Salud y Educacion

Niños jornaleros, una cosecha sin esperanza

En muchos casos, los niños son el principal sostén económico de las familias que trabajan en el campo de nuestro país, convirtiéndose al mismo tiempo en una fuerza laboral que detona el desarrollo de regiones agrícolas; sin que ello se traduzca en atención a su salud, nutrición y educación, derechos fundamentales que les corresponden por mandato constitucional.

En trabajo de infantes representa 24.3 por ciento del número total de jornaleros agrícolas que cada año salen hacia otros estados del país. Esto refleja lo que ocurre en el contexto nacional, pero que se eleva considerablemente en regiones donde se producen cultivos altamente demandantes de mano de obra como las hortalizas.

Tal es el caso de  “la melonera de Huetamo (48.2); las costas centro (37.3) y norte (34.3) de Sinaloa, costa centro de Nayarit (36.2) y valle de Vizcaíno (30.4)”, señalan datos del Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas (Pronjag) de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), que busca mejorar las condiciones de vida y trabajo de la población jornalera de nuestro país.

En este sentido, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef-México), refiere que prácticamente todas las actividades de corte de hortalizas demandan el empleo de mano de obra infantil, siendo la cosecha de tomate una de las más importantes.

La presencia de familias completas es mayor en esta tarea, y dado que en muchos casos las remuneraciones son iguales para adultos y niños ($100.00 pesos por tarea, específicamente en Sinaloa), la participación de menores de edad representa un fuerte porcentaje del ingreso familiar.

En su Diagnóstico sobre la condición social de las niñas y niños migrantes internos hijos de jornaleros agrícolas”, realizado en los campos agrícolas de 23 regiones del país, Unicef-México detalla que de los 16 mil 478 niños que reportaron haber trabajado, la mayoría se dedicó al corte de hortalizas, pues únicamente un 2.4 por ciento trabajó en el café y otro 1.7  por ciento en la caña de azúcar. Siendo el corte con, 82 por ciento una de las labores más representativas en las que se emplean niños.

Los tratan como adultos

Las estimaciones más recientes sobre el trabajo infantil del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI-2002), indican que son aproximadamente 3.3 millones de niños -entre 6 y 14 años- los que trabajan en nuestro país; de estos se calcula que aproximadamente 350 mil, lo hacen dentro de los campos agrícolas o en labores domésticas mientras sus padres están en la cosecha.

El diagnóstico sobre la condición social de los hijos de jornaleros agrícolas de Unicef, afirma que  cuando una niño cumple los 6 años de edad es considerado apto para el trabajo, aunque son los niños de 10 años los que tienen mayor presencia laboral, sin embargo, es a partir de los 12 años cuando aparecen registrados en la lista general de trabajadores.

Los niños y niñas empleados en el sector agrícola de nuestro país, cumplen jornadas que van de 8 hasta 12 horas de trabajo durante seis días a la semana (a veces la semana completa), en condiciones iguales a las de un adulto y percibiendo el mismo sueldo; por lo que resulta común que los padres los integren al trabajo para aumentar el ingreso familiar.

Ésta situación, resulta ser un patrón que se repite en la mayoría de las familias de migrantes jornaleros, pues al igual que sus hijos, los padres se iniciaron en el trabajo entre los 6 y 14 años de edad.

Por si fuera poco, aunado a la obligación de trabajar, la mayor parte de los niños que emigran con su familia en busca de ingresos se enfrentan frecuentemente con la discriminación por etnia, género o por hablar alguna lengua indígena, ya que la mayoría de ellos proviene de las comunidades autóctonas del país.

Sólo 10% asiste a la escuela

La situación de los hijos de jornaleros agrícolas es calificada y reconocida por las propias autoridades, como uno de los grupos de mayor marginación y exclusión de los servicios sociales, de la educación y la protección.

En ese sentido, la Secretaría de Educación Pública (SEP), reconoce que menos del 10 por ciento de estos pequeños asisten a la escuela debido a complicaciones administrativas por cambiar de lugar de residencia, porque tienen que trabajar o porque no hay escuelas equipadas para ellos.

La Unicef ubica al trabajo como una de las principales razones por las que los hijos de jornaleros agrícolas no asisten a la escuela, pero también devela la existencia de otras razones importantes como el maltrato que algunos niños sufren en las escuelas; la falta de apoyo para aprender; la dificultad para adaptarse cuando los maestros no hablan idiomas indígenas; los obstáculos administrativos para inscribirse (falta de acta de nacimiento), así como la falta de respaldo por parte de sus padres.

Datos del Programa de Educación Primaria para Niños y Niñas Migrantes (PRONIM), de la SEP, indican que el 50 por ciento de los niños entre 6 y 14 años que asisten a la escuela se encuentran en el primero o segundo grado de primaria, por lo que son el grupo que registra el más alto índice de rezago educativo del país.

En lo que a salud se refiere, las condiciones de éstos niños son precarias. El Programa Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil (IPEC) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), estima que 132 millones de niños y niñas trabajan en campos y plantaciones de todo el mundo, expuestos con frecuencia a peligros y riesgos asociados a la manipulación y aplicación de pesticidas tóxicos, el uso de herramientas afiladas, la realización de tareas bajo temperaturas extremas, la operación de vehículos y maquinarias pesadas, entre otros.

Las enfermedades más comunes que presentan los niños jornaleros -al igual que sus padres- son: infecciones en vías respiratorias agudas, enfermedades en ojos y piel, dolores de cabeza, altas temperaturas corporales a causa de la insolación, dolores musculares, traumatismos y heridas, así como afección en los riñones, tan sólo por mencionar algunas, sin olvidar que el 42 por ciento padece algún grado de desnutrición.

Encuentro para mejorar situación de niños jornaleros

En días pasados en Sinaloa por primera vez se reunieron autoridades federales, estatales, empresarios agrícolas y organismos internacionales, con el propósito de impulsar propuestas sobre políticas públicas que garanticen la protección y los derechos de los hijos de familias jornaleras agrícolas.

De la cual surgieron acuerdos y compromisos, como la creación de una boleta escolar única que permitirá a los niños acreditar y dar continuidad a sus estudios, independientemente de su constante cambio de domicilio.

Además acordaron realizar esfuerzos para registrar a los niños y niñas que no cuenten con acta de nacimiento, para que puedan acceder a los servicios sociales, lo cual se hará a través de unidades móviles de registro en los lugares de destino.

Las instancias participantes se comprometieron a coordinar acciones entre estados sobre el sistema de inspección en los campos agrícolas para no permitir la mano de obra infantil y denunciar las contrataciones de jornaleros agrícolas y sus familias, que realizan enganchadores al margen de la ley.

Para atender todo lo anterior, se estableció la creación de la “Coordinación Interestatal para la Protección de Derechos de los Hijos e Hijas de Familias Agrícolas”, que tendrá como objetivo la articulación de acciones entre estados e instituciones involucradas, así como dar seguimiento a los acuerdos y compromisos derivados de dicho encuentro.

Mientras se dan estas reuniones y se toman acciones, los niños jornaleros siguen trabajando en las regiones agrícolas, con el único objetivo de aumentar un poco el ingreso que permita a él y sus familias sobrevivir cada día.

 

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