Política Agrícola

Inhibe legislación desarrollo de energías limpias y producción de biocombustibles: Sagarpa

A México “hay que soltarle los grilletes, para que se eleve el globo”. Porque bien pudiéramos ser muy grandes. Ser vanguardia productiva. Punteros agropecuarios. Estar en los lugares estelares del mundo industrializado, en materia alimentaria y agroindustrial. Ser el hermano mayor de Latinoamérica… pudiéramos ser tantas cosas. Pero no. El país permanece engrilletado al rezago, a depender de los dueños del mercado internacional (léase países industrializados). Y, en esto, la globalización vino a darle la puntilla a México.

La frase de inicio es de Francisco Mayorga, secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa). El restante de la reflexión, se desprende de una entrevista de 30 minutos que concedió el funcionario antes de salir a una de sus ya cotidianas giras por el interior del país.

Los últimos 20 años de historia de México calan hondo en el fracaso agropecuario. En 1992 se auguró un campo ganador, mediante la reforma del Artículo 27 de la Constitución, porque la medida privatizaría al ejido, como aguacero de verano, y eso borraría del mapa agrario el “tan dañino minifundismo”, que atora el desarrollo del campo en México. Se allanaría el camino para el Tratado de Libre Comercio con Norteamérica. Pero nada. Al contrario. “De 1991 a 2008 la atomización de la propiedad de la tierra, se agudizó” y hoy el minifundio se multiplicó, con todo lo que ello significa para la producción de alimentos, precisa.

Y es que las leyes no dejan que México crezca. Lo tienen encadenado al atraso histórico. Hoy hasta los países Centroamericanos, son más grandes que  México. Por ello, el reto  para el secretario Francisco Mayorga, es romper los grilletes que atan al campo, “convencer a los compañeros de gabinete, a las organizaciones de productores, al Congreso, a los gobernadores, a los medios de comunicación, de que el campo tiene un potencial importante, de que no es un mero discurso, sino una convicción profunda que constato todos los días durante los viajes que realizo al interior del país, como en las visitas al extranjero, en las que veo la demanda de productos mexicanos, que representan un gran potencial de oportunidades que tiene el sector”.

Todo está en la mesa: la posición (geográfica) de México, su diversidad de climas, sus puertos y fronteras, sus tratados comerciales. Todo trabado, precisa Mayorga y apunta que la globalización ha estandarizado mucho los hábitos de consumo. Por ejemplo, “en todo el mundo la gente desayuna jugo de naranja, huevos y café: el famoso desayuno americano, que ahora ya es el desayuno mundial”. Y aunque México produce todo eso, para aprovechar ese potencial se necesita destrabarlo.

Cambio climático; ser o no ser

La agricultura se está viendo en forma ambigua en el tema del cambio climático. Por una parte, contribuye por la generación de gases de efecto invernadero, que se originan en las prácticas del cultivo o por los rumiantes, que en sus procesos digestivos liberan grandes cantidades de metano. Pero, el sector,  también se ve como un gran resumidero de carbono y de esos gases, si se maneja adecuadamente. Y está surgiendo el tema de los biocombustibles o energías renovables que utilizan biomasa. La secretaría está queriendo trabajar en los dos lados, afirma el secretario Mayorga al tocar el tema que trae de cabeza al mundo.

En la parte de captura y reducción de emisiones, los biodigestores es lo más concreto, lo más importante, porque a través de la ganadería porcina y bovina se generan millones de toneladas de residuos y si no se manejan de manera adecuada van a contribuir a la liberación de metano, entonces lo más práctico ha sido poner biodigestores en establos, en granjas porcinas, para que ese metano se convierta en energía que pueda ser utilizable en la producción pecuaria o agrícola. Se puede dar el caso de que el metano se utilice para generar electricidad que se utiliza en los equipos de los establos de vacas lecheras, o se genere calor para los invernaderos, por ejemplo.

Pero también se están fabricando compostas utilizadas como biofertilizantes. Un ejemplo de esto es la cachaza que se produce en los ingenios y los estiércoles que se genera en los grandes corrales de engorda y establos lecheros, así como los residuos que quedan en los empaques de frutas y hortalizas. Este tipo de fertilizantes se está distribuyendo en pequeñas superficies, “aún no logramos hacerlo en las grandes”, dice.

Precisa: “en todo esto estamos capacitando a los productores, porque aprovechar y producir energías limpias no es tan sencillo que la gente lo asimile, toda vez que representa un cambio radical en sus formas de trabajo y producción”.

–¿Esto no ha causado un shock de mercado en el campo?

–En una mayoría de casos no se trata de proyectos excluyentes, en ellos las técnicas conviven o se mezclan, porque obtener grandes rendimientos de granos y oleaginosas con puro material orgánico, no es fácil. Se necesita complementar el nutrimento de las plantas con algún producto químico.

“Claro que en el largo plazo sí existe la necesidad de buscar alternativas a los fertilizantes químicos, porque hay fuentes de nutrientes que están limitadas, que no son infinitas. Por ejemplo el fósforo”.

–¿En qué lugar y momento está México, a nivel Latinoamérica y mundial, en la generación de energías limpias?

