Salud y Educacion

Crisis económica y alimentaria detendrá Reloj de la desnutrición en México

Reloj de la desnutrición, que mostraba un avance en la última década, puede detenerse a consecuencia de la crisis económica y alimentaria. El INNSZ estima un aumento de este mal en 20% de la población más vulnerable del país, unos 20 millones de mexicanos. Bajo este escenario, se detendrá el abatimiento de la mortalidad infantil y habrá un aumento de obesidad, mal vinculado con el consumo de productos chatarra, y asociado a enfermedades que ocasionan 200 mil muertes al año en México.

A consecuencia de la crisis económica y alimentaria, el Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán (INNSZ) estima un probable aumento en la desnutrición infantil en el 20 por ciento de la población más pobre del país y que se detenga el descenso de la mortalidad infantil que se había logrado en la última década.

La mala nutrición genera otro fenómeno preocupante, el aumento de la obesidad en población pobre, donde siete millones la padecen y se presenta una terrible paradoja: sobrevivientes a la desnutrición ahora son obesos.

La obesidad está relacionado con el consumo de comida chatarra y asociada con enfermedades como diabetes mellitus, hipertensión arterial y males cardiovasculares, que causan 200 mil muertes al año en México.

El Reloj de la desnutrición –modelo matemático diseñado por el INNSZ que permite medir el estado y la prevalencia de este mal en todo el país y hacer proyecciones al año 2050– detendrá sus manecillas y se estancará el avance que hasta hoy se había logrado si continúan las condiciones actuales de atención frente a la crisis económica y alimentaria.

“Estimamos que el 20 por ciento más pobre de la población va a sufrir un deterioro en su nutrición, es decir, va aumentar la prevalencia de desnutrición, sobre todo en la población vulnerable, materno-infantil y adultos mayores”, expresó Abelardo Ávila Curiel, investigador del INNSZ.

En entrevista con Imagen Agropecuaria, el especialista precisó que dicho porcentaje representan 20 millones de mexicanos, donde están 4.5 millones de las familias más pobres del país, y “sin duda alguna esto afectará los pocos avances que se habían visto en años recientes de disminución de desnutrición infantil”.

Comentó que si en materia alimentaria se siguen haciendo las cosas como hasta ahora, vamos a tener un problema fuerte, porque esperamos que pueda haber un estancamiento en el avance contra la desnutrición si no se toman medidas urgentes. Aclaró que estos son los escenarios tendenciales con base en el Reloj de la desnutrición, pero también podrían emprenderse acciones y evitarlos.

En el caso de las clases medias –agregó– no se prevé un aumento de desnutrición infantil, pero la lógica es que tiendan a la obesidad y al consumo de alimentos de menor calidad.

Esta población –anotó el investigador– que pudiera enfrentar la crisis de costo de alimentos dejando de consumir comida chatarra, que es mala y cara, y sustituirla por otra más saludables y de menor costo, no se beneficiará porque no hace nada para orientar a la población a rechazarla, y se espera que la industria despliegue su capacidad para inducir su consumo.

Respecto a programas como Oportunidades que promueve el gobierno federal, el especialista señaló que las últimas evaluaciones estratégicas revelan que no está teniendo el efecto esperado.

Una consecuencia de la crisis que se espera, “es que el esfuerzo familiar para compensar la caída del ingreso y el encarecimiento de los alimentos ocasionará un importante deterioro en la calidad de vida: educación, salud, vivienda  y bienestar”.

Hasta 80 años para abatir desnutrición en zonas indígenas

Antes durante su presentación El estado de la desnutrición en México y los impactos de la crisis alimentaria, Abelardo Ávila Curiel expuso que el avance en materia de nutrición es innegable; sin embargo, persiste un profundo nivel de desnutrición infantil en población vulnerable y siguen muriendo niños por esta causa.

Durante la Asamblea Nacional por la Soberanía Alimentaria, convocada por organizaciones que impulsan la campaña Sin maíz no hay país, el experto indicó que en una década hubo una disminución del 50 por ciento en la desnutrición infantil (en lo referente a peso y edad) y de seguir así de acuerdo con las proyecciones al año 2030 no habría desnutrición en México. Sin embargo, matiza, esto es un promedio nacional, que oculta la desigualdad entre el medio urbano y rural, donde algunos indicadores negativos se duplican.

Tampoco el medio rural es homogéneo, explicó, hay desigualdad según entidad, nivel socioeconómico y grupo étnico. Por ejemplo, en comunidades indígenas, el descenso de la desnutrición es lento y ahí faltan más de 80 años para abatirla, “lo cual es absolutamente inaceptable”. En Oaxaca y Guerrero faltarían más de 50 años para superarla.

