes destina menos del 10 por ciento de dichas cifras.

Hace hincapié a que con el uso de este insumo biológico, los rendimientos aumentan de 15 a 20 por ciento, además que es el producto más inocuo para la salud y el medio ambiente.

Es relevante que el Centro Mario Molina haya determinado que México puede ahorrar entre 40 mil y 50 mil millones de pesos (mdp) durante el próximo trienio, si continúa la tendencia de aumentar el uso de biofertilizantes y apoyar a los productores agrícolas. En esta proyección se incluye el costo por importar fertilizante químico, el impacto en la salud de productores agrícolas y el daño el medio ambiente, platica el director general de Fibras Naturales y Biocombustibles de la Sagarpa, Jesús Arroyo García.

La dependencia –resalta– apoya a 325 mil hectáreas de cultivos donde se usan biofertilizantes y que para el presente año se estima llegar a 700 mil hectáreas. Indicó que el ahorro al país por sustitución de fertilizantes químico fue de 527 millones de pesos, entre 2014 y 2015.

Urge incorporar biofertilizantes a la agricultura

Los investigadores, empresas y productores coinciden en señalar que es urgente incorporar la biofertilización en la agricultura, mediante un programa nacional de transferencia de tecnología, centros regionales para desarrollar estructura por cultivo, por región y que respondan a problemas específicos.

Incluso se buscan alianzas con organizaciones de productores para extender el uso de biofertilizantes y también esperan que a través de la Secretaría de Agricultura se pueda impulsar esta tecnología, dados los beneficios que ofrece al productor y el medio ambiente.

Hoy en día, el desafío de la agricultura no sólo es producir más, sino hacerlo de manera diferente y en forma ecológica, por lo que el reto es construir “la auténtica Revolución Verde” y cambiar el actual modelo de producción agrícola, que resulta devastador para el medio ambiente.

Arroyo García subrayó que con los biofertilizantes se está dando una  revolución de la biología en el tema agropecuario, porque no sólo se fertiliza, sino se están combatiendo enfermedades como la roya en los cafetos o reduciendo la incidencia del HLB en cítricos, así como del pulgón amarillo, que ha afectado más del 50 por ciento la producción de sorgo en el país. “Con esta tecnología estamos volviendo a la agricultura que nuestros ancestros nos enseñaron”.

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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