–El Banco Mundial nos ha financiado parte de los proyectos de energías limpias. Algunos de esos recursos son donativos a fondo perdido y otros son créditos. Cabe mencionar que México obtuvo un premio en 2009, por el uso de energías limpias. Entonces yo diría que en algunas áreas estamos delante de otros países del nivel de desarrollo similar al nuestro. Por ejemplo, en el uso de biodigestores estamos adelante en América Latina…

–¿inclusive de Brasil?

–En el caso de Brasil y Argentina, ellos tienen superficie cultivable mucho mayor a la de México, entonces ellos generan mucho más biomasa que nosotros, pero si partimos de los porcentajes en cuanto al uso de biodigestores, México está por encima de ellos.

     

Energías limpias atoradas por las leyes

“En lo que vamos muy atrasados, es en el uso de energías limpias para generar electricidad en los procesos productivos del sector agropecuario. Por ejemplo, generar electricidad con bagazo de caña, en los ingenios, prácticamente no existe. Contrario a lo que sucede en Brasil, Colombia, Guatemala, El Salvador. O sea, muchos países mucho más pequeños que el nuestro ya llevan avances importantes, respecto a México”, precisa Francisco Mayorga.

–¿Cuál ha sido la traba aquí?

–La legislación en materia de producción y distribución de energía eléctrica sigue siendo muy compleja y falta infraestructura. Aquí, en México, la infraestructura para conectarse a las redes eléctricas la hace el particular, pero luego se dona a la Comisión Federal de Electricidad, y pues ese es un costo muy importante que inhibe la expansión de este tipo de proyectos.

 El secretario de Agricultura es un hombre que habla pausado y en su expresión manifiesta seguridad en su decir. Procura ayudarse lo menos posible con las manos para explicar y definir los conceptos, las palabras, que utiliza en cada respuesta. No titubea. Afirma:

“También en etanol y biodiesel estamos muy atrás, comparado con países de América Latina. Brasil es el puntero, Colombia es muy importante, inclusive, países de Centroamérica ya van delante de nosotros, y es por lo mismo, porque las situaciones jurídicas, en este caso la Ley Azucarera, está imponiendo camisas de fuerza a lo producción de etanol con base a caña de azúcar, y la producción de etanol a base de granos también está atorada por bases legales, porque en algún momento se percibió que pudiera competir con la producción de alimentos y es por ello que se frenó, cuando existen espacios para conciliar la producción de alimentos y de biocombustibles.

–¿Qué pasa con la jatropha?

–En el caso de la producción de biodiesel con jatropha, el proyecto sigue caminando, incluyendo la higuerilla, que son cultivos que no compiten con el consumo humano. En el mismo sentido se está trabajando con sorgo dulce. Existe un proyecto muy maduro, pero está detenido, porque la planta de etanol, que ya está construida en Sinaloa, no ha podido operar debido a la prohibición del uso de maíz para producirlo.

–¿Representa un riesgo el uso de maíz, para producir etanol, toda vez que México importa cantidades importantes del grano para completar su abasto?

–En Sinaloa no. Porque en esa entidad hay excedentes de cereal que terminan exportándose con subsidios gubernamentales importantes. Ahí no compite la producción de etanol base maíz, con el consumo humano. Además se debe tomar en cuenta que en el proceso para obtener biocombustible con el cereal, se genera un concentrado con alto contenido de proteína, que puede ser utilizado por el ser humano o para alimento de animales.

–¿Habría que hacer reformas muy profundas para destrabar esto?

–En el caso del maíz, no. Ahí es una reforma de un párrafo de la Ley de Bioenergéticos, que ya estaba muy adelanta su negociación en el Senado, por parte del senado Alberto Cárdenas, pero quedó interrumpida al terminar el periodo de sesiones. Seguramente en el próximo periodo, en septiembre, pase la modificación y se pueda abrir la puerta para generar etanol  base maíz. Por lo menos en Sinaloa.

 “En la caña es más complejo, porque las Ley no les da certidumbre jurídica a los inversionistas para meterse al sector de los biocombustibles, y también desde el punto de vista de la cogeneración de energía eléctrica en los ingenios, pues toda la Ley sigue siendo una limitante. No es que no se pueda, sino que genera costos muy altos”.

Los pequeños ya son más grandes que nosotros

–¿Esto nos rezaga como país, frente a Latinoamérica?

–Esto hace más largo el proceso de contribuir a la reducción de gases  de efecto invernadero, es decir, todos los planes contra el calentamiento global, van a ir más lentos. Otro problema es que a los productores mexicanos e inversionistas se les limita en esos campos, cuando podrían aprovecharlos para crear nuevos negocios, más empleos, ahorrar divisas, desarrollar tecnología. La sociedad en su conjunto está perdiendo oportunidades por estos candados jurídicos.

Francisco Mayorga abre un breve espacio en su respuesta. Descruza los brazos, quiere reforzar alguna idea con ademanes, que corta a medio vuelo. Regresa las manos sobre la orilla brillante de la mesa. Ahí las deja con los dedos enlazados. Firmes. Una  vez más, es su dicción serena la que hace afirmaciones contundentes. 

