Mexicanos gorditos y desnutridos
La sociedad mexicana ha sustituido alimentos nutritivos por aquellos que, siendo más baratos y más fáciles de conseguir, sólo le satisfacen momentáneamente y ocasionan un problema de sobrepeso y obesidad. Circunstancias causadas, en gran parte, por la pésima promoción nutricional que hacen los medios de comunicación y el desinterés del gobierno mexicano por remediarlo.
Por si no fuera poco, la oportunidad de percibir un salario digno que permita a los mexicanos una mejor alimentación; cada vez es una opción más inalcanzable. En nuestro país, 60 millones de personas sobreviven en condiciones de pobreza. Y si a esto le aunamos la total apatía del régimen calderonista por reactivar el campo mexicano, el panorama es aún más desalentador.
En la Asamblea Nacional por la Soberanía Alimentaria, efectuada el 30 y 31 de octubre pasado, Paz Paredes indicó que en sólo 18 meses los precios de los alimentos se han incrementado en más del 70 por ciento, mientras que los salarios han aumentado apenas 5 por ciento. Esto evidentemente ha afectado la economía de las familias mexicanas, sobre todo de las más pobres.
¿Por qué es importante, hoy en día, centrar nuestra atención en el sector agropecuario nacional? La respuesta es sencilla: este sector es vital para la población humana. Si como sociedad descuidamos una parte indispensable para la subsistencia de nuestra especie, dónde está el raciocinio humano, cómo presumir responsabilidad y consciencia ambiental.
¿Cómo pretendemos sobrevivir basando nuestra alimentación en productos chatarra? ¿Cómo ambicionar el desarrollo mental e intelectual de nuestra población si 20 millones padecen desnutrición? ¿Cómo promover el uso de alimentos para producir agrocombustibles? Simplemente esto no es racional.
Es necesario entonces, reconsiderar nuestra postura por el sector agrícola nacional. Sabernos dependientes de este sector y admitir que de no darle la importancia que merece, pronto; nuestra sociedad, como el campo, se marchitarán.
