En paralelo, la Secretaría de Hacienda presentó el Fondo nacional para la administración de riesgos de precios agropecuarios (Fonarpa), que con casi mil millones de pesos pretende proteger a los productores de variaciones en precios agropecuarios. Entrará en operación este mes y será administrado por la Financiera Rural (Finar) en la parte agrícola, y por Agroasemex en la vertiente pecuaria.En la presentación del Programa de inducción y desarrollo del financiamiento rural 2009, el titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Alberto Cárdenas Jiménez, afirmó que el financiamiento al campo es un detonador del desarrollo integral, por lo que “debemos transitar en los años por venir a un esquema que sustituya subsidios a fondo perdido por financiamiento productivo”.Explicó que a través del Pidefimer (Programa de Inducción y Desarrollo del Financiamiento al Medio Rural) se realizó la transferencia de 3 mil 848 millones de pesos, los cuales serán operados por los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) y la Finar, a través intermediarios financieros del sector rural. Ambas instituciones buscarán que la cartera de crédito crezca, en forma conjunta este año 10 por ciento en términos reales, respecto al año anterior.El secretario de Hacienda, Agustín Cartens, destacó que a pesar de las actuales condiciones financieras globales, durante 2008 la banca de desarrollo logró aumentar su derrama crediticia en el campo en 32 por ciento, respecto del total otorgado en el 2007. Previó que el Fondo Nacional de Garantías (Fonaga) detone financiamientos por más de 23 mil 500 millones, a través de la banca de desarrollo.Rodrigo Sánchez Mújica, director general de FIRA; puntualizó que para 2009, la dependencia tiene autorizado un programa de descuentos por 84 mil 481 millones de pesos, superior en 10 por ciento respecto al de 2008.Indicó que en el primer trimestre del año se observa un incremento anual del 22 por ciento en el financiamiento total y se han operado con Fonaga casi 4 mil millones en beneficio de 250 mil productores.Fonaga –anotó-- es un programa innovador, que además de haber multiplicado los recursos que anteriormente iban a fondo perdido, permite una mejor administración del riesgo crediticio, incorporando a un mayor número de productores que antes no tenían acceso al crédito formal.Al cierre del 2008, precisó, con Fonaga se descontaron créditos por 8 mil 288 millones de pesos, en beneficio de 472 mil productores, la gran mayoría de ellos no había tenido acceso al crédito formal. El financiamiento se ha orientado en 99 por ciento en forma preferente hacia los pequeños y medianos productores; donde 58 por ciento son de las regiones sur y sureste.Banca de desarrollo anticíclicaEnrique de la Madrid, director general de Finar, expresó que en la difícil coyuntura económica actual, caracterizada por una contracción del crédito al sector productivo, las instituciones de banca de desarrollo cumplimos un papel anti-cíclico, expandiendo el crédito para apoyar proyectos productivos viables del sector rural. Empero, agregó, a fin de aumentar el nivel de financiamiento al campo es indispensable mejorar la productividad y rentabilidad de sus unidades productivas.Expuso que para fines del 2008, el saldo del financiamiento público y privado al sector agropecuario fue de 106 mil millones de pesos, superior en 19 por ciento en términos reales al saldo registrado en el año 2007. Sin embargo, reconoció que dicho monto es aún inferior al saldo de financiamiento de principios de esta década y significativamente menor al saldo registrado a principios de los años noventa.Resaltó que durante 2008, Finar otorgó la cifra récord de 23 mil 698 millones de pesos en financiamientos a proyectos productivos del sector rural, un incremento en términos reales del 32 por ciento, respecto a la colocación crediticia del 2007.Enrique de la Madrid dijo que de acuerdo con Sagarpa, en México existen 4 millones de unidades de producción rural, de las cuales 6 por ciento lo integran productores de gran escala, competitivos y altamente tecnificados; 18 por ciento son productores en transición y 76 por ciento pequeños agricultores de autoconsumo o subsistencia, con baja producción y productividad.“El reto que todos enfrentamos es lograr que un mayor número de productores de autoconsumo o subsistencia aumenten su productividad y rentabilidad, migrando hacia esquemas de agricultura comercial que les permita competir exitosamente en México y en el mundo”.