“El desarrollo de tecnologías mejores, tiene que empezar con lo actual. Lo mejor es tener biocombustible de segunda generación, donde se trabaje con biomasa en lugar de usar granos. Pero utilizar esa tecnología implica que dominemos primero la tecnología actual y migremos a las nuevas, con investigación propia. De otra manera siempre se la vamos estar comprando a quien vaya adelante”.

–¿Qué tanto dependemos, en esto, del exterior?

–En lo que son las plantas industriales procesadoras de materias primas para producir etanol, dependemos totalmente de la tecnología de Estados Unidos, Europa, Brasil, Colombia, inclusive, del Lejano Oriente.

 “En la parte de jatropha y de higuerilla, tenemos ventajas, porque en el caso de la jatropha, es una planta nativa de México y hay especies que no son tóxicas. Eso nos da una ventaja enorme. De hecho hay países que están viniendo a llevarse todo este tipo de semillas y conocimientos, para aplicarlos ellos. Pero de nada nos sirve tener es ventaja si no somos capaces de llevarla a proyectos concretos, productivos, que es donde tenemos los frenos, limitantes, a los que me he referido”.

 –¿En este sentido, en qué lugar está México, respecto a Latinoamérica y sus principales socios comerciales?

      –Yo creo que podríamos ir mucho más rápido. Los países punteros de América Latina, son Brasil y Colombia, en la diversificación de fuentes para la producción de biocombustibles y escala.

      “Países como Guatemala, El Salvador, Costa Rica, también van avanzando más rápido que México. No estamos en ceros, pero sí en una posición intermedia, como Bolivia y Perú. Sin embargo, no estamos donde debiéramos estar de acuerdo a nuestro potencial y tamaño de país. Eso es lo lamentable. Triste.

 ¿Es cierto que importamos más de 60 por cierto de los alimentos que consumimos?

      –Más allá de las cifras, que sí es cierto, es cierto que las importaciones de granos, oleaginosas y cárnicos. Han aumento, también hay que ver que ha cambiado drásticamente la dieta del mexicano. Hace 20, 25 años, nuestra dieta era básicamente maíz, frijol, chile y eventualmente carne de res o cerdo. En la actualidad, los granos han perdido peso en la dieta popular y ha ganado importancia la proteína de origen animal. Huevo y pollo, fundamentalmente, aunque también ha aumentado el consumo de lácteos, de la carne de cerdo y algo la de res.

 “Para hacer posible, esto último, se necesita traer grandes cantidades de granos y oleaginosas para alimentar los animales que son para consumo humano. En la primera etapa del cambio de los hábitos de consumo, yo diría que no es preocupante el aumento de las importaciones, porque hay una mejoría en la nutrición del pueblo. Pero también es una situación similar a la de los biocombustibles, o sea, podríamos estar mejor, porque podríamos aumentar mucho la oferta de granos a nivel local, si tuviéramos otro marco institucional para la agricultura.

 “Por ejemplo, nos limita mucho el minifundio, porque los granos y oleaginosas se producen muy bien en grandes superficies y no en pequeñas parcelas que están en laderas. Entonces tendríamos que buscar las superficies para apresurar la oferta de granos”.

Fracasó la reforma del 27 constitucional

–Ese fue el sentido de la reforma del Artículo 27 de la Constitución ¿Cierto?

–Sí, pero no avanzamos absolutamente nada. El censo agropecuario más reciente, muestra que de 1991 a 2008 se agudizó la pulverización de la muy pequeña propiedad: se incrementaron. En cambio la propiedad media quedó casi inalterable en su número, y aumentaron las grandes propiedades. Volvemos a lo mismo, México pudiera estar mejor si hiciera algunos cambios en su estructura jurídica de la tenencia de la tierra.

–¿Qué marcó el cambio de dieta de los mexicanos?

–La apertura comercial. Se pudieron importar una gran cantidad de alimentos a precios muy competitivos, económicos. También las materias primas se pudieron traer libres de arancel y permitieron producir localmente. Se trajo tecnología, maquinaria, equipo, información, que permitió aumentar fuertemente la oferta de cárnicos y lácteos. Entonces, es un fenómeno que se está observando en todo el mundo, por eso las perspectivas de que China, India y los países de América Latina, incrementen su consumo de proteína de origen animal en el futuro próximo, llevó a la FAO pronosticar que para 2050 será necesario duplicar la producción de alimentos, sobre todo de granos en el mundo. Ese es el gran reto de la humanidad.

El secretario Mayorga se despide, no sin antes dejar bien claro que el verdadero motor del mercado mundial de alimentos, de ahora en adelante, son China e India. Mientras tanto México seguirá sumido en la estela que dejan los países que abordaron el vuelo al desarrollo, inclusive de los más pequeños. México ya no es el gran hermano latinoamericano.

*Periodista especializado en el sector agropecuario. Colaboración especial para Imagen Agropecuaria.

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JUAN DANELL SÁNCHEZ

*Reportero mexicano especializado en temas agropecuarios, indígenas, de derechos humanos y desarrollo sostenible. jdanell@hotmail.com

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