Agro Global

Malezas, enemigo natural número uno de la agricultura

Dicha cifra, representa unos 70 mil millones corresponden a pérdidas en países pobres. Para tener una dimensión ésta perdida, el monto representa cerca de 380 millones de toneladas de trigo, más de la mitad de la producción mundial prevista para el presente año.

Datos del organismos neozelandés Land Care –difundidos por la FAO— comparan esta pérdida con los 85 mil millones de dólares que provocan los patógenos en la agricultura, unos 46 mil millones los insectos-plaga y 2 mil 400 millones los animales vertebrados.

El organismo advierte que el daño económico podría ser aún mayor si se tiene en cuenta que más de la mitad del tiempo que los agricultores pasan en sus campos se dedica a la eliminación de hierbas. Por ello se deduce que si las explotaciones agrícolas quieren mejorar su productividad, uno de sus objetivos prioritarios es mejorar el manejo de malezas.

La FAO apunta que mientras sequías, plagas y enfermedades como la gripe porcina llaman la atención porque sus consecuencias son dramáticas; las malezas hacen daño de forma callada y durante todo el año, un año tras otro, y es una de las principales causas del hambre que afecta al orbe.

Una sola variedad, el jopo (orobanca o hierba tora en algunos países, ndr) una agresiva maleza con raíz que ataca a las legumbres y verduras, puede producir la pérdida total de la cosecha y, además, dejar campos estériles durante años.

El organismo expone que el manejo integral de malezas no consiste sólo en rociar con herbicidas. La rotación de cultivos es una técnica eficaz, ya que las malezas a menudo están adaptadas biológicamente a un determinado cultivo alimentario, por lo que el cambio lleva a reducir su presencia. También es importante el uso de semillas certificadas de calidad, ya que muchas de las que se utilizan por los campesinos están contaminadas.

Solarización

La solarización es una sencilla técnica que evita usar productos químicos y que es útil para eliminar las semillas y plántulas de malas hierbas, así como muchas enfermedades y plagas del suelo. Consiste en colocar láminas transparentes de polietileno sobre la tierra húmeda durante los meses calurosos del verano, con lo que la temperatura del suelo aumenta a un nivel que es letal para las malas hierbas.

Si es cierto que el uso apropiado de herbicidas modernos es necesario para hacer frente a la demanda creciente de alimentos, es deseable un mayor uso de métodos sin productos químicos, no sólo por motivos medioambientales, si no también debido al problema del aumento de la resistencia a los herbicidas. En Estados Unidos, por ejemplo, ya hay 13 especies de malas hierbas que son resistentes al glifosato, el herbicida de uso más corriente.

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