“En la población indígena de Chiapas hay una brecha enorme y no se ven signos de recuperación; lo mismo sucede en la zona mazahua, que presentan niveles similares a zonas que padecen mayor desnutrición y hambre en el mundo”, aseveró el especialista.

De acuerdo al modelo del INNSZ, expuso Curiel, el futuro que nos espera es bastante malo, ominoso, de desnutrición extensa y se da en una asimetría nacional donde si bien hacia el norte y occidente –con excepción a zonas indígenas– la desnutrición está retrocediendo en forma importante y estados de las zonas centro y sureste concentran 75 por ciento de la desnutrición (Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Puebla, Estado de México, Chiapas, Yucatán).

No obstante que México es uno de los países con mayor ingreso en América Latina, presenta mayor mortalidad infantil que Chile y Costa Rica, que hace 30 años abatieron la desnutrición. Nuestro país tiene un descenso muy lento, esto significa decenas de muertes infantiles, “algo extraordinariamente grave”, lamentó.

“Nuestros niños no sólo están muriendo como consecuencia de la pobreza, sino también como consecuencia de toda una política errática en materia de alimentación y nutrición”, recalcó en la asamblea que se efectuó la semana pasada.

Obesidad en la pobreza

La población mexicana está sufriendo graves daños en su calidad de vida y en su salud, ya que en las últimas dos décadas la obesidad y el sobrepeso se han duplicado, y en años recientes afectan al 70 por ciento de los habitantes del medio urbano y rural.

“Algo muy grave es que los niños que fueron desnutridos y sobrevivieron se están volviendo obesos en muchas comunidades del país y un niño que fue desnutrido sufre daño metabólico cuando empieza alimentarse de más ya como adulto, va a padecer con mayor intensidad enfermedades muy graves”, apuntó Abelardo Ávila.

Así, siete millones de los mexicanos obesos viven en condiciones de pobreza extrema y en población de 20 a 50 años empieza haber bastante obesidad.

La población obesa tiende a padecer diabetes mellitus, que afecta a 4.2 millones de mexicanos. Más del 25 por ciento de la población de 50 años, es decir, uno de cuatro adultos tiene detectada la enfermedad y hay otro 30 por ciento que la padece y no lo sabe.

Por otro lado, la prevalencia de la hipertensión arterial también asociada a la obesidad, es del 32.6 por ciento de la población de México, es decir, 16 millones de habitantes.

Crece consumo chatarra

El consumo de comida chatarra (papas, pastelitos, refrescos, hamburguesas, pizzas y comida rápida con alto contenido de grasa o azúcares y bajo nivel nutricional) es uno de los males más graves que afecta a las sociedades modernas.

La industria de alimentos en un país como México representa 60 mil millones de dólares, de los cuales se calcula que 20 mil millones son de comida chatarra.

En 1961, el 65 por ciento de la energía de la alimentación procedía de cereales, principalmente maíz, hoy ha disminuido a menos del 45 por ciento. Se ha incrementado el consumo de harinas refinadas, azúcares, productos de origen animal y ha disminuido a la mitad el consumo de frijol, “grano mágico que aporta proteínas y otras sustancias benéficas para la salud”, expresó Abelardo Ávila.

Cada vez se consume más chatarra y hay un atosigamiento hacia los niños para inducirlos a que coman alimentos chatarra. “A nuestros niños nos los están envenenando desde las primeras etapas de la vida”, subrayó.

Hay países en el mundo –comentó– que han reivindicado el derecho de los infantes a no ser agredidos por la publicidad; en México hay total impunidad, no hay ninguna regulación y las compañías dirigen su publicidad a edades tempranas.

Abelardo Ávila recomienda a la población que reflexione sobre el enorme engaño publicitario de quienes promueven los alimentos chatarra, que protejan a sus niños y hagan cuentas en lo que gasta en ese tipo de alimentación. Por ejemplo, en un refresco de 600 mililitros el consumidor paga a 80 pesos el kilo de azúcar y en una bolsa de papas fritas el costo por kilo es de entre 120 y 200 pesos, dependiendo de la presentación.

Por eso, dice el especialista, sería muy sensato que la población sustituyera ese consumo por alimentos que se producen en México, apoyando sistemas de producción nacional.

De esta manera, se podría recuperar la tradición alimentaria mexicana, donde están maíz, calabaza, nopales, chile, y volver a los frijoles de la olla de alto valor nutricional, sobre todo en comunidades rurales que han decidido cambiarlos por sopas Maruchán, que pagan con el apoyo gubernamental que irónicamente se llama Oportunidades.

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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